La República Democrática Popular Lao, conocida habitualmente como Laos, es un estado del sudeste asiático con una superficie de aproximadamente la mitad de la de España y con una población de casi 7 millones de habitantes. Es un país en vías de desarrollo donde la agricultura representa la mitad del PIB y proporciona un 80% del empleo, hay una importante minería y el turismo ha ido ganando posiciones en los últimos años, generando un incipiente sector de servicios. Su gobierno está especialmente interesado en adoptar los parámetros del ecoturismo en el crecimiento de este sector.
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Laos, el gran hub del sudeste asiático en economía circular
Pero su conciencia sostenible no se queda ahí. El ejecutivo ha redactado un documento estratégico para implementar la economía circular en consonancia con la realidad socioeconómica del país. Laos ha creado una visión de un futuro circular que combina el desarrollo económico con la protección del patrimonio natural y cultural del país. El documento ha sido impulsado por el Instituto de Promoción de Energías Renovables dependiente del Ministerio de Energía y Minas, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y ha contado con la colaboración con la consultoría ambiental holandesa especializada en análisis metabólicos Shifting Paradigms.
Laos quiere convertirse en referente de la economía circular
El documento ha adoptado un enfoque escalonado que va desde el establecimiento de prioridades basadas en las ambiciones de desarrollo nacional y el perfil metabólico del país, hasta la definición de estrategias de economía circular. Por esta razón se han tenido en cuenta aspectos como: los recursos hidroeléctricos, la sólida base agrícola y forestal para desarrollar una economía basada en la biodiversidad, el potencial para ampliar el ecoturismo, los modestos salarios y la integración en la Comunidad ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático).
Con esta iniciativa, Laos marca perfil en el conjunto de economías en desarrollo. El gobierno se compromete a poner en marcha una estrategia para el país en la cual queden desacoplados el crecimiento económico de la huella de carbono y el impacto sobre los recursos. Esto es debido a que el gobierno del país ha querido vincular su estrategia de crecimiento a los compromisos adquiridos en la lucha contra el cambio climático a través del Acuerdo de París de 2015.
En este sentido Laos se convierte en un modelo e inspiración para muchos otros países del mundo en desarrollo donde las exigencias de ciertos estándares ambientales se subordinan a la consecución del crecimiento económico. Tal como señala el propio documento, la estrategia supone “una oportunidad para Laos de saltarse la fase de ponerse al día con la industrialización para pasar directamente a una sociedad postindustrial”. Además, añade que la investigación llevada a cabo para este documento “tiene el potencial de ser replicada y aplicada a cualquier país con la ambición política de implementar una circular economía. Las estrategias circulares pueden permitir un cambio transformador y mantener el valor de los recursos y productos que están ya disponibles en el propio territorio”.
Superar las limitaciones del país con estrategias circulares
En el documento se analizan las debilidades de la economía del país así como sus fortalezas y oportunidades. En el primer grupo se observa que entre 1990 y 2015 los factores de crecimiento más importantes fueron la extracción y exportación de materias primas como madera y metales, pero esta línea ha limitado el potencial de las industrias no extractivas. Además, esta forma de crecimiento se basa en generar rentas temporales no garantizadas en el tiempo.
Frente a ello, se erigen distintas estrategias circulares. La primera es el posicionamiento de Laos como un gran hub regional en el sudeste asiático dedicado a cerrar el ciclo de muchos materiales y productos usados. Así, por ejemplo, las nuevas tecnologías para extraer fibras de residuos textiles permitirían reemplazar las actuales importaciones de nuevas fibras a la vez que se estimula la industria local cerrando el ciclo de vida de estos residuos. El documento apunta que, si los residuos textiles tratados son insuficientes para cubrir la demanda nacional, esta se puede completar desarrollando fibras orgánicas a partir de los recursos naturales propios.
Por otra parte, el país está viviendo una acusada actividad de construcción de nuevos edificios, debido en buena parte al turismo. La estrategia en este terreno pasa por reducir las importaciones de cemento y acero para favorecer el uso de madera y bambú locales. Ello no solo está en línea con el ecoturismo sino con la preservación de la identidad cultural desde el punto de vista arquitectónico.
Por último, pero no menos importante, se propone aprovechar las grandes instalaciones hidroeléctricas del país, como las presas, para desarrollar la acuacultura, en especial la de las algas. Pero, ¿por qué las algas? Pues por su potencial para mejorar la calidad de las aguas, y para obtener proteínas, fertilizantes e incluso biocombustibles. Con el desarrollo de la acuacultura en general se lograría reducir las importaciones alimentarias, de fertilizantes (esenciales en un país eminentemente agrícola) y sustituir progresivamente el uso de combustibles fósiles.