Si eres aficionado al cine de ciencia ficción, habrás oído hablar del criosueño. Si no has vivido bajo una roca, sabrás que el éxito de taquilla del año pasado, «Interstellar», le da un papel protagonista. Resulta que ya no es sólo cosa de fantasía. A finales del año pasado, la NASA, junto con la empresa SpaceWorks Enterprises, con sede en Atlanta, dio a conocer sus planes para cambiar radicalmente la forma de hacer viajes espaciales mediante el uso del criosueño.
Aunque es tecnológicamente posible, una misión a Marte ha permanecido fuera del alcance debido al coste y a la gran masa de la carga humana. De hecho, la tripulación humana y todas las cosas que nos acompañan tienen un impacto directo en la masa de la misión, así como el número de lanzamientos necesarios para el viaje y la complejidad. El Dr. Bobby Braun, antiguo tecnólogo jefe de la NASA, dijo: «Cada vez que se introducen seres humanos, es un orden de magnitud o dos más desafiante»
Los científicos creen que pueden resolver el problema mediante el uso del torpor, o hibernación de corta duración, que existe de forma natural entre varias especies de mamíferos. Creando un hábitat de estasis de torpor en el que la tripulación del transbordador espacial «hiberne» durante gran parte de su tiempo de viaje, una misión espacial a Marte resulta más factible. Los investigadores basaron su metodología en el uso de la hipotermia inducida en situaciones médicas. De hecho, la hipotermia inducida médicamente se utiliza para tratar diversas afecciones, desde la encefalopatía neonatal hasta las lesiones traumáticas del cerebro o la médula espinal. Disminuye la temperatura corporal del paciente para ayudar a reducir el riesgo de lesión isquémica de los tejidos tras un periodo de flujo sanguíneo insuficiente.
La hipotermia inducida médicamente sólo se ha utilizado en el cuidado de pacientes críticos. Hasta ahora.
Cómo funcionaría
Los habitáculos estándar de un transbordador espacial se sustituirían por un hábitat de torpor, en el que el volumen presurizado se reduciría considerablemente. La cámara permitiría que seis miembros de la tripulación coexistieran en estado de torpor simultáneamente. El estado de hipotermia se induciría probablemente mediante el enfriamiento de la temperatura central del cuerpo (inducido de una de las tres formas posibles), que se produciría lentamente a lo largo de unas horas.
Mientras los miembros de la tripulación estén en estado de hipotermia, se les conectarían varios sensores para poder controlar su estado. Recibirían nutrición por vía intravenosa a través de la NPT -nutrición parenteral total-. El líquido contendría todos los elementos esenciales para que el cuerpo humano funcione. Además, se introduciría un catéter para drenar la orina. Como no se consumen sólidos, el sistema digestivo, y por tanto la necesidad de la función intestinal, estarían inactivos. La estimulación muscular electromagnética protegería a los grupos musculares clave de la atrofia.
La tripulación estaría en este estado de hipotermia inducida médicamente durante 14 días seguidos, y los miembros de la tripulación se turnarían para estar despiertos durante dos o tres días seguidos para asegurar que se satisfacen las necesidades de la tripulación y de la nave.
Estos son sus beneficios
¿Los beneficios de este escenario? Una importante reducción de los consumibles debido a la inactividad de la tripulación, un volumen presurizado drásticamente menor requerido para los habitáculos y la posibilidad de eliminar cosas como la cocina de alimentos, el equipo de ejercicio, el entretenimiento, etc. De hecho, SpaceWorks afirma que la masa de un transbordador con una tripulación en letargo sería de 19,8 toneladas, menos de la mitad de la masa del hábitat de referencia.
Suena tentador, al menos para los que estamos en tierra. Aún así, hay que investigar mucho más y quedan muchas preguntas por responder, pero las bases para convertir el material de ciencia ficción en una realidad práctica están ahí.