La ONU sigue insistiendo: se necesitan medidas drásticas en medio ambiente para evitar una catástrofe mundial, traducida en millones de muertes prematuras y que afectará a las futuras generaciones.
El sexto informe Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO 6), lanzado mientras en Nairobi se celebraba la Asamblea General del Programa para el Medio Ambiente de la ONU (PNUMA), asevera que, pese a los esfuerzos desplegados en todos los países y regiones en materia de política ambiental, “desde que se publicara la primera edición de este informe, en 1997, el estado general del medio ambiente ha seguido deteriorándose en todo el mundo”.
Alegan por tanto que se requieren “medidas urgentes a una escala sin precedentes” para proteger la salud humana y el cuidado del medio ambiente y salvaguardar la integridad de los ecosistemas mundiales. Éstas pasan por: reducir la degradación de la tierra, la pérdida de biodiversidad y la contaminación del aire, así como de la tierra y las aguas; mejorar la gestión del agua y de los recursos; mitigar el cambio climático y adaptase a él; usar los recursos con eficiencia; abordar la descarbonización, la desvinculación y la desintoxicación; y prevenir y gestionar los riesgos y desastres.
Las prioridades: la pérdida de biodiversidad, el consumo “insostenible” y el cambio climático
En este documento se advierte también de la masiva extinción de especies que sufre actualmente el planeta, con el 42% de los invertebrados terrestres, el 34% de los invertebrados de agua dulce y el 25% de los invertebrados marinos en riesgo de extinción. “De cada 14 hábitats terrestres, 10 han experimentado un descenso en la productividad de la vegetación y algo menos de la mitad de las ecorregiones terrestres se clasifican como regiones en situación desfavorable de conservación”, aduce la ONU.
Se incide además en el estrecho vínculo entre la salud de los ecosistemas y el de las personas, dado que muchas de las nuevas enfermedades infecciosas son resultado de actividades que afectan a la diversidad biológica. “Las modificaciones del paisaje (a través de la extracción y el uso de recursos naturales, por ejemplo) pueden facilitar la aparición de enfermedades en las especies silvestres, los animales domésticos, las plantas y las personas. Se calcula que las zoonosis representan más del 60% de las enfermedades infecciosas en el ser humano”.
La vicesecretaria de la ONU, Amina Mohammed, que intervino en la Cumbre One Planet y en la reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre el Medio Ambiente, recordó que 2018 fue el cuarto año más cálido registrado, y en el cual se batieron “lamentables marcas”. “Ni una sola región del mundo se salvó de los efectos de la alteración del clima, desde los super tifones en Filipinas y el sur de China hasta las sequías extremas en Argentina y Ciudad del Cabo, en Sudáfrica”, recalcó.
Respecto al consumo, Naciones Unidas cifró en 90.000 millones las toneladas métricas de recursos que se extrajeron de la tierra en 2017. De éstas, menos del 10 por ciento fueron reciclados y devueltos nuevamente a la economía.
“Todos los días vivimos con las deficiencias de un modelo económico lineal basado en ‘coger, producir y desechar’”, explicó Mohammed, y utilizó de ejemplo los teléfonos móviles, pues a su juicio la forma en que los producimos, usamos y descartamos es el perfecto reflejo de estas deficiencias.
Por otro lado, cabo considerar que estos retos —atajar el cambio climático, el consumo insostenible y la pérdida de biodiversidad— están relacionados entre sí, no pueden analizarse como fenómenos aislados. Por ejemplo, la ONU destaca que la extracción de estos recursos amenaza gravemente la biodiversidad. Gracias a esta actividad, desde 1970 la extensión de los humedales en Europa y Asia Central ha disminuido en un 50%, mientras que alrededor del 40% de la tierra en Asia occidental está en riesgo de desertificación.
Alianza para la Moda Sostenible
Otra de las novedades de esta cumbre de conversaciones de alto nivel de la ONU es la Alianza para la Moda Sostenible, que ha nacido como respuesta al desafío que supone la industria del textil para la supervivencia del planeta. Y es que se trata nada menos que del segundo mayor consumidor de agua, genera alrededor de 20% de las aguas residuales y es responsable de entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de carbono, “más que todo el transporte marítimo y los vuelos internacionales combinados”.
También se critican los patrones de uso de este sector y la tendencia de los consumidores a renovar armario y desechar prendas con cada vez mayor frecuencia: El consumidor promedio compra 60% más prendas de ropa que hace 15 años y cada artículo se conserva la mitad del tiempo.
Por ello Naciones Unidas ha decidido poner fin a las prácticas perjudiciales que se desempeñan en la industria a través de la creación de una plataforma y un “diálogo común” en el que se pretende conectar a las agencias de la ONU con las empresas que trabajan directamente en el sector para analizar sus esfuerzos en moda sostenible y promover otras formas de producción.