Economía azul sostenible: Océanos de oportunidad… y sostenibilidad

Cuando hablamos de la economía en torno al cuidado del medio ambiente se suele hablar de “ economía verde sostenible ”. Sin embargo, también existe otra economía que depende de los recursos naturales y su conservación. Se trata de la economía sostenible azul también llamada en ingles blue economy, la actividad o el conjunto de actividades económicas que se generan gracias a los océanos, los recursos marinos y el medio ambiente costero y que ofrecen un gran potencial para la innovación, el desarrollo sostenible y el empleo.

En Europa, este sector no hace más que crecer. El empleo azul en la Unión Europea rondaba en 2018 los 5 millones, un 11,6% mayor que el año anterior. Son los datos del nuevo Informe sobre Economía Azul  2020, elaborado por la Comisión Europea (CE) y publicado en el mes de junio.

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Informe sobre Economía Azul 2020

El documento reconoce la importancia de la economía azul, que tuvo en 2018 un volumen de negocio de 750.000 millones de euros, señal de que este sector y el crecimiento azul cuenta con una “buena salud”. La CE, que ha publicado el informe justo en medio de una pandemia, antesala de una crisis económica mundial sin precedentes, asegura que pese a que sectores como el turismo costero y marino, así como la pesca y la acuicultura se han visto “gravemente afectados” por la crisis del coronavirus, “la economía azul en su conjunto presenta un enorme potencial en cuanto a su contribución a la recuperación ecológica”.

Países en los que la economía azul sostenible son un nuevo modelo económico

Los países europeos donde más relevancia cobra la economía azul son, como cabe suponer, aquellos situados cerca de entornos marinos que dan trabajo y constituyen buena parte del PIB nacional, ya sea a través de la importancia de los mares, el  turismo costero, la pesca, las actividades portuarias, la construcción naval, la energía renovable marina, la desalación, el transporte marítimo, la energía oceánica (mareomotriz, del oleaje, eólica marina, hidrógeno, y solar fotovoltaica flotante), la minería submarina, la defensa marítima u otras actividades que engloba este sector.

Así, el estado miembro con más parte de su empleo ligado a la economía azul es Grecia, con un 14,2%. Este sector representa allí un 5% de su valor añadido bruto (VAB). Le sigue Malta, donde un 11,7% del empleo es azul y un 7% del VAB se debe también a esta economía relacionada con el mar.

En España, el sector comporta un 4,9% del empleo nacional, y un 3% del VAB, mientras que en Portugal tiene una ligeramente mayor presencia: supone un 5,5% del empleo y un 3,2% del VAB.

Dentro de las actividades, la que tiene un mayor efecto sobre el empleo verde y los beneficios es el turismo costero, que en 2018 representó un 40% del VAB de la economía azul. En total, este valor añadido fue de 218.000 millones de euros en 2018, un 15% más que en 2009.

El crecimiento del sector turístico costero incluso se aprecia de un año para otro, con un VAB en 2018 un 16% mayor que en 2017. En términos de puestos de trabajo, el aumento fue incluso más notorio: en 2018 hubo un 20% más de empleo que el año anterior.

Y es que el turismo costero es también la actividad más importante en cuanto al empleo directo que genera la economía azul. Representó en 2018 un 62% de los trabajos generados por este tipo de economía.

Energía renovable y mitigación del cambio climático

El otro gran sector dentro de la economía azul, por su rápida expansión, es el de la energía eólica marina. Su VAB fue en 2018 un 7% mayor que en 2017, y su volumen de empleo creció en un 14%. Aunque es un sector joven, está cogiendo buen ritmo: desde 2009, los puestos de trabajo derivados de la generación eólica marina se han multiplicado por ocho.

Además de los beneficios meramente económicos, los océanos son una fuente de alimentación indispensable para los humanos. Son responsables del 16% de la proteína animal que ingerimos, recuerda el informe.

Por otro lado, los mares y la protección de los océanos son clave para regular la temperatura global de la Tierra. Se calcula que absorben una tercera parte de las emisiones de CO2 que los humanos emitimos a la atmósfera, que son los principales culpables del calentamiento global. Así, al secuestrar el carbono, contribuyen a mitigar la crisis climática.

Las amenazas climáticas de los océanos

Pero los recursos marinos también se están viendo gravemente afectados por el cambio climático. Para empezar, la absorción de un tercio del CO2 emitido por los humanos ha alterado el pH de los mares y océanos. Esto está provocando un efecto de acidificación que daña ecosistemas marinos tan importantes para la economía como los arrecifes de coral (un atractivo clave para el turismo de la región Asia-Pacífico, por ejemplo), muy afectados negativamente por este problema.

Además, el calentamiento provoca la expansión del agua, derrite los polos y, en consecuencia, eleva el nivel del mar, lo que comporta una amenaza para los establecimientos humanos de la costa y puede dañar los cultivos agrícolas al salinizar los acuíferos. Esto quiere decir que hay vidas en peligro y también previsibles daños económicos.

Alrededor de un tercio de la población de la UE vive a menos de 50 km de la costa, por lo que cerca de 72.000 ciudadanos europeos están expuestos a inundaciones costeras cada año, recuerda el informe.

“Los daños causados por las inundaciones costeras en la UE ascienden actualmente a 1.000 millones de euros anuales, lo que equivale a aproximadamente el 0,01% del actual PIB de la UE”, asevera la CE, que señala a Francia como el país que actualmente sufre más daños por este problema: unos 200 millones de euros anuales.

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