La minería de aguas profundas se refiere al proceso de recuperación de depósitos minerales de la parte del océano que está por debajo de los 200 metros. Dado que los depósitos minerales terrestres se están agotando o son de baja calidad, los interesados están recurriendo a las profundidades marinas como fuente alternativa de estos minerales. La creciente demanda de metales utilizados para producir tecnologías como teléfonos inteligentes, paneles solares y baterías de almacenamiento eléctrico se ha sumado a este interés.
Pero la minería de aguas profundas tiene consecuencias. El proceso consiste en raspar el fondo del océano con máquinas para recuperar los depósitos, lo que perturba los ecosistemas del fondo del océano y pone en peligro los hábitats y las especies de las profundidades. El proceso también revuelve los finos sedimentos del fondo oceánico, lo que crea penachos de sedimentos. Esto crea una turbidez en el agua que afecta a la productividad biológica de la vida vegetal en el océano, ya que disminuye la luz solar disponible para la fotosíntesis. Además, la contaminación acústica y lumínica de las máquinas mineras es perjudicial para especies como el atún, las ballenas, las tortugas y los tiburones.
Los ecosistemas de aguas profundas están formados por especies que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Las alteraciones de la minería de aguas profundas podrían erradicar por completo estas especies únicas. A continuación, examinamos el impacto que la minería de aguas profundas tiene sobre la biodiversidad y los ecosistemas marinos.
Tabla de contenidos
Cómo funciona la minería de aguas profundas
Según la Enciclopedia de Geología, la minería de aguas profundas comenzó a mediados de la década de 1960, centrándose en la extracción de nódulos de manganeso en aguas internacionales. Comenzó a desarrollarse en la década de 1970, pero la industria minera la consideró desfavorable en la década de 1980. Esto se debió en parte al descenso de los precios de los metales en la década de 1980. Más recientemente, con el aumento de la demanda de depósitos minerales y la disminución de la disponibilidad de los depósitos minerales terrestres, tanto las instituciones públicas como las privadas se han interesado más en explorar las perspectivas de la minería de aguas profundas.
El proceso exacto se produce de forma similar a la minería a cielo abierto en tierra firme. La materia del fondo oceánico se bombea a un barco, luego se carga el lodo en barcazas y se envía a instalaciones de procesamiento en tierra. Las aguas residuales y los restos se desechan entonces en el océano.
Hay tres tipos principales de minería de aguas profundas:
- Extracción de nódulos polimetálicos: Los nódulos polimetálicos se encuentran en la superficie de las profundidades marinas y son ricos en cobre, cobalto, níquel y manganeso. Se ha determinado que estos nódulos tienen un valor económico potencialmente elevado, por lo que han sido objeto de explotación minera en el futuro. Sin embargo, se sabe muy poco sobre la fauna asociada a los nódulos.
- Extracción de sulfuros polimetálicos: Los yacimientos de sulfuros polimetálicos se encuentran en las profundidades marinas, a una profundidad de entre 500 y 5000 metros, y se forman en los límites de las placas tectónicas y las provincias volcánicas. El agua del mar se abre paso a través de grietas y fisuras en el subsuelo marino, se calienta y luego disuelve los metales de las rocas circundantes. Este fluido caliente se mezcla con el agua de mar fría, lo que provoca la precipitación de minerales de sulfuro metálico que se depositan en el fondo marino. Esto crea una zona en el fondo marino que es rica en zinc, plomo y cobre.
- Minería de costras de ferromanganeso ricas en cobalto: Las costras de ferromanganeso ricas en cobalto tienen un alto contenido en metales como el cobalto, el manganeso y el níquel. Estas costras se forman en la superficie de las rocas de las profundidades marinas. Suelen encontrarse en las laderas de las montañas submarinas a profundidades de entre 800 y 2500 metros.
Se trata de una especie de «corteza» que se forma en la superficie de las rocas de las profundidades marinas a una profundidad de entre 800 y 500 metros.
Impactos medioambientales
Las investigaciones actuales indican que las actividades mineras podrían tener los siguientes impactos ambientales en los ecosistemas de aguas profundas.
Perturbación del fondo marino
El raspado del fondo marino puede alterar su estructura, afectando a los ecosistemas de las profundidades, destruyendo hábitats y erradicando especies raras. El fondo marino alberga muchas especies endémicas, lo que significa que sólo pueden encontrarse en una región geográfica. Se necesita más información sobre el impacto que las actividades mineras de los fondos marinos tienen sobre estas especies para garantizar que no se extingan.
Plumas de sedimentos
Los penachos de sedimentos se forman en el fondo del océano debido a que el limo, la arcilla y otras partículas se agitan durante el proceso de minería. Un estudio indica que para una media de 10.000 toneladas métricas de nódulos extraídos al día, se perturban unas 40.000 toneladas métricas de sedimentos. Esto tiene un impacto directo en el fondo marino, ya que dispersa la fauna y los sedimentos en la zona donde se extraen los nódulos. Además, en las zonas donde se asientan las plumas, asfixian a la fauna e impiden que se produzca la alimentación en suspensión. Estos penachos también tienen impactos potenciales en la columna de agua que podrían causar daños a la fauna pelágica. Además, los sedimentos y el agua se mezclan para crear turbidez, lo que disminuye la cantidad de luz solar que puede llegar a la flora, retrasando así la fotosíntesis.
Contaminación lumínica y acústica
Las máquinas utilizadas para la minería de aguas profundas pueden ser muy ruidosas y tienen luces potentes que se utilizan para iluminar el fondo marino a lo largo del recorrido de la minería. La luz artificial puede ser muy perjudicial para las especies de aguas profundas que no están preparadas para soportar una intensidad de luz elevada. La luz solar no llega a más de 1.000 metros de profundidad en el océano, por lo que muchos organismos de las profundidades marinas tienen los ojos parcial o totalmente reducidos. La luz artificial de los equipos de minería puede causar daños irreversibles en los ojos de estos organismos.
Hasta la fecha no se ha investigado mucho el papel del sonido en los ecosistemas de las profundidades marinas. Sin embargo, se sugiere que el fuerte ruido y las vibraciones de los equipos de minería podrían afectar a la capacidad de estos animales para detectar presas, comunicarse y navegar.
Normativa
En 1982, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM) declaró que la zona de los fondos marinos y sus recursos minerales que no están en la jurisdicción nacional de ningún país son el «patrimonio común de la humanidad». Esto significa que todas las actividades mineras en aguas profundas que se realicen en esta zona deben cumplir la normativa y las directrices para las actividades de exploración aprobadas por la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA). Estas normas exigen que las partes interesadas tomen las medidas necesarias para garantizar la protección del medio marino contra cualquier impacto negativo de las actividades mineras. Además, en la zona en la que los países sí tienen jurisdicción (200 millas náuticas más allá de su costa), la CNUDM establece que la normativa no debe ser menos eficaz que las normas internacionales.
La AIS administra la normativa sobre prospección y exploración de los tres tipos de minerales de la zona (nódulos polimetálicos, sulfuros polimetálicos y costras de ferromanganeso ricas en cobalto). Esta normativa exige que los interesados tengan aprobados sus planes de explotación minera antes de iniciar cualquier trabajo. Para obtener la aprobación, los estudios ambientales y oceanográficos de referencia deben demostrar que las actividades mineras no causarán daños graves a los ecosistemas marinos. Sin embargo, expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) afirmaron en un informe publicado en 2018 que la normativa actual no es eficaz, ya que carece de conocimientos suficientes sobre los ecosistemas de aguas profundas y el impacto que las actividades mineras tienen en la vida marina.
Soluciones
La solución más evidente para disminuir el impacto de la minería de aguas profundas es aumentar el conocimiento sobre los ecosistemas de aguas profundas. Se necesitan estudios de referencia exhaustivos para comprender plenamente estos entornos únicos que albergan algunas de las especies más raras del mundo. También se necesitan evaluaciones de impacto ambiental (EIA) de alta calidad para determinar el nivel de impacto ambiental que tienen las actividades mineras. Los resultados de las EIA ayudarían a elaborar normativas que protejan eficazmente los ecosistemas marinos de las actividades mineras en aguas profundas.
Las técnicas de mitigación también son importantes a la hora de supervisar los posibles impactos nocivos en los entornos de aguas profundas y la recuperación de las zonas previamente minadas. Un estudio indica que las medidas de mitigación incluyen evitar las zonas de gran importancia; minimizar el impacto creando corredores no minados y reubicando a los animales de los lugares con actividades a los lugares sin actividad; y restaurar las zonas que han sufrido un impacto negativo. Una última solución sería reducir la demanda de depósitos minerales de las profundidades marinas mediante el reciclaje y la reutilización de productos como los teléfonos inteligentes y las tecnologías de energía limpia.