2020: El año en el que han colapsado las emisiones de CO2

Las emisiones de Co2 se han reducido en 2020. La pandemia del coronavirus ha inmovilizado a buena parte del planeta, lo que ha supuesto una pausa para muchas actividades económicas, como la aviación o el transporte por carretera, con el consecuente impacto ambiental, en este caso, positivo.

Lo cierto es que, pese a la crisis que la COVID-19 ha ocasionado a nivel político y económico, paralizar estas actividades durante unos meses ha sido un alivio para el planeta, algo especialmente relevante en medio de una crisis ecológica que la comunidad científica asocia al surgimiento de epidemias y pandemias como la que estamos sufriendo.

En la primera mitad de 2020, las emisiones  de CO2 globales se redujeron en un 8,8% respecto al mismo periodo de 2019. La vuelta progresiva al modelo anterior, con la salida del confinamiento a partir de junio hizo no obstante que la reducción bajara al 6,5% respecto a 2019. Así lo mostraron los datos de CarbonMonitor.org, expuestos en diciembre del año pasado. Las cifras revelan que España vivió en 2020 una reducción de emisiones todavía mayor que la media, con una bajada del 14,6% respecto a las emitidas en 2019,. Principalmente, la “mejora” se debió al desplome de la producción eléctrica y del transporte por tierra. En conjunto, España emitió en 2020 (hasta noviembre) 33,5 millones de toneladas de CO2 equivalente menos que el año anterior.

Emisiones de CO2 en el mundo

En EEUU, otro de los países más afectados por la pandemia, la caída en la huella de carbono fue del 13,2 %. En este caso, fueron 633,4 los millones de toneladas de CO2 equivalente que se restaron al cómputo del año anterior. Brasil redujo sus emisiones un 11%, con 46 millones de toneladas de CO2 equivalente menos. Algunos países donde las emisiones no cayeron de forma tan abrupta de un año para otro, aunque igualmente se redujeron, fueron China (0,5% de reducción), Rusia (3,6%) y Japón (6%) .

Sin embargo, todas estas cifras tuvieron un alto coste humano: económico y social. Y los “progresos” en materia climática ni siquiera serían suficientes para lograr los objetivos de reducción de emisiones que la comunidad científica internacional aconseja si queremos evitar los efectos más catastróficos de la crisis climática.

Para lograr esas metas, como las que propone tanto el Consejo Europeo como la Comisión de rebajar las emisiones en un 55% para 2030 y lograr la neutralidad climática en 2050, la transición ecológica deberá favorecer el bienestar del conjunto de la población general, manteniendo un espíritu de justicia.

El día 28 de enero se celebra el día mundial por la reducción de emisiones, que trata de elevar la conciencia social sobre la importancia de rebajar nuestra huella de carbono y combatir la crisis climática.

Pero no se ha llegado a la solución de la crisis del planeta

Pandemias aparte, el camino que sigue la economía global no es el de la descarbonización, precisamente. En 2019, las emisiones de CO2 batieron un nuevo record. Por tercer año consecutivo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), las emisiones lograron un máximo histórico. “Según el reporte anual sobre la brecha de emisiones de la agencia, a pesar de que la crisis del COVID=19 ralentizó temporalmente la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera en 2020, el mundo todavía está en camino a un aumento catastrófico de temperatura superior a los 3 grados centígrados sobre los niveles preindustriales para este siglo”, declara la ONU en su web.

“Desde el 2010, las emisiones de gases que causan el calentamiento global —excluyendo aquellas producidas por el uso de la tierra, que son más inciertas y variables— han registrado un crecimiento promedio anual del 1,3%. En 2019, el aumento fue más pronunciado y llegó a un 2,6% debido al gran aumento de incendios forestales”, señalan.

Mientras que “existen algunos indicios” de que el aumento de las emisiones mundiales se está ralentizando en los países que pertenecen a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la ONU advierte de que se está acelerando en los países que no pertenecen a la OCDE.

Por otro lado, pese a la reducción de emisiones de CO2 que ha supuesto la pandemia, desde ella ONU avisan del impacto ambiental de otros gases de efecto invernadero, como el metano.

Por otro lado, insisten en afirmar que “la crisis de la COVID-19 solo ha desencadenado la disminución a corto plazo de las emisiones mundiales y no supondrá una contribución de peso a la reducción de las emisiones para el 2030 a menos que los países aspiren a una recuperación económica que incluya una descarbonización enérgica”.

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