Para muchísimas personas, es imposible imaginar su día a día sin plástico. Este material se ha convertido en nuestro compañero constante, ofreciéndonos soluciones prácticas para casi todo. A pesar de su utilidad, el mal uso de los plásticos, junto con una gestión deficiente de estos residuos —optando poco por reutilizar y reciclar—, está causando efectos devastadores en nuestros océanos. Actualmente, la isla de plástico en el Pacífico ya es tres veces más grande que España y, si seguimos a este ritmo, la FAO predice que para 2050, habrá más plástico que peces en nuestros mares.
Con este panorama, la industria, impulsada por leyes europeas cada vez más rigurosas sobre la protección ambiental, se ha propuesto el reto de desarrollar plásticos que sean amigables con el medio ambiente en todas las etapas de su ciclo de vida, desde su creación hasta su reciclaje, pasando por su reutilización y recuperación.
Este desafío representa una oportunidad única para el sector químico, que ahora puede explorar nuevas fronteras de la innovación en el viaje hacia una economía circular, trascendiendo las técnicas tradicionales de recuperación y reciclaje mecánico.
La visión compartida por los expertos en plásticos se centra en revolucionar la forma en que concebimos la durabilidad, el uso y la reutilización de estos materiales, innovando en el diseño de polímeros, ampliando el alcance del reciclaje químico más allá del laboratorio, y explorando materiales alternativos como el CO2, el metano, la biomasa o incluso los residuos.
Fomentando la Innovación y el Desarrollo
La clave para lograrlo reside en la inversión en Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i), aplicando tecnologías emergentes, procesos novedosos y modelos de negocio que alimenten la transición hacia una economía más circular. A nivel europeo, existen incentivos financieros destinados a facilitar la cooperación transnacional entre PYMEs y centros tecnológicos para superar los desafíos de la producción sostenible.
Explorando Nuevos Horizontes de Innovación en Plásticos
Un caso emblemático de innovación surge con la creación de VEnvirotech, una start-up española pionera en la producción de plásticos biodegradables a partir de bacterias. Utilizando un método desarrollado internamente, esta empresa convierte los residuos orgánicos en bioplásticos, no solo aprovechando desechos sino también contrarrestando los efectos nocivos de los plásticos tradicionales.
Este tipo de iniciativas son el foco del Grupo Interplataforma de Economía Circular, que reúne a diversos sectores industriales en España para maximizar el potencial innovador y fomentar la colaboración en pro de la economía circular, alineando sus acciones con las estrategias nacionales y europeas.
En el ámbito internacional, destacamos el caso de Canadá, un país que proyecta mover hasta 3.400 millones de dólares en el mercado de plásticos biodegradables para 2020 y que está invirtiendo fuertemente en innovación. La Universidad de Lethbridge, por ejemplo, recibirá un millón de dólares para fundar un centro especializado en polímeros y tecnologías ecológicas como parte del Plan Canadiense para el Crecimiento Limpio y el Cambio Climático. “Los canadienses entienden la importancia de proteger nuestro entorno y recursos naturales”, señaló Amarjeet Sohi, Ministro de Recursos Naturales, subrayando el compromiso de Canadá con la reducción de residuos plásticos y el apoyo a tecnologías innovadoras.