El crecimiento sostenible en Europa: Países que avanzan a una economía circular

La carrera europea por la sostenibilidad va adquiriendo velocidad y los Estados miembros se miran unos a otros para ver quién escala posiciones en el ranking. A las listas de quién es más renovable, qué o cuánto consume o dónde se recicla más, se sumará en unos años la de quiénes son circulares y quiénes no. ¿Conseguiremos los españoles ser circulares en 2030? ¿Cuál es el camino para lograrlo?

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En España, ¿llegaremos a la economía circular en el 2030?

“Cerrar el círculo” es el Plan de Acción para la Economía Circular que la Comisión Europea diseñó en 2015. Para adaptarse a sus propuestas legislativas dirigidas a reducir el vertido de residuos y a las 54 medidas que contiene su anexo, países como Dinamarca, Finlandia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal o Escocia han diseñado ya sus planes de acción.

El tema no es baladí ya que, además de sus beneficios medioambientales y de que colaborará con la consecución de los compromisos del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU, se prevé que de aquí a 2030 la economía circular pueda generar un beneficio de 1,8 billones de euros en el conjunto de la Unión Europea, lo que supone 0,9 billones más que el actual modelo de economía lineal.

Con más detalle, la Comisión Europa estima que la industria ahorrará 600.000 millones de euros en materias primas (un 8% de la facturación anual de la UE en 2015) y que se creen en torno a 580.000 nuevos puestos de trabajo asociados.

Son varios los países que ya destacan en Europa por promover e impulsar criterios de economía circular y en el crecimiento sostenible,  en todos sus ámbitos. Tal y como recordábamos antes, esta transición económica puede reportar importantes ahorros y beneficios económicos, además de los ambientales, y los países miembros están empezando a ver en ello una gran oportunidad para hacer su tejido industrial más competitivo e innovador.

España: primer Plan de Acción con 70 medidas de crecimiento sostenible

La Estrategia Española de Economía Circular, EEEC, “España Circular 2030” para la que se ha cerrado recientemente el período de consulta pública, es el primer paso importante que España está dando. Para allanar el camino hasta esa fecha, lo que hace esta Estrategia es contemplar planes de acción a corto plazo. El más inmediato abarca de aquí a 2020 y contiene 70 medidas con un presupuesto de más de 836 millones para ponerlas en marcha.

Estas medidas se aplicarán en cinco ámbitos -producción, consumo, gestión de residuos, materias primas secundarias, y reutilización del agua-  inspiradas por otras tres áreas de actuación carácter transversal: sensibilización y participación; investigación, innovación y competitividad; y empleo y formación.

Tal y como dijo en 2015 la Comisión Europea, el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) también ha insistido en lo importante qué es la implicación de la ciudadanía, en general, y de entidades públicas y privadas, en particular, para que la Estrategia Española de Economía Circular tenga éxito. Nuestro país, a través del Programa Estatal de Prevención de Residuos 2014-2020 y del Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos 2016-2022 prevé reducir para 2020 un 10% la generación de todo tipo de residuos sobre los niveles de 2010. Consulta las cifras del reciclaje en España proporcionadas por Ecoembes.

Francia avanza de la cantidad de residuos  y la calidad

Lo que se ha hecho en Francia es tratar de desacoplar el crecimiento económico del consumo de recursos primarios, luchando contra el desperdicio y aplicando el principio de jerarquía de los residuos (prevención, preparación para la reutilización, reciclado, otro tipo de valorización, incluida la valorización energética, y eliminación). Además, nuestro país vecino ha elaborado varios planes estratégicos, no sólo por fechas, sino también por actores y actividades. Por ejemplo, un Plan Nacional de prevención y gestión de desechos hasta 2020, que afecta a los municipios, a los productores y a actividades económicas como la construcción, y un Plan de Programación de los recursos dirigido a biomasa no alimenticia, suelos, minerales metálicos y minerales no-metálicos.

En su hoja de ruta provisional, Francia incluye los siguientes objetivos: reducir el 30% de consumo de recursos en relación con el PIB en 2030, en relación con 2010; reducir en un 50% la cantidad de residuos no peligrosos vertidos en 2025, comparado con 2010; 100% de plásticos reciclados en 2025; ahorrar la emisión de ocho millones de toneladas de COextra cada año a través de reciclaje de plástico y crear 500.000 trabajos adicionales.

Y lo hace sobre cuatro ejes: consumo, producción, mejora en la gestión de desechos y movilización de todos los actores.  Como dijo Emmanuelle Moesch, para quien la estrategia francesa necesitaría precisar más sus medidas, se trata de pasar de una economía de cantidades a una economía de calidades.

Portugal: más RAP

Por último, una de las vías que nuestra vecina Portugal se propone para acelerar la transición hacia una Economía Circular es mejorar los sistemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP) que tiene que ver con el principio mencionado más arriba sobre “quien contamina paga” y que en nuestro país se establece por primera vez como marco legal sistematizado en la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, que le dedica un capítulo.

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