El Gobierno autonómico del País Vasco, a través de su sociedad pública Ihobe -enmarcada en el departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda-, ha lanzado una nueva estrategia para abordar el desperdicio de materiales y la sobreproducción de residuos en la región (de los 5,5 millones de toneladas de residuos que genera anualmente, mayoritariamente de origen industrial, el País Vasco recicla y valoriza apenas un 48%, y los materiales que se envían a vertedero superan en valor económico los 44 millones de euros anuales). La iniciativa se llama “Circular thinking” y, como su propio nombre indica, busca promover el “pensamiento circular”, es decir, la innovación en el reciclaje y aprovechamiento de los recursos para favorecer una economía circular.
En el marco de esta campaña se lanzó en 2017 una convocatoria de ayudas a “Proyectos Demostración en Economía Circular” en la región, que, cofinanciados por el fondo europeo FEDER, han logrado poner en marcha 19 proyectos que han recibido una subvención total de 513.294 euros. Los proyectos seleccionados están enfocados a diversas áreas de oportunidad de mejora en la economía circular en Euskadi. Éstas son: la remanufactura y reparación avanzada (6), la recuperación de plásticos, composites y caucho (9), el reciclaje de metales (3) y la construcción sostenible (1).
Los primeros buscan, en última instancia, incrementar la durabilidad de los productos. Desde el ámbito de la automoción a la segunda vida de las baterías, pasando por los utillajes industriales, se prevé que estos seis proyectos financiados (AQUITANIA, BALIDECU, REPABAT, REPTOOL, RESDE y SUBLIME) aporten, tras su finalización en tres años, 10,6 millones de euros al año, así como la generación de 46 puestos de empleo.
Recuperar los plásticos
En cuanto a la recuperación de plásticos, los proyectos financiados incluyen iniciativas centradas en “posibilitar una valorización energética de mezclas complejas de plásticos, generar granzas de alta calidad, incrementar el reciclaje interno en fábrica y a generar mercado para el plástico secundario, esto es, a fabricar nuevos productos de alto valor en base a materiales secundarios tipo termoplásticos, caucho y composites de fibra de carbono”, explican desde el Ihobe en su web. En caso de éxito, estas nueve iniciativas -RIK, CLOROX, FRAGPLAS, GOMAZKO, RCARBEFILL, RECOMPFI, RECWOOD3D, REFILM y REGENERA- podrán llegar a facturar anualmente hasta 5,8 millones de euros, generar 28 empleos, así como ahorrar 41.500 toneladas de materiales al año.
Por su parte, los metales son uno de los grandes retos en la transición a una economía circular, sobre todo en regiones donde esta industria tiene tanta importancia, como en el País Vasco. De hecho, los metales -férreos y no férreos- son, junto con los plásticos, los materiales de valor que más se desperdician en los vertederos de esta comunidad autónoma.
Por ello, se calcula que las tres iniciativas financiadas, orientadas a la mejora del aprovechamiento de metales -mediante el tratamiento de escorias salinas para la producción de clinker (proyecto ALOCLIN), la obtención de corindón a partir de paval para el desarrollo de aluminio primario de origen reciclado (CORAL) y la valorización de lodos de rectificado (LOHIBAL)- podrán contribuir a la economía de Euskadi con 2,4 millones de euros al año y 11 puestos de trabajo, así como a ahorrar anualmente hasta 19.500 toneladas de materiales. Por último, el proyecto KOOPMAT-TERMIC busca cerrar el ciclo textil para obtener aislamiento térmico a partir de textil post-consumo reciclado a fin de emplearlo en la construcción sostenible.
En total, se calcula que estos 19 proyectos sumarán una facturación adicional de 22 millones de euros al año, generarán 87 nuevos empleos y contribuirán a ahorrar 61.000 toneladas anuales de materias primas.
LIFE y el aprovechamiento de la materia orgánica
En paralelo a estas iniciativas, los programas europeos LIFE también contribuyen a fomentar la economía circular en la región vasca. Mediante el proyecto LIFE GISWASTE, se persigue mejorar la valorización de los residuos agroalimentarios, pues el País Vasco genera actualmente un total de 4 millones de toneladas de subproductos orgánicos y residuos. GISWASTE contribuye a solucionar este desperdicio mediante el desarrollo de una metodología y su correspondiente herramienta informática (IT), “combinando procedimientos de decisión multicriterio y sistemas de información geográficos (GIS) que facilitan la toma de decisiones en la gestión de los subproductos agroalimentarios”, precisa el Ihobe, que también apoya esta iniciativa. Para esta gestión, el proyecto europeo ofrece la asesoría relativa a las dos alternativas de valorización de los productos vegetales, cárnicos y lácteos que sugiere: la obtención de biogás y en la producción de pienso animal.