Las ciudades están cambiando. El modelo de movilidad urbana y movilidad sostenible en bicicleta ya no es el que era hace quince años.
Capitales de provincia como Pontevedra o Vitoria suelen ser ejemplo en la transición hacia una movilidad sostenible. Gracias al vuelco que sus poblaciones dieron a las cifras de transporte interurbano, con un descenso acusado en el uso del vehículo privado en favor de los desplazamientos a pie, en bicicleta y en transporte público.
Sobre todo en el centro de las ciudades ciudades europeas, el tablero de juego es ahora muy distinto, y en parte es así gracias a la movilidad compartida que está liberando el espacio de coches y motos de un sólo usuario para dárselo a las personas.
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2019 ha sido el año en el que más se ha utilizado la bicicleta
Así lo ponen de manifiesto los datos del barómetro de la bicicleta en España, presentados en la COP25 en Madrid por la Red de Ciudades por la Bicicleta. El estudio de 2019, llevado a cabo por el GESOP (Gabinet d’Estudis Socials i Opinió Pública), concluye que nunca antes se había usado tanto la bicicleta como en 2019.
El uso de la bici ha crecido este año dos puntos respecto a 2017 y ha alcanzado valores máximos. El aumento se da especialmente entre las mujeres, donde la cifra de usuarias ha ascendido cinco puntos, si bien es cierto que todavía la mayoría de ciclistas son hombres. Aunque el perfil es predominantemente joven, hasta los 70 años más del 40% de la población entrevistada dice utilizar la bicicleta con alguna frecuencia.
Los hombres hacen deporte, las mujeres se desplazan
En esta brecha de género, que se va encogiendo cada vez más, se ve también el distinto uso que hacen las mujeres y los hombres de la bicicleta. Ellos la usan más para hacer deporte, mientras que ellas la emplean sobre todo para desplazarse de un punto a otro y para pasear.
La principal subida, según estos datos, se da en el número de usuarios esporádicos, mientras que el porcentaje de personas que utilizan la bicicleta semanalmente se mantiene constante con un 22,4%. También aumenta la intensidad de uso de la bici, con una subida generalizada en los desplazamientos cotidianos (ir a trabajar, a estudiar u otros movimientos del día a día).
Mientras que en 2017 el porcentaje de estudiantes que iban en bici a su centro de estudios era del 22,8%, en 2019 la cifra ascendió al 31,4%. En el camino al trabajo, hace un par de años sólo el 23,7% declaraba usar al bicicleta, mientras que ahora lo hace casi un 26%. “En los desplazamientos cotidianos, la bici ha sustituido al coche o la moto en más del 40% de los casos”, afirma el estudio.
Los ciclista y los conductores cada vez más respetuosos
Pero no todo es usar la bicicleta. Hay que saber conducir y respetar la normativa. Esto también va mejorando. Desciende de nuevo el porcentaje de ciclistas que circulan siempre por la acera, de forma que se reduce el riesgo de accidentes.
La mayoría cumple las normas, sigue las indicaciones de sentido de los carriles, utiliza las luces cuando falta visibilidad y para cuando el semáforo está en rojo. Entre los beneficios que asocian al uso de la bici, crece el factor ecológico, que hace dos años era considerada la principal ventaja de ir en bicicleta para un 18,2% de los usuarios, mientras que ahora lo percibe así el 25,6%.
Asimismo, los ciclistas urbanos sienten que ha mejorado el comportamiento de los conductores de coches en relación a las bicis. Sin embargo, todavía hay margen de mejora: uno de cada cuatro usuarios considera que los vehículos a motor ni moderan la velocidad ni respetan la separación de 1,5 metros cuando se les aproximan.
También hay malas noticias. Con el aumento en los usuarios de la bici también crecen los robos de bicicletas. Sobre todo en las ciudades de más de 500 mil habitantes, y especialmente en Sevilla y en Barcelona.
El rechazo a los ciclistas
Por otro lado, los ciclistas no terminan de ser totalmente aceptados entre la población. De hecho, ganan cada vez más rechazo. Más de la mitad de los entrevistados considera que los usuarios de la bici no son respetuosos con los peatones, (mientras que en 2017 sólo lo señalaba así un 43% y en 2008 apenas opinaba de esta forma un 32%). Al mismo tiempo, un 54% de la misma gente juzga que los vehículos a motor tampoco respetan a los ciclistas.