¿Es el gas natural un recurso renovable? Seguramente se habrán planteado esta pregunta cientos de veces. Hoy en día, con la crisis climática como telón de fondo, las múltiples críticas y denuncias a las fuentes de energía no renovables son habituales. El petróleo y el carbón son más fáciles de encasillar en el grupo, pero, ¿qué pasa con el gas natural? ¿Es realmente tan perjudicial para el planeta? ¿Existe una alternativa más sostenible?
El gas natural es un recurso no renovable, pues tiene su origen en sedimentos fósiles que no se producen naturalmente. Consiste en una mezcla de gases, aunque la mayoría (más de un 95%) es metano, según explica en su web el ministerio para la transición ecológica. El uso de este recurso energético se ha disparado en España. Si en 1985 el gas natural representaba apenas un 2% del mix, treinta años después (con datos de 2016) suponía casi el 20%.
La práctica totalidad del gas natural que se consume en España, un 99%, se importa desde diez países distintos. “El 58% del gas entra por gasoducto mientras que el 42% restante lo hace en forma de gas natural licuado (GNL) que es transportado mediante buques. Conocidas como metaneros, estas embarcaciones lo cargan en estado líquido y lo descargan en las plantas de regasificación portuarias españolas, donde es devuelto a su estado original y canalizado hacia la red de transporte y distribución”, precisa el área de energía del Miteco.
“El gas natural es uno de los que más contribuye al cambio climático y supone un problema global que debe ser resuelto de manera urgente”, advertía recientemente la ingeniera medioambiental y civil del Instituto Tecnológico de Georgia, Emily Grubert, en el portal de análisis científico The Conversation. “El gas natural es metano casi puro, y procede del gas natural crudo y fósil producido a partir de depósitos en el subsuelo. Sin embargo, el metano también podría proceder de fuentes renovables”, señalaba. Se refería, por ejemplo, al metano biogénico, más conocido como biogás, “producido por bacterias que digieren materiales orgánicos procedentes del estiércol , de vertederos o de aguas residuales”.
En España hay varias depuradoras e instalaciones que tratan este recurso. Una de estas plantas dedicadas a la extracción de biometano de los residuos de materia orgánica está en el Parque Tecnológico de Valdemingómez, en Madrid. La planta de Las Dehesas del P.T. de Valdemingómez aprovecha los residuos urbanos de los ciudadanos de Madrid. De su fermentación, se obtiene metano que se trata posteriormente en la planta de La Paloma. En esta segunda planta, el biogás se se limpia y se prepara para inyectarlo en la red, que en este país gestiona Enagás.
Sin embargo, este tipo de gas natural no está tampoco libre de controversias. En su texto, Grubert, por ejemplo, destaca que el metano no es solo un combustible, sino que también es un potente gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático, y advierte en este sentido que “cualquier metano que se fabrique de manera intencionada, ya sea de origen biogénico u otro, contribuirá al cambio climático si entra en la atmósfera”.
El experto en política energética Javier García Breva, arguye por su parte que “el gas natural renovable no existe”. Así se tituló su columna en la revista digital Energías Renovables, en la que mencionaba un estudio de la Universidad de Atlanta (en la capital del estado de Georgia, EEUU) en que se indica que “los gases renovables o el gas natural renovable es más intensivo en carbono, porque en realidad es hidrógeno azul”.
En el citado estudio, los autores escriben que “otra opción para la producción de hidrógeno con emisiones de GEI potencialmente bajas es la descomposición del metano del gas natural, a veces denominada pirólisis. Este proceso descompone el metano en sus elementos hidrógeno y carbono sólido (CH4 → C + 2 H2). El carbono no se quema dentro de este proceso; es decir, no se produce el CO2 del GEI. En su lugar, el carbono sólido proporcionado puede ser eliminado bajo la demarcación de la biosfera (es decir, el cómputo GEI es neutro). Alternativamente, el carbono podría ser usado como una materia prima que contribuya al inventario de CO2 atmosférico a corto o largo plazo”.
Los expertos concluían en su investigación que la descomposición de metano emite emisiones de GEI, gracias al suministro de gas natural. El calor de proceso en la descomposición del metano tiene un impacto significativo en las emisiones de GEI.