Nace el ‘Banco climático’

A estas alturas, los efectos de la crisis climática anunciados por los científicos y pronosticados para las décadas venideras ya se están haciendo visibles. Huracanes más frecuentes y virulentos, subida del nivel del marsequías más prolongadas, grandes incendios y otros acontecimientos meteorológicos extremos… El planeta que habitarán las generaciones del futuro será probablemente muy distinto al que conocemos hoy, con los riesgos que esto implica y que quizás no podamos todavía imaginar.

Sin embargo, aunque hay una cierta inercia que seguramente seremos incapaces de frenar, aún hay un margen de acción para controlar el calentamiento global y mantenerlo dentro de los límites que recomienda la comunidad científica: 1,5 ºC o 2 ºC —en un escenario menos ideal— de calentamiento en el año 2100 sobre los niveles preindustriales.

Concretamente, los especialistas de la ONU en cambio climático (IPCC) señalan que tenemos unos diez años para minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar hacia la neutralidad climática. La Unión Europea se comprometió a alcanzar este umbral de cero emisiones netas en 2050, mientras que China fijó ese horizonte en 2060, con un punto máximo de emisiones en 2030.

Pero para ello hace falta una transición profunda y transversal que descarbonice la economía en su totalidad. Para ello, se necesita el apoyo de las entidades financieras, que en estos momentos atraviesan un movimiento de “desinversión fósil” con cada vez más bancos comprometiéndose a dejar de financiar la industria de las energías “sucias” (a saber: el gas, el petróleo y el carbón).

Por otro lado, y en paralelo a este movimiento de desinversión, científicos y economistas vienen advirtiendo de que hace falta una importante inversión en iniciativas para enfrentar el cambio climático, ya sea desde la transición energética o desde las tecnologías de absorción de carbono.

Diversos estudios han calculado a lo largo de los últimos años el coste de “no hacer nada”, y han concluido que ignorar el problema del clima resultará más caro de lo que costaría abordarlo.

Uno de los informes más famosos en este sentido —y pioneros en relacionar el coste de asumir el cambio climático y el coste de no hacerlo— fue el de Lord Nicholas Stern, publicado en 2006, en pleno momentum de conciencia climática propiciado en parte por Al Gore y el estreno de su documental “Una verdad incómoda” (An inconvenient truth).  El informe Stern estimaba que se necesitaba un 1% del PIB mundial para atajar el problema del clima, mientras que el coste de la inacción superaría ese valor.

Mucho ha llovido (o, en algunas zonas, ha dejado de llover) desde entonces, y entidades como el Banco Europeo de Inversiones o el Banco Mundial han dado pasos adelante en la lucha contra el cambio climático, conscientes de que su papel es clave en el reto que afronta la humanidad de salvarse a sí misma en cuestión de décadas.

Banco del clima

El Banco Europeo de Inversiones (BEI) anunció recientemente que se convertirá en una suerte de “Banco del Clima”, una propuesta con la que pretende invertir un billón de euros en 10 años en la transición hacia la economía neutra en carbono.

A partir de 2021, el nuevo “Banco del clima” rechazará financiar proyectos basados en energías fósiles, tal como lo anunció en la cumbre del clima de Naciones Unidas celebrada en Madrid en diciembre de 2019. Este nuevo Banco Europeo del Clima destinará al menos el 50% de sus inversiones a iniciativas enmarcadas en la acción climática.

Algo parecido habían propuesto los franceses Jean Jouzel, Premio Nobel de la Paz, y el economista Pierre Larrouturou en la cumbre de Katowice (Polonia) de 2018, donde sugirieron la creación de una entidad financiera dedicada a combatir el calentamiento global. La idea es que esta entidad recaudara cada año un 2% del PIB de cada país europeo para financiar la transición ecológica durante 30 años y crear una especie de “Plan Marshall” para África.

El Banco Mundial, por su parte, también se ha comprometido a dar un fuerte impulso a la inversión contra la crisis climática. Duplicará los fondos destinados a esta lucha entre 2021 y 2025, periodo en el que invertirá 176.000 euros en esta causa.

“Es fundamental incrementar rápidamente el financiamiento, pero el presupuesto público por sí solo no es suficiente. Además de entregar recursos directos, el Grupo Banco Mundial responde a las demandas de los países movilizando inversiones públicas y ayudando a abrir mercados con bajas emisiones de carbono donde antes no existían”, asegura el sitio web oficial de esta entidad.

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