¿Qué es la fenología y por qué es importante?

Los agricultores plantan sus semillas en una determinada época del año para verlas crecer y madurar para la cosecha. Determinadas especies de aves programan su migración para llegar «a tiempo» a polinizar las plantas de las que se alimentan. Estos son ejemplos de fenología, el estudio de los eventos del ciclo anual de la naturaleza y el impacto del cambio en los distintos organismos, sus ecosistemas y su supervivencia.

La gente ha sido consciente de la fenología desde la aparición de los cazadores y recolectores, que dependían del conocimiento de las estaciones para sobrevivir. El primer uso del término «fenología» fue alrededor de 1853 por el botánico belga Charles Morren. Sin embargo, el primer trabajo fenológico se escribió mucho antes, en 1736, cuando lo utilizó el naturalista inglés Robert Marsham. Marsham también escribió el primer texto fenológico, Indicciones de la primavera. Desde entonces, la fenología se convirtió en una ciencia cada vez más importante, pero sólo en las últimas décadas los botánicos y biólogos se han centrado en la fenología como un importante indicador del cambio climático.

Cuando acontecimientos como los nuevos patrones climáticos afectan a la fenología, los resultados pueden ser significativos o incluso catastróficos. Por esta razón, la fenología se ha convertido en un foco de atención importante para los investigadores interesados en el cambio climático.

¿Por qué estudiamos la fenología?

Primavera y tiempo de arar la tierra

El saltamontes come hojas tiernas de hierba, la rana se come al saltamontes, la serpiente se come a la rana y el halcón se come a la serpiente. Éste es un ejemplo clásico de una red alimentaria. ¿Pero qué ocurre si el saltamontes sale del cascarón antes de que la hierba esté lista para ser consumida? Toda la red alimentaria puede colapsar. Esto ocurre si las orugas no han eclosionado a tiempo para que los polluelos se las coman, o si las larvas no están disponibles en los arroyos de agua dulce cuando los juveniles de perca han eclosionado.

Aunque no dependemos necesariamente del saltamontes o del halcón, estudiamos la fenología porque nos proporciona un calendario para plantar y cosechar nuestros alimentos. Los agricultores, en particular, dependen de los datos fenológicos para evitar las heladas tempranas y tardías y para fertilizar sus cultivos. Dado que la fenología es tan básica para el ciclo natural y la salud de los ecosistemas, comprenderla y aplicarla es básico para la condición humana. Durante la década de 1850, el filósofo y naturalista Henry David Thoreau pasó tiempo en el bosque registrando cuidadosamente sus observaciones fenológicas en el estanque Walden de Concord, Massachusetts. Estas cuidadosas observaciones han permitido a los fenólogos actuales comparar la fenología actual con la de hace 150 años, y predecir mejor los próximos acontecimientos que se producirán como consecuencia del cambio climático. Investigaciones como ésta proporcionan herramientas para:

  • seleccionar el momento adecuado para plantar y cosechar los cultivos.
  • Las plantas invasoras.
  • gestionar las plantas y los insectos invasores.
  • Asegurar el bienestar futuro de los cultivos.
  • Garantizar el bienestar futuro de las plantas y los animales afectados por el cambio fenológico.
  • Por lo tanto, es necesario que los agricultores sepan que el cambio fenológico no es un problema.

Se trata de un tema de gran importancia para la sociedad.

Fenología y cambio climático

Oruga y hojas de roble

El impacto del cambio climático puede analizarse estudiando el cambio fenológico. Las flores florecen antes, los animales emigran fuera de su horario, las hojas de otoño caen más tarde en la estación… aunque a veces parezcan sucesos inofensivos, pueden provocar problemas en las especies que tienen un efecto dominó en el resto del ecosistema.

A medida que las plantas y los animales responden al cambio climático, sus cambios de hábitos repercuten en los recursos y comportamientos de la flora y la fauna de su entorno. Por ejemplo, muchas plantas de bosques tropicales florecen sólo durante unos días cuando las lluvias intensas siguen a una sequía. Luego producen frutos en unas semanas, proporcionando alimento a una amplia gama de insectos y animales de la selva tropical. Si el cambio climático provoca una diferencia en la secuencia sequía/lluvia, la cantidad de flores y frutos puede reducirse o, en el caso de un tiempo muy húmedo, pueden desaparecer por completo. Si esto ocurre, muchas especies podrían morir de hambre, lo que reduciría la disponibilidad de alimentos para más especies.

El cambio climático también puede crear un desajuste entre el momento en que los alimentos están disponibles y el momento en que los consumidores están disponibles para comerlos. Un ejemplo de este desajuste es la red alimentaria roble-oruga-herrerillo común en Holanda. Las temperaturas más cálidas provocaron la aparición más temprana de las hojas de roble, el nacimiento más temprano de las orugas y el consumo más temprano de las hojas de roble por parte de las orugas. Pero los herrerillos, los pájaros que suelen comer las orugas y gestionar su población, no alteraron su época habitual de anidación y reproducción. En consecuencia, los herrerillos perdieron la oportunidad de darse un festín de orugas, y su población disminuyó mientras aumentaba el número de orugas.

Debido a que los fenómenos fenológicos son tan sensibles al cambio climático, la fenología se ha convertido en un indicador principal que los investigadores pueden utilizar para estudiar y predecir su impacto. Cuanto más sepan los investigadores sobre la fenología, más éxito tendrán a la hora de comprender por qué un animal puede alimentarse de un nuevo tipo de planta, forrajear en un nuevo lugar o desarrollar diferentes hábitos de reproducción. También ayuda a explicar por qué una planta concreta puede producir semillas o frutos en un punto diferente del ciclo fenológico.

La Red Nacional de Fenología, así como organismos gubernamentales como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, están trabajando para recopilar registros fenológicos a largo plazo relacionados con una gran variedad de plantas y animales. Estas herramientas facilitarán a los investigadores la comparación y el contraste de las respuestas de las plantas y los animales al cambio climático a lo largo del tiempo y en diferentes lugares. Armados con esta información, los gestores del territorio estarán mejor equipados para planificar el impacto del cambio climático en las plantas, los animales, las actividades recreativas, la silvicultura y la agricultura.

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