Si dañar tus oídos no es una razón suficiente, piensa en los caballitos de mar.
Sólo un caballito de mar, a la deriva con la corriente de la costa de Sumbawa, una isla indonesia de la cadena de las Islas Menores de la Sonda. Sólo un caballito de mar que debería estar enroscando su dulce cola con forma de signo de interrogación alrededor de un mechón de hierba marina, pero que en su lugar se aferra a un bastoncillo de algodón de plástico.
Fuente importante de contaminación por plástico
Los humanos han entregado más de 5,25 billones de piezas de plástico al océano, creando un sinfín de estragos para las criaturas que viven en él. Los bastoncillos de algodón no son ni mucho menos el único problema, pero ocupan un lugar destacado, ¿y con qué fin? Se supone que ni siquiera debemos utilizarlos para limpiarnos los oídos.
Esta desconcertante imagen fue tomada por el fotógrafo de naturaleza californiano Justin Hofman, que dice que desearía que la foto no existiera. Pero como existe, tiene la misión de «asegurarse de que llegue a tantos ojos como sea posible». Hasta ahora, la imagen tiene más de 23.000 «me gusta» en Instagram, ha sido finalista en el concurso Wildlife Photographer of the Year del Museo de Historia Natural de Londres, y está siendo compartida a lo largo y ancho por personas a las que les gustaría mucho que los caballitos de mar no tuvieran que surcar la corriente con Q-Tips.
Los bastoncillos de algodón son una tremenda fuente de contaminación de los océanos, y aunque Johnson & Johnson -fabricante de los bastoncillos de algodón- ha tomado recientemente la excelente decisión de cambiar sus bastoncillos de plástico a papel, sólo lo están haciendo en algunos países.
Deja la cera en tus oídos
Pues hay que decirlo: Deja el cerumen en tus oídos. Se advierte expresamente que no se debe limpiar con algodón y que el propio bastoncillo es una amenaza para las criaturas marinas.
«Los incidentes con los bastoncillos son realmente una cosa clínica común que vemos», dijo el Dr. Peter Svider, residente de otorrinolaringología de la Universidad Estatal de Wayne, en Michigan, a Markham Heid en la revista Time, quien añade:
La investigación de Svider muestra que las calamidades de los bastoncillos de algodón son una de las principales causas de las visitas a urgencias relacionadas con el oído entre los adultos estadounidenses. «La forma en que está diseñado el bastoncillo de algodón no es una buena herramienta para eliminar la cera», explica Svider. «Tiende a empujar más de lo que saca».
Por eso dice en la caja: «No introducir en el canal auditivo».
Alrededor de la mitad de las personas que viven en Estados Unidos sufren algún grado de retención de cerumen, lo que puede provocar todo tipo de problemas. Mientras tanto, 34 niños cada día visitan las urgencias por lesiones en los oídos provocadas por los bastoncillos de algodón.
Hay cera en los oídos por una razón: «atrapa y expulsa la suciedad, el polvo, los pequeños insectos y otras asquerosidades que, de otro modo, se colarían en tu cuerpo». dice el Dr. Martin Burton, profesor de otorrinolaringología de la Universidad de Oxford (Inglaterra).
Y he aquí una curiosa pista de The Washington Post… pueden ser adictivos: «El uso de bastoncillos de algodón conduce a lo que los dermatólogos denominan el ciclo del picor-rascado, una especie de adicción que se autoperpetúa. Cuanto más los usas, más te pican los oídos; y cuanto más te pican los oídos, más los usas».
Así que, al servicio de los caballitos de mar y de la seguridad de tus oídos, estamos de acuerdo con Hofman en que todo el mundo debería ver esta foto. Y por ello, la compartimos. Lee su comentario al final y piensa en su pregunta: «¿Cómo pueden tus acciones dar forma a nuestro planeta? «
Si tienes otras razones por las que necesitas bastoncillos de algodón, busca los que tienen palo de papel. Y para reducir los residuos de plástico en general, mira más en las historias relacionadas más abajo.