Los humanos deberían estar orgullosos de estos inventos, porque nos permiten vivir de forma suave y eficiente en la Tierra.
En 1999, la científica y escritora estadounidense Donella Meadows escribió un maravilloso artículo titulado «Las%20siete%20maravillas%20sostenibles%20del%20mundo«. En él, describió algunas de las tecnologías más básicas, pero revolucionarias, que permiten a los seres humanos vivir suavemente en la Tierra. El concepto original procede de un libro de Alan Durning, director de la organización Northwest Environment Watch de Seattle.
Ahora, casi dos décadas después, la lista se amplía con el proyecto Story of Stuff, que la publicó en Facebook (donde la vi por primera vez), pidiendo a los lectores que opinen sobre más maravillas sostenibles del mundo.
Entonces, ¿qué hay en la lista?
La bicicleta: porque es el medio de transporte más eficiente jamás inventado y se lo puede permitir el 80% de la población mundial, mientras que sólo el 10% puede permitirse un coche (en 1999).
El tendedero – porque funciona con energía solar y es incluso más asequible que una bicicleta.
El ventilador de techo – porque requiere muy poca energía para enfriar significativamente una habitación. «Un ventilador hace que un espacio parezca 9 grados F. más fresco de lo que realmente es. Un ventilador de techo típico no consume más de 75 vatios, más o menos lo mismo que una bombilla incandescente, y sólo una décima parte de lo que consume un aire acondicionado».
El preservativo: porque controla el crecimiento de la población y protege de las enfermedades.
La biblioteca pública – porque proporciona información al mundo (menos importante ahora con Internet), pero también desde una perspectiva de sostenibilidad, en la que no había pensado antes: «
«Un libro que se presta diez veces reduce no sólo el coste sino el uso de papel por lectura por un factor de diez».
Pad thai – porque representa la «cocina campesina» en su forma más básica, una combinación sencilla pero mágica de fideos, verduras, un poco de proteína y salsa. Cada cultura tiene su versión (piensa en el arroz y las judías) que alimenta a las masas de forma relativamente fácil, barata y nutritiva.
La mariquita: porque es un potente pesticida natural que puede acabar con los pulgones que destruyen las plantas con mucha más eficacia que un pesticida químico. Obviamente, no entra en la categoría de «invento».
Meadows añadió a la lista otras maravillas sostenibles, como el sari (una pieza de tela larga y versátil), la cesta (cuya producción aún no se había mecanizado, en 1999, y es completamente biodegradable) y el sótano de raíces (donde se pueden almacenar alimentos durante largos periodos de tiempo sin necesidad de refrigeración, que consume energía). Escribe:
«¿Qué tienen en común todas estas maravillas? Pues que su bondad para con la tierra y la salud humana es lo que las califica para una lista de sostenibilidad. Son accesibles para cualquiera, y su obtención y mantenimiento son baratos. Muchos de ellos no sólo sirven para necesidades prácticas, sino también estéticas; satisfacen la vista, el paladar o el alma. La mayoría tienen un concepto antiguo, aunque pueden tener variaciones modernas. Algo parecido a ellos ha evolucionado en muchas culturas diferentes. La mayoría son objetos que puedes comprar, pero normalmente a un fabricante local, no a una corporación multinacional».
Es una lista maravillosa que me ha llenado de emoción mientras la leía. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí orgullosa de ser una humana en la Tierra, orgullosa del ingenio humano que ideó inventos tan sencillos pero que cambian la vida (¡menos esas mariquitas!). También me sentí esperanzada, pensando que si una tecnología tan básica tiene el poder de marcar una diferencia tan grande en nuestras vidas, seguramente se nos ocurrirán (o revivirán) otros inventos antiguos que puedan sacarnos del rumbo destructivo en el que nos encontramos actualmente.
Así que, volviendo a la pregunta de la Historia de las Cosas: ¿Qué maravillas sostenibles añadirías a esta lista?