Las tazas reutilizables no lo son todo
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La mayoría de los artículos que he leído sobre cómo crear una rutina de café más sostenible se centran en la taza. «¡Consigue una taza reutilizable!», dicen todos, lo cual es importante, por supuesto, pero no es la historia completa. (Incluso yo he dado este consejo.) Si de verdad te preocupa minimizar el impacto de tu bebida caliente favorita, entonces hay más cosas de las que hablar.
Primero, compra granos con certificaciones. Hay un billón de certificaciones por ahí, y puede resultar confuso navegar por ellas, pero las que yo busco son las de comercio justo (certificadas por Fairtrade International), orgánicas, cultivadas a la sombra y Rainforest Alliance. No suelo encontrarlos todos en la misma bolsa, sino que los priorizo en el orden indicado anteriormente.
El mejor escenario es cuando compras los granos en un recipiente reutilizable, como un tarro de cristal. Algunas tiendas de café artesanal tienen dispensadores de granos y te tararán el tarro en la báscula antes de que lo llenes. Podrías buscar un servicio de suscripción como el que utiliza Lloyd, que entrega granos de café de comercio justo en tarros de cristal en bicicleta. Algunos tostadores de café recogen las bolsas para su correcto reciclaje.
Por otra parte, prepara tu propio café, y no hagas tanto que acabes tirando la mitad. Eso es lo que me gusta de mi prensa francesa y de mi olla moka; ambas hacen cantidades realistas de un café estupendo que puedo tomar a lo largo del día. Tampoco me opongo a recalentar el café en el microondas, aunque algunos entendidos podrían desaprobar esta práctica.
Un artículo en The Guardian sugiere, de forma bastante provocativa, que las cápsulas de café son menos derrochadoras de lo que se dice. Natalie Parletta escribió,
«Tiene que ver con las matemáticas: una cápsula da una medida precisa y el agua se calienta rápidamente, mientras que otros métodos de preparación tienden a utilizar y desperdiciar más granos de café por taza, generando más energía para calentarla, tierra y agua para cultivar los granos, dióxido de carbono emitido durante su transporte y metano producido por los granos de café que acaban en los vertederos.»
Si bien esto puede ser exacto, la cuestión de los residuos no reciclables sigue siendo un gran problema, por no mencionar el elevado coste por ración. Además, hay muchos otros sistemas de café de una sola taza, desde pequeñas prensas francesas y ollas moka hasta lujosas máquinas de café expreso. Yo me conformo con mi propio sistema de cero residuos que no produce más que posos de café compostables.
Otro paso es replantearse el uso de los lácteos. Puede ser un ajuste difícil para mucha gente, pero la huella de carbono de los lácteos a menudo se pasa por alto en el debate sobre los granos de calidad superior. Como escribió Mark Bittman en VB6: Come vegano antes de las 18:00,
«Si lo tuyo es el café con leche, prueba a sustituirlo por leche de soja, avena, arroz o frutos secos sin endulzar, ya que la cantidad de lácteos que contiene incluso una bebida de café de tamaño medio es considerable».
Podrías cambiar al café de goteo y utilizar un chorrito de leche entera para conseguir el mismo sabor cremoso (que es lo que hago ahora con mi prensa francesa, tras haber renunciado al café con leche). También puedes consultar esta lista de 8 formas de condimentar tu café o té matutino, que incluye varias ideas sin leche.
En general, es importante reconocer lo especial que es esta bebida y tratarla con respeto. Me ha encantado este comentario en un publicación sobre el café sostenible de la bloguera de cero residuos Lindsay Miles:
«Todos tenemos que ser un poco más conscientes de cómo enfocamos nuestras rutinas cafeteras: quizás un poco menos de velocidad (esas pequeñas cápsulas deprimentes…) y más tiempo dedicado a preparar una taza de café nos hará apreciar el increíble viaje que han tenido esos granos de café, desde su casa de origen hasta nuestros hogares».