6 formas de ayudar a los niños a explorar la naturaleza este verano

Los niños son exploradores natos, pero les viene bien un poco de orientación paterna a la hora de salir al exterior

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El verano es la mejor época para que los niños pasen tiempo en la naturaleza. No sólo los animales están fuera, y las plantas y los árboles están en plena floración, sino que los propios niños no están sujetos a los horarios escolares. Aprovecha esta estación para pasar todo el tiempo posible en la naturaleza con tus hijos, tanto mostrándoles su bella complejidad como dejándoles explorarla por sí mismos.

¿Cuál es la mejor manera de abordar esto? He aquí algunas sugerencias de los hermanos Kratt, zoólogos y biólogos que dirigen el programa de televisión para niños «Wild Kratts»; de Scott Sampson, presentador del programa «El tren de los dinosaurios» de la PBS; y de algunas de mis propias ideas, como madre de tres niños pequeños exploradores.

Tabla de contenidos

#1: Deja que los niños tomen la iniciativa.

La buena noticia es que no tienes que enseñar a los niños a amar la naturaleza porque ya lo hacen. Los niños pequeños están predispuestos a amar el aire libre, a sentirse totalmente fascinados por los bichos, la tierra, las rocas, los árboles y más, así que el papel de los padres es más bien eliminar las distracciones (pensemos en los teléfonos y las tabletas) para permitir que se produzca esa exploración.

Los Kratts sugieren que hacer menos, incluso hasta el punto de aburrirse, es la clave para fomentar el amor por el aire libre:

«El aburrimiento lleva a los niños a flexionar sus músculos creativos. Les da tiempo para pensar un poco, para respirar, explorar y descubrir sus propios intereses. Puede ser difícil al principio, pero si das a los niños espacio para aburrirse, te sorprenderá la forma creativa en que llenarán su tiempo.»

#2: Sé un padre colibrí.

En contraste con un padre helicóptero, el padre colibrí se queda atrás sorbiendo néctar, mientras avanza para intervenir sólo cuando es absolutamente necesario. Están presentes, pero no *demasiado*. Reconocen que los niños, en torno a los 5 ó 6 años, empiezan a sentir un deseo de independencia y lo permiten. Con el tiempo, esto desarrolla las habilidades y la confianza, lo que facilita que los padres cedan aún más el control sobre la vida de sus hijos; es una situación en la que toda la familia sale ganando.

En un entorno natural, un padre colibrí se queda atrás mientras el niño dirige la exploración. Están ahí por si algo va mal, pero por lo demás no se involucran en el juego del niño. Según Scott Sampson, presentador del programa infantil Dinosaur Train de la PBS,

«El objetivo no debe ser eliminar el riesgo. Los niños tienen que aprender a lidiar con las circunstancias de riesgo, o enfrentarse a consecuencias mucho mayores como adolescentes y adultos inexpertos.»

#3: Permitir un compromiso total con la naturaleza.

La ropa se puede lavar. Las picaduras de insectos acaban desapareciendo. Los cortes y los huesos rotos se curan con el tiempo. Deja que tu hijo se lance al mundo natural con un abandono temerario y resiste el impulso paterno de gritar: «¡Cuidado! ¡No tan alto! ¡Deja eso! Ew, eso es sucio!» En palabras de Sampson,

«La conexión con la naturaleza depende de los encuentros multisensoriales de primera mano. Es un asunto sucio y desordenado: recoger hojas y flores, voltear rocas, coger gusanos que se retuercen y chapotear en estanques».

Es importante llevar a los niños a entornos en los que su interacción con el mundo natural no esté mediada. Por ejemplo, una visita a un pantano es una herramienta más poderosa para el aprendizaje práctico que un zoo o un conservatorio de mariposas (por muy maravillosos que sean esos lugares). Llévales de excursión y de paseo en bicicleta a lugares remotos. Haz picnics en parques, barrancos y playas. Ve de acampada, visita una casa de campo, planea un viaje en canoa o envía a tus hijos de campamento, si es posible.

#4: Fija un objetivo para el verano.

Haz que tu familia se proponga pasar todo el tiempo posible al aire libre este verano. Siéntate con tus hijos y piensa en cómo hacerlo. Cread una lista de lugares de vuestra zona que podáis visitar y tachadlos de la lista. Cuando los niños participan en la planificación, tienen más ganas de participar, ¡y puede que tengan algunos intereses sorprendentes que tú ni siquiera conoces!

Mi región tiene un interesante programa Pasaporte de aventuras, que presenta nuevas paradas cada verano. Consigues un sello en tu pasaporte (disponible gratuitamente en bibliotecas, centros de información turística y otros lugares) por cada lugar que visitas. Averigua si hay algo similar en tu zona, o crea el tuyo propio, incorporando las aportaciones de los niños.

#5: Construye un kit de exploración al aire libre.

Haz que tus excursiones por la naturaleza sean lo más fáciles posible, armando un kit de exploración. Guárdalo en una mochila o en una bolsa en el maletero del coche, e incluye algo de lo siguiente: un recipiente para atrapar insectos, una lupa, una navaja, una linterna, una red para mariposas, guías de identificación de flores silvestres, insectos, árboles, pájaros, etc. No olvides las necesidades habituales que hacen que las aventuras al aire libre sean mucho más agradables: sombreros, crema solar, bocadillos, chubasqueros y una botella de agua.

#6: Ten una actitud positiva.

Exponer a los niños a la naturaleza no debe sentirse de ninguna manera como una carga. Por el contrario, considéralo una escapada bienvenida también para ti. Los niños son la mejor excusa posible para alejarte de tu escritorio, de los montones de ropa sucia y de los platos, y salir de casa durante unas horas. Acéptalo y deja que el poder restaurador de la naturaleza haga su magia también en ti. Serás un padre más feliz y mejor por ello.

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