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Qué es una crisis ecológica
La crisis ecológica ,crisis ambiental o crisis medioambiental, sucede cuando el entorno natural o animal comienza a sufrir unos cambios importantes que pueden desequilibrar y poner en riesgo su continuidad y su forma de vida.
Relación entre la crisis medioambiental y la crisis alimentaria
El mundo del siglo XXI está a las puertas de vivir una crisis alimentaria propiciada en buena medida por la crisis ecológica, es decir, el cambio climático, que amenaza con disminuir los alimentos a nivel mundial y con reducir el aporte nutricional de los mismos, así como por el agotamiento de recursos hídricos y energéticos y por el avance de la desertificación.
Al mismo tiempo, es precisamente la insostenibilidad del sistema alimentario que impera en las sociedades más ricas uno de los grandes culpables de la crisis ecológica que nos ha llevado a esta situación de emergencia climática y alimentaria.
Así lo advierten los especialistas de la ONU en cambio climático (IPCC), quienes en un informe especial publicado el pasado mes de agosto alertaban sobre la subida de precios de los alimentos y la escasez de comida a la que nos enfrentaremos en un planeta sustancialmente más cálido.
La comunidad científica, en su práctica totalidad, ha constatado que las emisiones de gases de efecto invernadero que emitimos a la atmósfera—buena parte de las cuales proviene además del modelo agrícola y ganadero predominante en las economías avanzadas— son las principales responsables de esta nueva coyuntura de calentamiento y cambio climático.
Una de sus consecuencias más visibles es el incremento en la frecuencia y el alcance de los fenómenos meteorológicos extremos como los huracanes, las sequías prolongadas o los incendios. Éstos ya están incidiendo sobre el rendimiento de las plantaciones, y jugando un papel en el aumento de los precios de los alimentos que se ha experimentado en los últimos años, aseguró a la revista National Geographic Cynthia Rosenzweig, autora principal coordinadora del Informe Especial del IPCC y climatóloga del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA.
También la acidificación de los océanos (a causa de los cambios en el PH del agua por su calentamiento acelerado) está repercutiendo sobre la biodiversidad marina, efecto que, junto con la sobrepesca, está alterando los caladeros y comprometiendo por tanto la seguridad alimentaria del planeta.
Datos sobre la crisis ecológica
La gravedad es tal que la sociedad mundial formada por millones de personas parece por fin estar despertando ante la urgencia que supone atajar este problema antes de que sea demasiado tarde. Y, aprovechando esta nueva oleada de protestas ecologistas que están sacudiendo al mundo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha decidido exponer, junto con la publicación mensual de Le Monde Diplomatique en español, unos paneles informativos con los que la FAO y el periódico pretenden resaltar la necesidad de hacer frente a los desafíos que muy posiblemente marcarán el rumbo del siglo XXI. La muestra, que consiste en textos e infografías sobre la crisis ecológica actual, se podrá ver en La Casa Encendida de Madrid hasta abril del 2020.
En paralelo a este ejercicio de concienciación sobre el estado de salud del planeta, la FAO inauguró en Valencia el Centro Mundial para la Alimentación Urbana Sostenible (CEMAS). El objetivo de este centro, operativo desde julio de 2019, es el de promover una dieta más eficiente basada en alimentos básicos y en el uso de recursos más saludable para las personas, para reducir al mismo tiempo los niveles de sobrepeso y obesidad, que han aumentado en las últimas décadas a causa de la precarización y del consecuente mayor consumo de alimentos ultraprocesados y la inseguridad alimentaria. El director general de la FAO, Graziano da Silva, advirtió del riesgo de que una escasez de recursos lleve a consumir estos alimentos, que son muy calóricos pero poco nutritivos.
Solución a la crisis ecológica y alimentaria
La solución, ya se ha dicho desde diferentes organizaciones durante años, pasa por a creación de un programa mundial de alimentos, una producción local y de alimentos de temporada, con prácticas agroecológicas y orgánicas. Algo que supondrá la inversión de millones de euros. Es decir, cultivar cerca de casa, plantando los alimentos adecuados para cada estación y sin usar pesticidas ni organismos genéticamente modificados.
En un escenario de emergencia alimentaria —como la que se acaba de declarar en Argentina— es posible que las prácticas de agricultura urbana y sostenible sean las únicas opciones para buena parte de la población, sobre todo aquella que dispone de menos recursos.
Pasó en Cuba, durante el Periodo Especial de 1990, cuando la falta de petróleo tras el colapso de la Unión Soviética dejó al país sumido en una crisis de abastecimiento en todos los ámbitos. Lo más duro, recuerdan los cubanos, fue la falta de comida. En ciudades como La Habana se desarrolló así una agricultura urbana que logró alimentar —aunque a duras penas— a la población cubana.
Por ello, antes de que las personas del mundo lleguen a esa situación de hambre y crisis alimentaria mundial, los especialistas instan a que el mundo logre adaptar sus condiciones a unas capaces de asumir una crisis alimentaria propiciada por el cambio climático y la degradación ecológica, lo que implicará, además, transformar nuestros sistemas alimentarios a unos más sostenibles y en línea con los límites planetarios.