9 Disputas territoriales modernas (y relativamente tranquilas)

Las disputas territoriales de hoy en día pueden dominar las noticias e inspirar fuertes opiniones. Sin embargo, las situaciones en las que las tierras son reclamadas por más de un país son mucho más comunes de lo que la mayoría de la gente piensa, aunque rara vez conducen a un conflicto militar continuo. Algunos de estos tiras y aflojas geográficos tienen lugar entre países que normalmente mantienen relaciones amistosas entre sí. Por ejemplo, en la actualidad hay múltiples casos en los que tanto Estados Unidos como Canadá reclaman los mismos lugares como propios.

Aquí tienes nueve interesantes territorios modernos en disputa que rara vez aparecen en los titulares.

1. Mar de Beaufort

Beaufort Sea

Una de las disputas territoriales menos conocidas del mundo afecta a dos países que mantienen una relación amistosa. Tanto Estados Unidos como Canadá reclaman un trozo en forma de tarta del mar de Beaufort, situado sobre Alaska y el territorio canadiense de Yukón. Se trata de un lugar árido y gélido, pero las aguas heladas del Beaufort cubren grandes reservas de petróleo y gas.

Las reclamaciones de Canadá están respaldadas por un tratado del siglo XIX que estableció una frontera entre Rusia y Gran Bretaña, los países que controlaban Alaska y Canadá (respectivamente) en aquella época. La reclamación de Estados Unidos se basa en el principio de equidistancia, según el cual la frontera se traza como una línea recta perpendicular a la costa. El Beaufort es uno de los varios ejemplos de potencias mundiales que intentan reclamar secciones del Ártico ricas en recursos. A diferencia de la Antártida, que se rige por un tratado que no permite la expansión ni las reclamaciones de tierras, la parte más septentrional del mundo está, más o menos, en juego.

2. Isla de las focas de Machias

frailecillos de la Isla de las Focas de Machias

Thomas O’Neil/Wikimedia Commons)

Lejos de las aguas disputadas del Mar de Beaufort se encuentra otro lugar reclamado tanto por Estados Unidos como por Canadá. La Isla de las Focas de Machias está a unos 16 km de la costa de Maine y a 11 km de la provincia canadiense de Nuevo Brunswick. En la isla hay un faro, gestionado por los guardacostas canadienses y por las autoridades coloniales británicas antes que ellos, desde 1832. Esta presencia constante es el principal motivo de las reclamaciones de Canadá.

A diferencia de la disputa de Beaufort, en esta parte del Golfo de Maine no hay valiosas reservas de petróleo o gas, aunque la isla es uno de los mejores lugares de Norteamérica para que los observadores de aves vean frailecillos. Sin embargo, los pescadores locales, tanto de Maine como de Canadá, impulsan la disputa porque las aguas que rodean la isla son ricas en langostas.

3. Islas Malvinas

Flakland Islands

John5199/Flickr)

Las personas con edad suficiente pueden recordar la Guerra de las Malvinas, un conflicto entre Inglaterra y Argentina que tuvo lugar a principios de la década de 1980. A pesar de su proximidad a Argentina, las Malvinas siguen bajo control británico. A lo largo de las décadas se han llevado a cabo negociaciones, pero éstas no han logrado resolver el conflicto.

Las Islas Malvinas gozan de un amplio grado de autonomía como Territorio Británico de Ultramar autónomo. En un reciente referéndum, los residentes pudieron decidir el futuro estatus de sus islas. La gran mayoría eligió el statu quo, votando por mantener su posición como Territorio Británico de Ultramar. Sin embargo, Argentina sigue reclamando las islas, y la disputa no tiene un final a la vista, ya que Inglaterra ha dicho que no se llevarán a cabo más negociaciones en un futuro próximo.

4. Ceuta

Cueta

NASA/JPL/NIMA)

Situada directamente al otro lado del Estrecho de Gibraltar desde el punto más meridional de la España continental, Ceuta es un enclave autónomo español que está rodeado por Marruecos. La nación norteafricana ha solicitado en repetidas ocasiones que España le entregue el control de Ceuta y de su ciudad hermana, Melilla. Consideran que estos enclaves (conocidos como «presidios» en español) son restos de un pasado colonial que no tiene cabida en el mundo moderno. Sin embargo, España argumenta que ha controlado estas zonas desde el siglo XV, mucho antes de que Marruecos se independizara de Francia.

Al igual que el Sáhara Occidental, Ceuta y Melilla son el centro de un movimiento nacionalista dentro de Marruecos. Sin embargo, las Naciones Unidas se ponen de hecho del lado de España en esta disputa. No considera a ninguna de las dos ciudades como colonias, y las ha excluido de su lista de «territorios no autónomos». Dado que Ceuta es un popular destino de compras libres de impuestos para los europeos, los residentes locales, incluso los de origen marroquí, suelen estar a favor de mantener el statu quo por razones económicas.

5. Rocas de Liancourt

Liancourth Rocks

Ulleungdont/Wikimedia Commons)

Las Rocas de Liancourt tienen diferentes nombres. Se conocen como Dokdo para los surcoreanos y como Takeshima en Japón. Ambos países reclaman estos islotes azotados por el viento, que se encuentran en el Mar de Japón, casi equidistantes de las tierras principales de los dos países. Su superficie total es de menos de 50 acres. Los turistas visitan ocasionalmente los dos islotes principales, pero sólo unos pocos residentes (así como miembros de la policía de Corea del Sur) viven allí permanentemente.

Las reivindicaciones de Corea del Sur se remontan a documentos medievales, aunque no está claro, como le gusta señalar a Japón, si las islas a las que se refieren estos manuscritos históricos son realmente las Rocas Liancourt. Ambos países reclamaron la isla en el siglo XX, y una reciente visita del presidente de Corea del Sur provocó protestas tanto de los diplomáticos japoneses como del público. Recientemente, en 2012, Corea del Sur rechazó una oferta japonesa para que un tribunal internacional resolviera la disputa.

6. Islas Spratly

Spratly Islands

Aunque todavía no han sido escenario de un gran conflicto armado, las islas Spratly están en el centro de una de las zonas más disputadas de la Tierra. No menos de seis naciones reclaman el control de una parte de estas masas de tierra, que salpican el Mar de China Meridional. En total, las Spratly constan de más de 700 islas, islotes, bancos de arena y atolones. Casi todas las islas están deshabitadas y la mayoría carecen de una fuente de agua dulce.

Por ello, las masas de tierra en sí mismas carecen relativamente de valor. Lo que las seis naciones quieren controlar son las aguas alrededor de las islas, ricas en recursos y estratégicamente importantes. Barcos de varios países pescan aquí, y hay importantes canales de navegación que atraviesan la región. Y lo que es más importante, se han producido importantes descubrimientos de gas y petróleo. Tanto China como Taiwán reclaman la soberanía sobre partes de las Spratly, al igual que Vietnam y Filipinas, ambos geográficamente más cercanos a la región. Malasia y Brunei también tienen reclamaciones en las Spratly. Con tantos actores, una resolución completa del conflicto es prácticamente imposible.

7. El istmo entre España y Gibraltar

Gibraltar

IamRender/Flickr)

Gibraltar, que está bajo control británico, está conectada a la España continental por un istmo de media milla de longitud. España ha disputado la soberanía británica sobre Gibraltar, pero los habitantes de Gibraltar han rechazado el dominio español en varios referendos y siempre han votado para mantener su estatus de autonomía.

El istmo que conecta Gibraltar con España se encuentra en una zona más gris. Se ha convertido en una parte importante del territorio, pero España afirma que nunca cedió oficialmente la franja de tierra a los británicos. El aeropuerto del territorio está situado en el istmo, al igual que un estadio y varias urbanizaciones. Inglaterra alega que España nunca rechazó su uso del istmo, y por tanto controla el terreno por la ley de prescripción.

8. Isla de Navassa

Navassa Island

La Isla de Navassa es una masa de tierra deshabitada en el Caribe, a unos 80 km de Haití y a 160 km de la base militar estadounidense de la Bahía de Guantánamo, en Cuba. Descubierta por primera vez en el siglo XVI por miembros de una de las primeras expediciones de Cristóbal Colón a la región, la isla fue ignorada durante siglos por su falta de agua potable. No obstante, fue reclamada por primera vez por Haití en 1801 y también se considera un territorio no oficial de Estados Unidos desde la década de 1850.

A día de hoy, ambas naciones siguen reclamando la isla como propia. Navassa se convirtió en un centro de extracción de guano (para la industria de los fertilizantes) en la década de 1800 y recibió un faro permanente de la Guardia Costera estadounidense cuando se construyó el Canal de Panamá. La luz hizo posible que los barcos evitaran las traicioneras costas rocosas de Navassa cuando se desplazaban por el Caribe hacia y desde el canal. En la actualidad, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. gestiona una reserva natural en la isla, y los pescadores haitianos acampan a veces en ella, pero no hay ningún asentamiento permanente.

9. Lago Constanza

Lake Constance

Ocasionalmente, la falta de fronteras no da lugar a una disputa abierta entre países, aunque sí surgen disputas locales y una sensación general de confusión sobre las normas. Este es el caso del lago de Constanza, que se encuentra en los Alpes entre Suiza, Austria y Alemania.

No hay ninguna frontera oficialmente reconocida en el lago. Suiza opina que las fronteras pasan por el centro del lago, mientras que Austria tiene una vaga opinión de «propiedad conjunta» de las aguas. Alemania ha permanecido, quizás a propósito, ambigua sobre qué partes del agua pertenecen a cada país. A nivel local, ha habido problemas con los derechos de pesca o de amarre de embarcaciones en una zona determinada del lago. El origen de estos problemas es el hecho de que diferentes acuerdos y tratados establecen normas para diferentes actividades en el lago.

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