Los proyectos educativos de medio ambiente son claves para cumplir con el ODS

Todo empieza por la educación y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas tienen en cuenta esta premisa. El objetivo número 4, “Educación de calidad”, reconoce la necesidad de avanzar conjuntamente hacia este propósito, proyectos educativos de medio ambiente y universalizar el acceso a la educación de forma que se erradiquen las desigualdades (sea por género o por condición social) definitivamente en todas las escuelas del mundo.

Sin embargo, mientras los diecisiete ODS incorporan la idea transversal de la sostenibilidad -por algo se llaman “objetivos de desarrollo sostenible”- entre las metas del ODS número 4 no hay una concreta dedicada a los contenidos de educación ambiental. Pero ya se han encargado los propios educadores de demandar esta incorporación en los manuales de enseñanza.

La Cátedra de Ética Ambiental de la Universidad de Alcalá publicó en 2015 un estudio sobre los “Valores y enfoques ambientales en la enseñanza secundaria obligatoria a través de los libros de texto”. Los profesionales que elaboraron esta guía detectaron que la educación ambiental que se recibe en los colegios “no promueve unos valores éticos adecuados para transformar las actitudes de los alumnos hacia una conservación ambiental más comprehensiva”.

Tabla de contenidos

Los libros de texto de Ciencias de la Naturaleza y Ciencias Sociales no responden a las necesidades medioambientales

Analizando el tipo de contenidos recogidos en los libros de texto, los profesionales que redactaron este estudio señalaron que “sobresalen los de tipo conceptual, aquellos que se centran en el saber (en describir, reconocer, clasificar objetos, sucesos, ideas, etc.), mientras que los actitudinales que desarrollan las tendencias a comportarse de una manera determinada ante situaciones, objetos, sucesos, normas, valores, etc., tienen una escasa representación”.

Advirtieron que este tipo de contenidos teóricos, “muy cerrados”, fomentan la memorización literal del conocimiento científico sobre los temas medioambientales, “pero en ningún caso despiertan en el alumnado ni valores o sentimientos, y ni mucho menos desarrollan el sentido crítico con respecto a las acciones del hombre sobre el medio natural. En definitiva, se constituyen en afirmaciones absolutas listas para ser memorizadas, que no invitan a la explicación, la reflexión y a la acción”.

Importancia de la educación ambiental

Ya en 1972, se alertaba durante la Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Estocolmo de los problemas ambientales a la vez que se resaltaba el papel clave de la educación en este sentido. En esta conferencia destacaron que: “es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos, que preste la debida atención al sector de población menos privilegiada para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades, inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejora del medio en toda su dimensión humana”.

El documento final de la cumbre, celebrada hace nada menos que 46 años, indicó que “es también esencial que los medios de comunicación de masas eviten contribuir al deterioro del medio humano y difundan por el contrario, información de carácter educativo sobre la necesidad de protegerlo y mejorarlo, a fin de que el hombre pueda desarrollarse en todos los aspectos”.

Se necesitan Contenidos transversales en los proyectos educativos de medio ambiente

A juicio de los educadores de la Universidad de Alcalá autores del informe sobre educación ambiental, “la necesidad del tratamiento de los contenidos transversales emerge de una demanda social, de las sociedades desarrolladas, en relación con situaciones problemáticas observadas en el contexto social; degradación del medio natural, social o cultural, existencia de situaciones discriminatorias, etc… Estas situaciones, hacen real la vinculación de la educación a las funciones de socialización y preparación para la vida adulta, teniendo en cuenta, no sólo su dimensión individual, sino también y básicamente la social”.

Así, con la impartición de las asignaturas transversales se pretendía:

  1. Desarrollar en el alumnado una conciencia crítica que les permitiera un protagonismo activo como ciudadano en su medio natural, social y cultural.
  2. Ofrecer los conocimientos precisos que potenciasen en el alumno un compromiso razonado con las opciones vitales más adecuadas a los valores aceptados en una sociedad democrática.
  3. Ayudar a tomar decisiones informadas, resistiendo la presión social.
  4. Educar desde unos determinados valores tales como el respeto, la justicia, la cooperación, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad.
  5. Crear un ámbito de reflexión que ayude a orientarse de forma autónoma en situaciones de conflicto de valores.
  6. Potenciar estilos de vida saludable que contemplen las dimensiones del ser humano referidas al bienestar físico, psíquico, social y de relación con el entorno.
  7. Afianzar la autonomía personal.

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