10 datos impactantes sobre el cielo nocturno del Atlas Mundial de la Contaminación Lumínica

Un nuevo mapa revela estadísticas sorprendentes, como que el 80% de los norteamericanos ya no pueden ver la Vía Láctea.

Imagina un mundo sin estrellas. Contemplar el cielo parpadeante es un placer que los humanos han tenido desde que somos capaces de inclinar la cabeza hacia atrás y mirar hacia el cielo. Pero es un placer que corremos el riesgo de perder; y de hecho, para muchos ya ha desaparecido.

El impacto de la contaminación lumínica

El problema de la contaminación lumínica -definida como la alteración de los niveles de iluminación nocturna provocada por el hombre- es flagrante. Pero es un tipo de contaminación más abstracta que, por ejemplo, un tubo de escape que chisporrotea o el plástico en el océano. Es un tipo de contaminación que destaca no por los signos visibles de lo que deja, sino por lo que se lleva: en este caso, las luces naturales del cielo nocturno. Las estrellas, los planetas, la cúpula resplandeciente que ha inspirado el asombro de innumerables generaciones de observadores del cielo. Mientras tanto, la contaminación lumínica causa todo tipo de estragos en el mundo natural, desde afectar a la navegación nocturna de las aves hasta desorientar a las crías de tortugas marinas o alterar los patrones de apareamiento de las luciérnagas.

La contaminación lumínica es una de las formas más generalizadas de alteración del medio ambiente, pero sólo recientemente ha recibido mucha atención por parte del conjunto científico. Teniendo en cuenta la notable ausencia de una cuantificación de su magnitud a escala mundial, un equipo internacional de investigadores ha creado ahora un atlas mundial de la luminancia del cielo artificial.

10 datos aleccionadores sobre la contaminación lumínica

Las conclusiones son impresionantes; las siguientes son algunas de las estadísticas más aleccionadoras extraídas de la investigación:

1. Más del 80 por ciento del mundo y más del 99 por ciento de la población de EE.UU. y Europa viven bajo cielos contaminados por la luz.

2. La Vía Láctea está oculta para más de un tercio de la humanidad, incluido el 60 por ciento de los europeos y casi el 80 por ciento de los norteamericanos.

3. La contaminación lumínica perjudica a lugares que de otro modo serían prístinos y desérticos, porque se extiende a cientos de kilómetros de su origen.

4. El país más contaminado por la luz del planeta es Singapur, donde toda la población vive bajo «cielos tan brillantes que el ojo no puede adaptarse completamente a la visión nocturna».

5. Los habitantes de San Marino, Kuwait, Qatar y Malta ya no pueden ver la Vía Láctea.

6. El 99% de los habitantes de los Emiratos Árabes Unidos no pueden ver la Vía Láctea, al igual que el 98% de Israel y el 97% de Egipto.

7. Las mayores franjas de tierra sin visibilidad de la Vía Láctea incluyen la región transnacional de Bélgica/Países Bajos/Alemania, la llanura de Padana en el norte de Italia y la extensión de Boston a Washington. Otras grandes áreas en las que se ha perdido la Vía Láctea son la región de Londres a Liverpool/Leeds en Inglaterra, y las regiones que rodean Pekín y Hong Kong en China y Taiwán

8. Si vives en París o en sus alrededores, para encontrar el lugar más cercano con una gran zona sin contaminación lumínica tendrías que viajar más de 800 km hasta Córcega, el centro de Escocia o la provincia de Cuenca (España)

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9. Si vives en Neuchâtel (Suiza), tendrías que viajar 845 millas hasta el noroeste de Escocia, Argelia o Ucrania para encontrar cielos nocturnos prístinos.

10. Los países con la menor cantidad de personas afectadas por la contaminación lumínica son Chad, República Centroafricana y Madagascar, con más de tres cuartas partes de sus habitantes viviendo en condiciones de cielo prístino.

Quizás donde vives puedas ver las estrellas, ¿sabías que en otros lugares son un recurso natural tan amenazado? Y la pregunta puede hacerse a los que viven en ciudades; quizá no puedas ver mucho en el cielo nocturno, pero ¿sabías que el problema era tan frecuente en todo el planeta?

No espero ver muchas estrellas desde mi rincón de la ciudad de Nueva York, pero aun así, me sorprendió ver que se trata de un problema global. Como escriben los investigadores del atlas en su informe, «la humanidad ha envuelto nuestro planeta en una niebla luminosa que impide que la mayor parte de la población de la Tierra tenga la oportunidad de observar nuestra galaxia. Esto tiene un impacto potencial en la cultura de una magnitud sin precedentes».

De hecho, la contaminación lumínica tiene consecuencias ecológicas dramáticas, crea problemas de salud pública y la iluminación que la provoca desperdicia importantes recursos. Ha llegado el momento de coger la contaminación lumínica por los cuernos. Y a diferencia de tantos otros problemas complicados a los que se enfrenta este planeta, éste es uno que puede resolverse al instante; sólo tenemos que bajar las luces por la noche. O mejor aún, apagarlas. Un Empire State iluminado puede ser bonito, pero la Vía Láctea le gana por una galaxia.

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