Los envases de plástico son una parte muy importante de la economía circular. Como pone de manifiesto la última campaña de la industria del plástico #NoCulpesAlPlástico su uso ofrece innumerables ventajas. Sin embargo, para aprovechar todo su valor es necesario profundizar en su diseño y buscar la excelencia en las tecnologías aplicadas a una correcta gestión de los mismos de manera que se conviertan en recurso, se generen los mínimos residuos posibles y estos se gestionen adecuadamente.
Se impone, por tanto, repensar el plástico. Se trata de evitar que acaben en el medio ambiente pero que se sigan aprovechando los beneficios que reporta su uso. Por ejemplo, según la FAO, la pérdida de alimentos en Europa es de tan solo un 3% gracias al uso de soluciones de envasado adecuadas, mientras que, en los países en vías de desarrollo, donde el uso de envases no está generalizado, estas pérdidas pueden alcanzar el 40%.
Es cierto que su uso elude que haya un mayor desperdicio alimentario en el mundo. una cuestión importante a la hora de valorar la crisis medioambiental, la disponibilidad de nuestros recursos naturales y los límites de la biocapacidad, esto es, los recursos que podemos obtener de la Tierra de manera que ésta pueda reponerlos y a la vez con los que generemos los mínimos desechos para que sea capaz de absorberlos de manera natural.
Este es uno de los argumentos que aduce en favor de los envases plásticos la citada campaña, puesta en marcha por una alianza de entidades sin ánimo de lucro relacionadas con la investigación, la aplicación industrial y la gestión de este material. Además, destacan las ventajas asociadas a su seguridad, “ya que son los materiales más regulados y los que se someten al cumplimiento de normativas más exigentes”, señalan. Sin contar que garantizan perfectamente la conservación de los alimentos y aseguran su consumo en las mejores condiciones.
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Compromiso ciudadano y reciclaje del plástico
Según una encuesta realizada por Enet Consulting para PlasticsEurope en 2017 para un 96% de los españoles, la solución pasa por concienciar a la ciudadanía, separar adecuadamente los residuos (tanto fuera como dentro del hogar), facilitar el reciclado aumentando el número de contenedores y su frecuencia de recogida y en ningún caso, abandonar los residuos donde no se debe.
Con este apoyo abrumador de la ciudadanía se impone un cambio que abandone el derroche de una economía lineal existente (adquirir, consumir y desechar) hacia un sistema del uso de envases plásticos más efectivo. Una vez más, la innovación tanto en el ecodiseño de los envases como en la tecnología para producirlos y aprovecharlos después de su primera vida útil es fundamental.
Es cierto que la industria del plástico lleva años trabajando en ello. Sin embargo, a juicio de New Plastics Economy, una iniciativa de la Fundación Ellen MacArthur, una de las entidades de referencia en el ámbito de la economía circular, “cuarenta años de esfuerzos fragmentados e incrementales no han logrado generar un impacto a escala. Repensar la economía mundial del plástico requiere un enfoque ambicioso y sistémico”.
Avanzar en la innovación y el reciclaje
Quizás el paso definitivo en el avance hacia la economía circular de envases plásticos pasa por estar abierto a nuevas ideas para identificar soluciones que realmente puedan cambiar el mercado tal y como funciona en la actualidad. Un mercado que tiene que ser rediseñado mediante la digitalización, la automatización o la inteligencia artificial. Es, por ejemplo, lo que está haciendo en España el primer centro de innovación sobre economía circular creado en Europa, TheCircularLab by Ecoembes, que aúna en sus trabajos campos tan dispares como la biología, la ingeniería o el diseño.
Como señalan desde New Plastics Economy “los avances en materiales, modelos de negocios y tecnología están volcando los mercados. Productos, servicios y negocios inimaginables hace solo unos años están aquí hoy”. Se trata de una ambiciosa iniciativa de tres años para generar impulso hacia un sistema de plásticos que funcione porque piensan que el sistema puede rediseñarse y que, guiado por principios de economía circular, puede ofrecer resultados económicos y ambientales fundamentalmente mejores.
Este proyecto, ha empezado por reunir a las partes interesadas clave para repensar y rediseñar el futuro de los plásticos, comenzando con el embalaje. Participan ciudades, filántropos, legisladores, académicos, estudiantes, ONG, ciudadanos y empresas globales de bienes de consumo, minoristas, productores de plástico y fabricantes de envases, empresas involucradas en la recolección, clasificación y reprocesamiento, etc. Es decir, tiene un enfoque explícitamente sistémico y colaborativo.
En parte gracias a esta iniciativa, por ejemplo, la Fundación Ellen MacArthur anunció en el Foro Económico Mundial en Davos que la lista de marcas líderes, minoristas y empresas de envasado que trabajan para utilizar envases 100% reutilizables, reciclables o compostables para 2025 o antes había crecido a 11. Juntas representan más de 6 millones de toneladas de envases de plástico por año.
The New Plastics Economy ha publicado un informe desarrollado por el World Economic Forum y la Fundación Ellen MacArthur, con el apoyo analítico de SYSTEMIQ, que contiene la primera estrategia de transición clara para que industria mundial del plástico diseñe mejores envases, aumente las tasas de reciclaje e introduzca nuevos modelos que repercutan en un mejor uso de este tipo de envases.
Se trata de un plan de acción global para avanzar hacia un 70% de reutilización y reciclaje de envases de plástico, respaldado por más de 40 líderes de la industria, al tiempo que destaca la necesidad de un rediseño e innovación fundamental del 30% restante.
El informe afirma que sin rediseño e innovación aproximadamente el 30% de los envases de plástico nunca serán reutilizados o reciclados y que, al menos para un 20% de los envases de plástico, la reutilización ofrece una oportunidad económicamente atractiva. “Con esfuerzos concertados para rediseñar los envases y los sistemas para gestionarlos después del uso, el reciclaje sería económicamente atractivo para el 50% restante de los envases de plástico”, concluye.
Mar de plástico
La Fundación Ellen MacArthur trabaja incansablemente para dar solución al problema de que más de ocho millones de toneladas de plásticos ingresen al océano cada año. Por eso, ha lanzado su Premio de innovación New Plastics Economy a través del “Circular Design Challenge” y “Circular Materials Challenge”. La organización calcula que combinado con la infraestructura necesaria, las innovaciones presentadas a este concurso podrían evitar el equivalente a 100 bolsas de basura por segundo de desechos de plástico creados.
La mayoría de los trabajos presentados apuntan a los envases livianos y flexibles utilizados para productos que incluyen salsas, café recién hecho y bocadillos, que son muy costosos y difíciles de reciclar porque está hecho de varias capas de diferentes materiales. Todos los ganadores se unirán a un programa acelerador de 12 meses, en colaboración con Think Beyond Plastic, trabajando con expertos para hacer que sus innovaciones sean comercializables a escala.
Entre los proyectos ganadores está una empresa española, Aronax Technologies Spain, que ha creado un recubrimiento magnético reciclable que reemplaza el empaque multicapa, o la Universidad de Pittsburgh que ha presentado un embalaje reciclable, flexible y duradero creado a través de nanoingeniería.
Otro ganador, Full Cycle Bioplastics, ha presentado un innovador proyecto de envases hechos de madera y desechos de plantas, que se pueden alimentar a las bacterias y convertir nuevamente en plástico nuevo. También con madera, el VTT Technical Research Centre of Finland ha ideado un envasado que se parece plástico, pero no lo es.