Gestión de las enfermedades de los árboles causadas por la podredumbre de las raíces y las nalgas

La podredumbre de las raíces y las culatas es una de las formas más comunes de enfermedad de los árboles que afectan a las frondosas. Muchos hongos son capaces de provocar la podredumbre de las raíces y algunos causan también un considerable deterioro de las culatas de los árboles. Las podredumbres de las raíces son más comunes en los árboles más viejos o que han sufrido daños en las raíces o en la base. Las podredumbres radiculares prosperan en condiciones de suelo pobres. Los árboles con una gran podredumbre de las raíces son menos capaces de tolerar condiciones climáticas extremas, como sequías prolongadas, largos periodos de lluvias intensas o temperaturas inusualmente altas.

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Reconocimiento

Los árboles con podredumbre de las raíces y de las nalgas (la más preocupante es la enfermedad de las raíces de la Armillaria) suelen presentar combinaciones de muerte de la copa, pérdida y/o decoloración del follaje y un aspecto poco saludable en general. Internamente, las raíces enfermas muestran patrones de decoloración y descomposición. Los árboles enfermos pueden vivir durante años sin síntomas, pero lo más habitual es que los árboles con una podredumbre radicular extensa decaigan y acaben muriendo en varios años. Los conos (cuerpos fructíferos) en la base de los árboles en declive o cerca de ella son indicadores de la podredumbre de las raíces.

Prevención

Sólo puedes controlar las enfermedades de las raíces de los árboles mediante la prevención. Previene las enfermedades de las raíces evitando dañar las raíces y las heridas en los troncos inferiores de los árboles. Cuando plantes árboles en zonas en las que hayan muerto anteriormente por enfermedades de las raíces, elimina los tocones y las raíces viejas para reducir la propagación local del hongo.

Control

Se desconocen los tratamientos eficaces para curar las enfermedades radiculares establecidas en los árboles. A veces una reducción cuidadosa de la copa mediante poda y fertilización puede prolongar la vida de los árboles enfermos al reducir la demanda de transpiración de los sistemas radiculares enfermos y promover el vigor general del árbol.

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