9 Datos fascinantes sobre los saltamontes brasileños

El saltamontes brasileño (Bocydium globulare) es un pequeño insecto de aspecto curioso de la familia Membracidae que habita en muchas selvas tropicales de Sudamérica. Emparentados con las cigarras y los saltahojas, las casi 3.300 especies de Membracidae han desarrollado formas distintivas de mimetismo para favorecer su supervivencia, como espinas falsas, cascos, alas y formas parecidas a las de las hojas.

Pero incluso entre sus miles de vistosos parientes, el saltamontes brasileño destaca por el curioso conjunto de bolas que lleva alrededor de la cabeza. ¿A qué se debe esta exhibición tan ornamentada? Descubre éste y otros datos fascinantes sobre esta extraña y maravillosa criatura. 

Tabla de contenidos

1. Los saltamontes brasileños llevan un «casco» de diminutas bolas peludas

Comprueba cualquier imagen de un saltamontes brasileño y disfrutarás del caleidoscopio de colores, formas y de los apéndices de insectos más extravagantes que hayas visto jamás. El rasgo más distintivo de los saltamontes es el pronoto, una estructura similar a una placa en muchos insectos que suele cubrir el tórax.

En los saltamontes, sin embargo, el pronoto crece hacia arriba y hacia fuera en infinitas variaciones según la especie. El saltamontes brasileño no es una excepción. Su pronoto está impresionantemente ornamentado con pequeñas bolas y pelos erizados que se extienden en círculo alrededor de su cabeza como hélices de helicóptero.

2. Los genes de las alas podrían ser los responsables de sus cascos

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Los científicos se preguntaron durante mucho tiempo por qué el saltamontes brasileño tiene este notable casco globular. No es probable que se trate de un adorno que los machos utilicen para atraer a la pareja, porque tanto los machos como las hembras lo tienen.

Una hipótesis afirma que podría ser un señuelo para los depredadores. En 2011, un estudio propuso incluso que podría ser un par de alas extra. Otros investigadores refutaron esta última hipótesis, aunque los genes de las alas podrían ser los responsables de los cascos de los saltamontes brasileños.

En 2019, un equipo de investigación afirmó que los cascos de los saltamontes no eran alas, sino simples excrecencias del tórax del insecto. Sin embargo, descubrieron que el crecimiento del casco dependía de los genes del ala: Por alguna razón, el pronoto activaba ciertos genes que de otro modo se utilizarían para el crecimiento de las alas. Sin embargo, el proceso preciso por el que esto ocurre sigue siendo un misterio, al igual que la razón del casco. 

3. …O, los cascos podrían imitar a un hongo para alejar a los depredadores

Otra hipótesis de por qué el saltamontes brasileño tiene una ornamentación tan singular es que podría tener como objetivo imitar a un hongo parásito.

Este hongo mortal se infiltra en los cuerpos de las hormigas y luego sale de ellos con formas que se asemejan al casco globular del saltamontes brasileño. Imitar esa forma podría proporcionar protección al saltamontes, ya que los depredadores no quieren saber nada de un hongo asesino.

4. Los saltamontes brasileños sólo tienen el tamaño de un guisante

La microfotografía ha permitido ver un extraordinario grado de detalle en estas diminutas criaturas. Estas fotos pueden hacer que los saltamontes parezcan monstruos en miniatura. Encontrarse con un saltamontes brasileño en la vida real es un poco menos emocionante. Sólo miden unos 5 ó 6 milímetros, por lo que es posible que necesites una lupa para ver con claridad los detalles de su extraordinario pronoto.

5. Son chupadores de savia

Los saltamontes chupan la savia de las plantas y los árboles de forma similar, en algunos aspectos, a la forma en que los mosquitos chupan la sangre. Los saltamontes tienen una boquilla con dos tubos afilados en forma de paja: uno que perfora el tallo o la hoja de una planta para inyectar saliva, y el otro para succionar el floema (savia) de la planta. Los saltamontes brasileños se encuentran con frecuencia bajo las hojas de los arbustos de la gloria. 

6. Alimentan a otros insectos mientras se alimentan a sí mismos.

Los saltamontes pueden alimentarse repetidamente de una misma planta porque su saliva impide que la planta cierre el lugar de punción. Una vez que encuentran una planta adecuada, suelen permanecer en ella durante varias semanas, excretando una sustancia rica en azúcar conocida como melaza mientras se alimentan. Esto, a su vez, alimenta a las hormigas y a otros insectos, que suelen corresponder protegiendo a los saltamontes contra los depredadores para defender su fuente de alimento.

7. Las hembras de los saltamontes brasileños se sientan sobre sus huevos

Las hembras de los saltamontes protegen ferozmente a sus crías. Ponen sus huevos en el tallo de su fuente de alimento. Luego, a diferencia de muchos otros insectos, se sientan sobre sus huevos para protegerlos de los depredadores. También crean pequeñas perforaciones en el tallo de la planta para que las ninfas nacidas tengan fácil acceso a la comida. 

8. Se comunican mediante sutiles vibraciones

Estos zumbidos no viajan por el aire, sino por las plantas. Los investigadores han podido registrar las vibraciones de algunas especies de saltamontes utilizando diversos equipos de alta sensibilidad. Creen que los saltamontes utilizan estas vibraciones para alertarse mutuamente de los depredadores, atraer a sus parejas y señalar un buen lugar para alimentarse.

El biólogo de la Universidad de Missouri, Rex Cocroft, que lleva décadas estudiando a los saltamontes, capturó las llamadas de algunas especies de las ninfas y cree que la comunicación de los saltamontes es más compleja de lo que actualmente entiende la ciencia.

9. Un escultor de insectos creó un notable modelo de saltamontes brasileño

Durante 25 años, entre 1930 y su muerte en 1955, el escultor Alfred Keller trabajó en el Museo de Historia Natural de Berlín construyendo increíbles modelos científicos de insectos y sus larvas. Una de sus creaciones más notables es un modelo en 3D de B. globulare ampliado hasta 100 veces su tamaño real. El modelo fue destacado en la revista Nature.

Mirando el modelo exquisitamente detallado de Keller, resulta asombroso ver lo parecido que es el saltamontes brasileño (sin casco, por supuesto) a la cicada, aunque sea considerablemente más pequeño. 

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