¿Qué es la competencia intraespecífica?

En ecología, la competencia es un tipo de interacción negativa que se produce cuando los recursos son escasos. La competencia intraespecífica se produce cuando son los individuos de una misma especie los que se enfrentan a una situación en la que los recursos para la supervivencia y la reproducción son limitados. Un elemento clave de esta definición es que la competición se produce dentro de las filas de una especie. La competencia intraespecífica no es sólo una curiosidad ecológica, sino un importante motor de la dinámica de las poblaciones.

Ejemplos de competencia intraespecífica son:

  • Los osos pardos más grandes y dominantes ocupan los mejores lugares de pesca en un río durante la temporada de desove del salmón.
  • Pájaros como la torcaz oriental que defienden territorios de los que excluyen a sus vecinos para asegurarse los recursos.
  • Los barnaclas compiten por el espacio en las rocas, de las que filtran el agua para obtener su alimento.
  • Las plantas utilizan compuestos químicos para disuadir a los competidores, incluso a los de la misma especie, e impedir que crezcan demasiado cerca.
  • Las plantas se han convertido en una especie de «cacatúa».

Se trata de una especie de planta que se encuentra en el medio de la naturaleza.

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Tipos de competencia intraespecífica

La competencia entre especies se produce cuando los individuos obtienen una fracción decreciente de los recursos disponibles a medida que aumenta el número de competidores. Cada individuo sufre una limitación de comida, agua o espacio, con consecuencias para la supervivencia y la reproducción. Este tipo de competencia es indirecta: por ejemplo, los ciervos se alimentan de ramoneo leñoso durante todo el invierno, lo que pone a los individuos en competencia indirecta entre sí por un recurso que no pueden defender de los demás y conservar para sí mismos.

La competencia de competición (o interferencia) es una forma directa de interacción cuando los recursos se defienden activamente de otros competidores. Algunos ejemplos son un gorrión cantor que defiende un territorio, o un roble que extiende su copa para recoger la mayor cantidad de luz posible, codeándose con un lugar dentro del dosel del bosque.

Consecuencias de la competencia intraespecífica

La finalización intraespecífica puede suprimir el crecimiento. Por ejemplo, los renacuajos tardan más en madurar cuando están amontonados, y los silvicultores saben que las plantaciones de árboles raleados darán lugar a árboles más grandes que los que se dejan crecer con alta densidad (la densidad es el número de individuos por unidad de superficie). Del mismo modo, es bastante común que los animales experimenten una disminución del número de crías que pueden producir con una densidad de población elevada.

Para evitar las situaciones de alta densidad, muchos animales juveniles tienen una fase de dispersión cuando se alejan de las zonas en las que han nacido. Al salir por su cuenta, aumentan sus posibilidades de encontrar recursos más abundantes con menos competencia. Sin embargo, tiene un coste, ya que no hay garantía de que sus nuevas excavaciones tengan recursos suficientes para formar una familia propia. Los animales jóvenes que se dispersan también corren un mayor riesgo de depredación al viajar por un territorio desconocido.

Algunos animales individuales son capaces de ejercer dominio social sobre otros para asegurarse un mejor acceso a los recursos. Ese dominio puede aplicarse directamente al tener mejores habilidades de lucha. También puede demostrarse mediante señales, como la coloración o las estructuras, o comportamientos como las vocalizaciones y las exhibiciones. Los individuos subordinados seguirán teniendo acceso a los recursos, pero quedarán relegados a fuentes de alimento menos abundantes, por ejemplo, o a zonas con un refugio inferior.

La dominación también puede expresarse como un mecanismo de separación, incluso estableciendo un orden de picoteo. En lugar de competir directamente por los recursos con otros individuos de la misma especie, algunos animales protegen un espacio de otros, reclamando la propiedad de todos los recursos que hay en él. La lucha puede utilizarse para establecer los límites del territorio, pero dado el riesgo de lesiones, muchos animales utilizan alternativas rituales más seguras, como exhibiciones, vocalizaciones, simulacros de lucha o marcado de olores.

La territorialidad ha evolucionado en varios grupos de animales. En los pájaros cantores, los territorios se defienden para asegurar los recursos alimenticios, un lugar de anidación y lugares de cría. La mayor parte de los cantos primaverales que oímos son la prueba de que los machos anuncian su territorio. Sus demostraciones vocales sirven para atraer a las hembras y para anunciar la ubicación de sus límites territoriales.

Por el contrario, los machos de los pájaros azules sólo defienden un lugar de anidación, donde animan a una hembra a poner huevos que luego fecundan.

Significado de la competencia intraespecífica

Para muchas especies, la competencia intraespecífica tiene fuertes efectos en la variación del tamaño de la población a lo largo del tiempo. Cuando la densidad es alta, el crecimiento se reduce, la fecundidad se suprime y la supervivencia se ve afectada. Como resultado, el tamaño de la población aumenta más lentamente, se estabiliza y, finalmente, empieza a disminuir. Una vez que el tamaño de la población vuelve a ser menor, la fecundidad se recupera y la supervivencia aumenta, lo que devuelve a la población a un patrón de crecimiento. Estas fluctuaciones impiden que la población aumente o disminuya demasiado, y este efecto regulador es una consecuencia bien demostrada de la competencia intraespecífica.

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