5 Datos fascinantes sobre las secuoyas

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Árboles altos, área de distribución diminuta

Las secuoyas son famosas, por lo que te sorprenderá saber que sólo se encuentran en unos pocos lugares del mundo. Hay tres especies de secuoyas: La secuoya de la costa, la secuoya gigante y la secuoya del amanecer.

Cada una de ellas crece en zonas muy concretas. Las secoyas costeras sólo se encuentran en una corta y estrecha franja de la costa oeste, desde el Big Sur de California hasta el sur de Oregón. La secuoya gigante sólo crece en la cordillera californiana de Sierra Nevada, en arboledas dispersas que, combinadas, ocupan un área del tamaño de Cleveland. Y la secuoya del alba sólo se encuentra en una zona remota del centro de China. Sus diminutas áreas de distribución ponen de manifiesto que estos árboles únicos crean un ecosistema fascinante y especial.

Especies más altas

Las secuoyas de costa son las más altas de las tres especies de secuoyas y pueden superar los 90 metros de altura. Sin embargo, sus sistemas radiculares sólo se extienden hasta unos 6 a 12 pies por debajo del suelo. Se las arreglan para mantenerse en pie extendiendo su sistema de raíces poco profundas hasta un diámetro de 15 metros o más, y enredando las raíces en surcos y grietas que les proporcionan una fuerza adicional.

Muchos ecosistemas intrincados en un solo árbol

Las secoyas son tan grandes que un solo árbol puede ser el hábitat de un número increíble de especies. Cuando las secoyas se desprenden de su follaje, gran parte de éste se acumula en las ramas y se descompone para convertirse en tierra, o «suelo de la copa», donde pueden brotar las semillas de otras especies de plantas y las esporas de los hongos. Las especies epífitas, o plantas que crecen en los árboles en lugar de en el suelo, pueden contarse por centenares, incluyendo líquenes, briofitos y plantas vasculares como los helechos. Esta mezcla de vida vegetal que crece en las ramas de las secoyas crea un hábitat maravilloso y variado para la vida animal.

Las secoyas son el hogar de anfibios, escarabajos, grillos, gusanos, milpiés, arañas y moluscos. La salamandra nublada, una especie que respira totalmente por la piel y tiene una cola prensil para trepar, prospera en las copas de los árboles. Ardillas, pescadores, halcones peregrinos, águilas calvas, el búho moteado del norte, el mérgulo jaspeado y docenas de otras especies llaman al dosel su hogar. Se han encontrado cóndores de California anidando en las cavidades de las secoyas gigantes, y estos gigantes de hoja perenne son el hogar de al menos seis especies de murciélagos.

El bosque de secuoyas no sólo crea un ecosistema único en el suelo, sino también en cada centímetro de espacio a cientos de metros por encima del suelo. Los investigadores siguen aprendiendo sobre la vida profundamente intrincada de las secoyas.

Estrategia de supervivencia a los terremotos

Muchas secoyas viven en el país de los terremotos, y parece que el desplazamiento de la tierra causaría problemas a los gigantes. Pero los árboles han aprendido una estrategia de supervivencia. Las secuoyas que se ven obligadas a inclinarse debido a los cambios en las pendientes, las inundaciones o incluso a la caída de otros árboles contra ellas, son capaces de acelerar su crecimiento en sus lados descendentes, reforzándose eficazmente contra una mayor inclinación.

El cambio climático augura cada vez más problemas

Las secuoyas están adaptadas a muchos fenómenos climáticos, como debe ser con una vida de 2.000 o más años. Pero aún se desconoce exactamente cómo se adaptarán las secuoyas para sobrevivir al cambio climático a largo plazo. Las secuoyas gigantes dependen del manto de nieve de la Sierra para obtener la mayor parte del agua que necesitan. Las secoyas costeras dependen de la espesa niebla para obtener el agua. Con unas sequías más largas y duras que provocan menos nevadas, y unos patrones climáticos cambiantes que provocan menos niebla, los árboles ya están luchando.

Además, las secoyas dependen del fuego para limpiar el sotobosque de la maleza que compite por el agua, para mantenerlo libre de materiales combustibles y para crear espacio para que arraiguen las nuevas plántulas. Con los humanos vigilando cuidadosamente los incendios forestales, el sotobosque va acumulando una densidad de plantas y hojarasca inflamable. Las secuoyas están adaptadas para sobrevivir a pequeños incendios, pero los incendios violentos alimentados por décadas de material acumulado pueden tener un efecto devastador.

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