El árbol más aislado de la Tierra, el único que existe en 250 millas, fue derribado por un presunto conductor ebrio

Durante siglos, hasta un fatídico día de 1973, una solitaria acacia crecía en el mar de arena que es el desierto del Sahara nigeriano. Para generaciones de viajeros cansados, el solitario árbol ofrecía un poco de sombra, y mucho más. Al ser el único árbol en 250 millas, sirvió como punto de referencia importante a lo largo de una ruta de caravanas establecida hace mucho tiempo a través del terreno estéril, pero también como monumento a la resistencia de la vida.

Aunque la improbabilidad de su supervivencia sigue siendo un testimonio alentador de que la vida puede prosperar en los lugares más duros, la historia de su triste desaparición es un amargo recordatorio de cómo incluso un solo momento de imprudencia humana puede destruir una maravilla tan largamente forjada.

La historia de un árbol muy querido

El pueblo Tuareg, una tribu nómada de la región de Ténéré, ya había llegado a apreciar el árbol, pero a finales de la década de 1930, también llamó la atención de los forasteros. Los militares europeos se maravillaron ante esta acacia solitaria en el desierto, llamándola El Árbol del Teneré, y su inclusión en los mapas de los cartógrafos puso de manifiesto la notable distinción del árbol como el más aislado de la Tierra.

Ver Árbol de Tenere en un mapa más grande

El Comandante de las Fuerzas Aliadas de Francia describió L’Arbre du Ténéré como algo verdaderamente especial, no sólo por su capacidad para sobrevivir en el desierto, sino también por la moderación que innumerables transeúntes habían mostrado al dejarlo estar.

«Hay que ver el Árbol para creer en su existencia», escribió Michel Lesourd en 1939. «¿Cuál es su secreto? ¿Cómo puede seguir viviendo a pesar de las multitudes de camellos que lo pisotean?

«¿Cómo en cada azalai [caravana] no come un camello perdido sus hojas y espinas? ¿Por qué los numerosos tuaregs que conducen las caravanas de la sal no cortan sus ramas para hacer fuego para preparar su té? La única respuesta es que el árbol es tabú y es considerado como tal por los caravaneros».

Ese año se excavó un pozo cerca del árbol, lo que ofrecía una pista sobre cómo había conseguido sobrevivir en la arena. El árbol, de sólo unos 3 metros de altura, tenía raíces que se extendían más de 30 metros hasta el nivel freático. Se calcula que tenía unos 300 años, el único superviviente de un antiguo bosquecillo que existía cuando la región era menos árida que hoy.

Como todas las cosas, esta maravilla viviente, que había logrado prosperar a pesar de las adversidades, estaba destinada a morir un día, pero la forma en que llegó a su fin quizá hable más de la naturaleza humana que de la propia naturaleza.

La destrucción del árbol

Según un informe de la época, en 1973 un camionero, que seguía la ruta de la antigua caravana, chocó con el árbol, rompiendo su tronco. En un instante, un solo acto de imprudencia cortó un vínculo con la historia, tan profundamente arraigado en la arena del desierto y en el ethos de las generaciones que habían llegado a apreciarlo.

El conductor, que aún no ha sido identificado, estaba supuestamente borracho en el momento del accidente.

Foto del Museo del Árbol de NiameyHolger Reineccius / Wikimedia Commons / CC BY-SA 3.0 » src=»https://economiacircularverde.com/wp-content/uploads/2023/01/opt__aboutcom__coeus__resources__content_migration__treehugger__images__2013__10__Arbre_Museum_Niamey-3b3eb3cfa8404930840557e35333f913.jpg» height=»590″>

No mucho tiempo después, el esqueleto del árbol sagrado fue trasladado al Museo Nacional de Níger y colocado en un mausoleo, con su enmarañado armazón apuntalado como si se tratara de una reliquia sagrada, un gesto indicativo de su importancia para la gente de la región.

Así mismo, en el lugar donde había crecido el Árbol del Teneré, se erigió una sencilla escultura de metal, marcando el lugar donde un árbol verdaderamente extraordinario se había mantenido durante tanto tiempo contra las adversidades y un telón de fondo de arena y dunas, y donde probablemente nunca se volverá a encontrar nada parecido.

Escultura conmemorativaHolger Reineccius / Wikimedia Commons / CC BY-SA 3.0″ src=»https://economiacircularverde.com/wp-content/uploads/2023/01/opt__aboutcom__coeus__resources__content_migration__treehugger__images__2017__07__tree_sculpture-768fce676812467a971d7b02d7c11ec1.jpg» height=»473″>

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