¿Qué es el rambután y cómo se come?

El rambután, originario del sudeste asiático, es un tipo de fruta única que crece mejor en los climas tropicales de Malasia, Tailandia, Vietnam, Filipinas e Indonesia, aunque también crece en México y Hawai.

Se le conoce sobre todo por las púas suaves y flexibles -llamadas espinillas- que crecen en el exterior de su gruesa piel. De hecho, estas espinas han contribuido a dar al rambután su nombre, que proviene de la palabra malaya que significa «pelo».

Una vez que se rompe el bello pero áspero exterior, los rambutanes ofrecen un sabor floral y dulce similar al de la uva. Sin embargo, los científicos están buscando en estos coloridos frutos usos más sostenibles más allá del plato.

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Rambután vs. Lichi

Si estás pensando: «eso se parece mucho a un lichi», ¡estás en lo cierto! El rambután y el lichi pertenecen a la familia de las sapindáceas, por lo que son básicamente primos en el mundo de las frutas tropicales.

Hay algunas diferencias significativas entre los dos, pero son principalmente estéticas. Ambas tienen una piel similar de color rojizo con toques de rosa y beige, sólo que el rambután también tiene pelos ligeramente gruesos, amarillos o verdes, que sobresalen del exterior. El lichi, en cambio, tiene una piel ligeramente abultada y sin pelos, y suele ser de menor tamaño.

El lichi y el rambután también tienen una pulpa blanca con una semilla no comestible en el centro, aunque la pulpa del lichi es más crujiente, jugosa y dulce que la del rambután.

Cómo comer rambután

rambután en mano listo para comer

Los rambutanes tardan al menos tres meses después de la floración en producir el color rojo brillante que indica la madurez de la fruta. Los rambutanes crecen en racimos como los de las uvas que se cortan juntos en un solo grupo.

La mejor manera de disfrutar de los frutos es justo después de la cosecha, ya que empiezan a perder humedad rápidamente tras su recogida, pero también pueden conservarse cubiertos (para retener el agua) en el frigorífico hasta una semana. Los rambutanes se suelen comer solos, pero también van muy bien en batidos, macedonia e incluso mermelada.

Para comer un rambután, utiliza un cuchillo afilado para cortar una rodaja poco profunda en la corteza o corta la punta de la fruta donde se conecta el tallo. Rompe suavemente la piel para exponer la fruta y exprímela para sacarla de la cáscara. Asegúrate de evitar la semilla grande y amarga que hay en el centro. (Ver el vídeo más abajo).

Todas las partes del fruto del rambután contienen importantes compuestos bioactivos. La parte comestible del fruto es conocida por ser rica en hidratos de carbono, lípidos, fósforo, vitamina C, niacina, hierro, calcio, cobre, proteínas y fibra.

También se ha demostrado que el alto contenido de antioxidantes de la cáscara posee sustancias químicas nutritivas bioactivas con efectos antioxidantes, antimicrobianos, antidiabéticos, antivirales, antiinflamatorios y antihipoglucémicos en diversas pruebas.

Impacto medioambiental

Fruta de rambután creciendo en el árbol

Los estudios muestran que estos pequeños frutos podrían tener potencial como aditivo de bajo coste para aumentar la eficacia de los protectores solares. Una investigación llevada a cabo en 2020 descubrió que el uso del extracto podría suponer una reducción del 45% en el coste de producción de los protectores solares. Además, se están estudiando métodos para extraer la grasa de las semillas de rambután, que de otro modo no serían comestibles, como grasa comestible alternativa.

Los residuos fermentados del rambután podrido se han estudiado como fuente de biocombustible renovable, concretamente para las briquetas de biomasa que se utilizan para generar electricidad, calefacción y combustible para cocinar en los países en desarrollo.

Un estudio realizado en 2017 en Indonesia sobre una variedad de residuos de frutas tropicales procedentes del durián, el coco, el café, el cacao, el plátano y el rambután descubrió que el rambután representaba el nivel más bajo de contenido de cenizas y la menor demanda de energía para producir biobriquetas. Las briquetas de biomasa renovable no sólo producen energía limpia y eficiente, sino que también ayudan a preservar los bosques y a mitigar el cambio climático.

El rambután también puede tener valor económico. La agencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación organizó un proyecto de plantación de árboles en Filipinas para aumentar la resistencia de la zona a la sequía, las fuertes lluvias y las plagas y enfermedades agrícolas, además de servir como fuente de ingresos adicionales para los lugareños. Los árboles se plantaron en parcelas vacías y en zonas boscosas cercanas con escasa cobertura vegetal, y los guardas agroforestales locales estimaron que los árboles podrían proporcionar unos ingresos estables a los cultivadores durante entre 5 y 25 años.
Preguntas frecuentes

  • ¿Se puede comer la semilla de un rambután?

    La creencia generalizada es que las semillas de rambután son tóxicas o que hay que tostarlas o hervirlas antes de consumirlas. Pero los estudios han demostrado que una pequeña cantidad, como una o dos semillas, de la grasa de la semilla del rambután -que constituye la mayor parte de la semilla- no es tóxica. Las semillas contienen saponinas, que pueden tener efectos negativos para la salud si se consumen en grandes dosis.

  • ¿Dónde puedes encontrar rambután?

    Tailandia, Malasia y Filipinas son los principales países productores de rambután. Fuera del sudeste asiático, puedes encontrar rambután en los mercados de productos exóticos y en los supermercados asiáticos.

  • ¿Qué hace que el rambután sea ecológico?

    La grasa de las semillas de rambután puede utilizarse como alternativa ecológica a los ingredientes químicos de los protectores solares y como fuente de biocombustible renovable.

  • ¿La cáscara del rambután es comestible?

    Las cáscaras de rambután, al igual que las semillas de rambután, contienen saponinas que no deben consumirse en grandes cantidades. Aunque técnicamente son comestibles, la mayoría opta por desecharlas porque son muy amargas.

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