Los mayores aeropuertos del mundo tienen la superficie y la población de pequeñas ciudades. Funcionan las veinticuatro horas del día y mueven decenas de millones de pasajeros cada año. Buscan constantemente formas de obtener la energía necesaria para mantener en marcha sus operaciones, que consumen mucha energía.
Para un número cada vez mayor de aeropuertos, esto significa cambiar, al menos parcialmente, a la energía renovable.
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La electricidad de los aeropuertos en los titulares
El tema del uso de la energía en los aeropuertos saltó a la palestra durante un apagón de diciembre de 2017 en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta. El apagón provocó el retraso y la cancelación de más de 1.000 vuelos y, al parecer, costó a Delta Airlines, la principal compañía aérea comercial del centro de Georgia, hasta 50 millones de dólares.
Este desastre (al menos para los que viajaron ese día) fue causado por un paso en falso logístico: los cables de alimentación principal y de reserva del aeropuerto pasaban por el mismo túnel, por lo que un incendio en ese pasillo vital, bajo el aeropuerto, eliminó las dos conexiones simultáneamente.
¿Es la fiabilidad una razón para cambiar a la energía solar o eólica en los aeropuertos? Podría serlo.
Según la Academia Nacional de Ciencias, que elaboró un estudio sobre el tema, una de las posibles ventajas de cambiar a las renovables es que los aeropuertos podrían tener más control sobre su infraestructura eléctrica porque la energía se produciría y distribuiría in situ.
Otros beneficios de las energías renovables en los aeropuertos
Producir energía in situ significaría que las operaciones diarias se verían menos afectadas por los mercados energéticos mundiales. Esto es una gran ventaja para el sector del transporte aéreo, sobre todo teniendo en cuenta que los beneficios de las aerolíneas suelen depender del precio del combustible. El aumento de los costes energéticos en tierra podría hacer que un aeropuerto cobrara tasas de aterrizaje más altas. Las aerolíneas suelen repercutir estas tasas en sus clientes en forma de tarifas más altas o tasas de uso adicionales.
El estudio de la NAS analizó diversas energías renovables, como la solar, la eólica, la biomasa, las pilas de combustible, la geotérmica y la hidroeléctrica. Para la mayoría de los aeropuertos, la energía solar es la que tiene más sentido. Los aeródromos necesitan espacio abierto entre las pistas de aterrizaje y las de rodaje, y suelen tener zonas despejadas alrededor del aeropuerto para facilitar una mejor seguridad y unos aterrizajes y despegues seguros.
El Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL), que forma parte del Departamento de Energía de EE.UU., publicó un estudio en el que se estimaba que hay más de 800.000 acres combinados de terrenos vacíos dentro de los aeropuertos del país. Si todo este espacio se utilizara para instalar paneles solares, la producción de energía resultante sería de aproximadamente 116.000 megavatios. Eso es más o menos la misma cantidad de energía producida por 100 centrales de carbón.
Ejemplos reales de energía renovable en los aeropuertos
Esta revolución de las energías renovables sigue siendo hipotética, pero un número creciente de aeropuertos han dado el salto a la energía solar y eólica en la vida real.
Los aeropuertos ingleses Gatwick y Birmingham tienen instalaciones solares de 50 kilovatios. Cochin (Kochi) International tiene dos instalaciones solares que suman un total de 13,1 megavatios. Proporcionan suficiente electricidad para cubrir las necesidades energéticas del aeropuerto -el cuarto más activo de la India- durante todo el año.
En Estados Unidos, Indianápolis, Fresno, Minneapolis-Saint Paul y San Diego son algunos de los centros que ya han puesto en marcha energía solar suplementaria.
En Holanda, por su parte, el Grupo Royal Schiphol se ha asociado con un proveedor de energía eólica para producir electricidad para sus cuatro aeropuertos. Los centros, entre los que se encuentran Ámsterdam Schiphol y Rotterdam, obtendrán el 100% de su energía de fuentes renovables para 2018. Esto es posible porque Holanda tiene una infraestructura eólica bien desarrollada. En la mayoría de los casos, por razones obvias, tener turbinas eólicas cerca de las pistas de aterrizaje no es la opción más segura.
Una cuestión menos obvia, pero importante, es la colocación de paneles solares en los aeropuertos. El resplandor podría causar problemas de visibilidad a los pilotos y el calor de los paneles podría perturbar los patrones de aire cerca del suelo, causando condiciones inestables de despegue y aterrizaje.
La FAA y los aeropuertos han encontrado una forma de evitar estos inconvenientes eligiendo lugares estratégicos para las instalaciones. Sin embargo, estos problemas demuestran que el desarrollo de las energías renovables no es tan sencillo como colocar paneles solares en cada hectárea disponible dentro de los terrenos del aeropuerto.
¿Y la contaminación?
Las industrias del transporte aéreo y de la carga aérea han sido criticadas por sus emisiones de carbono. Las mezclas de biocombustibles, las rutas más directas y los aviones más eficientes pueden ayudar a reducir las contribuciones de carbono de los viajes aéreos, pero se prevé un importante aumento del número de viajeros en las próximas décadas. Los aviones pueden ser más ecológicos, pero habrá muchos más en el aire.
Por su parte, las compañías aéreas llevan ya una década esforzándose por reducir las emisiones del sector a la mitad para 2050. Lo ideal para ellas es que trabajar para conseguir este objetivo les ayude a evitar regulaciones más estrictas y tarifas relacionadas con el carbono.
La energía renovable en los aeropuertos podría contribuir a este objetivo de todo el sector, por lo que los aeropuertos podrían tener un incentivo para avanzar en los planes de adopción o aumento de la energía solar y eólica. Las partes interesadas podrían presionar en este sentido porque es una de las formas más directas de reducir las emisiones de carbono totales del sector.
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