ODS: Ninguna ciudad europea aprueba

Lograr la sostenibilidad mundial –en el plano social, en el ambiental y también en el económico— requiere que las ciudades adopten una nueva visión sobre la forma en que tienen que configurarse. Desde sus modelos de transporte a su consumo energético, pasando por la gestión de los residuos, la educación o la vivienda… Las ciudades juegan un papel fundamental en retos como la lucha contra el cambio climático, la contaminación y la desigualdad.

Y en especial las urbes europeas, donde se concentran actualmente dos tercios de la población de Europa y en las que se prevé viva el 80% de sus ciudadanos en 2050. Como una gran potencia y, por tanto, uno de los mayores consumidores de recursos y de los generadores de residuos, Europa tiene buena parte de la responsabilidad de abordar estos desafíos globales.

Y las principales capitales y metrópolis están asumiendo ese papel, encaminándose hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. En esta carrera, las ciudades nórdicas  —Olso, Estocolmo, Helsinki y Copenhague— llevan ventaja, pero ni siquiera ellas han logrado llegar aún a la meta.

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Urge un compromiso real para alcanzar los 17 objetivos

La Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDNS) explica en su último informe que sólo se podrán alcanzar los 17 objetivos de desarrollo establecidos en septiembre de 2015 si se consigue un compromiso real y una coordinación consolidada entre los gobiernos regionales y locales.

A fecha de 2019, esta organización señala que la movilización de los gobiernos locales europeos, en todos los ámbitos, tiene que ser mayor, y sobre todo en los temas relacionados con los ODS 12 (Consumo y producción responsable), 13 (cambio climático), 14 (Vida bajo el agua) y 15 (Vida en la tierra).

Pese a los cambios que se han realizado en muchas de las urbes europeas, el último informe de 2018 de la Agencia Europea de la Energía sugiere que las emisiones de CO2 y la contaminación del aire han aumentado en determinados países europeos desde 2015.

Las desigualdades sociales como problema para el medioambiente

Por otra parte, las desigualdades sociales en la UE también han incrementado significativamente en las últimas tres décadas, lo que contribuye al hecho de que algunas ciudades —las que tienen más recursos— tengan más capacidad para transitar a modelos urbanos más sostenibles.

En 2019, según el nuevo índice de SDSN, ninguna capital europea o gran metrópoli ha alcanzado al completo los ODS. Las escandinavas son las que más se acercan a cumplirlos, con Oslo, seguida de Estocolmo, Helsinki y Copenhague, como la ciudad que mejor ha actuado respecto al resto de Europa obteniendo una media de 74,8%. Por el contrario, Atenas, en último lugar del ranking, es la única capital que está por debajo del 50%.

Todas las ciudades europeas destacan positivamente en aspectos como el hambre, el estado de bienestar, la sanidad y limpieza de las aguas, trabajo digno y crecimiento económico e innovación, industria e infraestructuras.

Sin embargo, hay una brecha que persiste en lo que respecta a los asuntos medioambientales. Ciudades como Hamburgo, Rotterdam o Viena emiten el doble de CO2 que ciudades como Sofía o Lisboa, según el informe. Otro de los mayores retos es reducir la contaminación en el aire y es uno de los objetivos más comunes en las políticas de los diferentes países europeos.

Ejemplos a seguir para reducir la emisiones

En el caso de las ciudades nórdicas y escandinavas, el éxito se debe principalmente a una combinación de los bajos niveles de pobreza y desigualdad económica junto con un fácil acceso a los servicios públicos como la educación y la sanidad.

Con la excepción de Helsinki, más de la mitad de la energía que se consume en estas metrópolis proviene de fuentes renovables. Sin embargo, no cumplen con todos los ODS. Menos Oslo, todas las ciudades nórdicas europeas suspenden en los ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles) y ODS 13 (acción climática). Estos malos rendimientos se deben sobre todo a la contaminación del aire, la sobrecarga en los precios de la vivienda, y a las todavía elevadas emisiones de CO2.

Situación de las ciudades españolas

Por último, si nos centramos en las ciudades españolas, Madrid, que se sitúa en el puesto 28 del ranking, destaca en la limpieza y calidad de las aguas así como en el acceso a energía limpia y asequible, sin embargo le quedan como asignaturas pendientes los ODS de acción climática (13), vida en la tierra (15) y justicia, paz e instituciones sólidas (16), entre otras.

Por su parte, Barcelona se encuentra en el puesto 30 y aprueba en los mismos puntos que Madrid, pero suspende muy por debajo de la media en los mismos puntos que la capital española y además debe mejorar notablemente en la calidad de la educación (ODS4).

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