Los mosquitos son una molestia habitual en verano, pero se han vuelto más preocupantes desde que sabemos que muchos mosquitos son portadores del virus del Zika, del Nilo Occidental e incluso de la encefalitis. En algunos pueblos y ciudades, la fumigación masiva con plaguicidas pretende reducir considerablemente la población de mosquitos. Pero en lo que no pensamos es en el efecto que estas medidas tienen sobre otros bichos: las abejas.
Las abejas son esenciales para muchos de nuestros cultivos agrícolas. No sólo producen miel, sino que son responsables de la polinización de varias frutas y verduras, como las manzanas, los pepinos y las bayas. Sin las abejas melíferas, los agricultores experimentarían un grave descenso en el suministro o no podrían producir ningún cultivo.
Desgraciadamente, muchos insecticidas para mosquitos son perjudiciales para las abejas, sobre todo para las abejas obreras que se aventuran fuera de la colmena. Estas abejas pueden viajar hasta ocho kilómetros para recoger el polen y el néctar de ciertas flores y plantas. Pueden estar expuestas a los plaguicidas que se han rociado directamente sobre las plantas de las que se alimentan, o por la deriva de los plaguicidas, cuando el viento los traslada de una zona a otra.
Los plaguicidas pueden matar a las abejas incluso antes de que regresen a la colmena, y si lo hacen, infectan a toda su colonia.
Si intentas controlar los mosquitos en casa, no tienes que rociar tu jardín con pesticidas, por supuesto. Hay muchas formas naturales de matar mosquitos. Pero si tu familia está muy preocupada por los mosquitos portadores de enfermedades -quizás tienes niños, o estás intentando quedarte embarazada, o alguien en tu casa tiene el sistema inmunitario comprometido- y vas a aplicar pesticida contra los mosquitos, hay algunas formas de reducir el peligro para las abejas.
Tabla de contenidos
1. Aplica tu plaguicida directamente en el suelo
Esto reduce en gran medida la deriva de la pulverización aérea. Los plaguicidas granulados suelen ser los que menos probabilidad tienen de derivar y causar daños a las abejas que buscan alimento, según el Departamento de Regulación de Plaguicidas de la Universidad de Clemson. Si no puedes evitar las pulverizaciones aéreas, pulveriza al atardecer o por la noche, cuando las abejas probablemente hayan regresado a la colmena.
2. Cubre tus colmenas
Si eres apicultor y tienes colmenas que proteger, es mejor que las cubras si sabes que se va a realizar una fumigación aérea. (Ponte en contacto con el departamento de sanidad de tu condado para averiguarlo). Esto puede hacerse con arpillera u otro material transpirable, que permitirá a la colmena obtener el aire que necesita al tiempo que la protege de los pesticidas dañinos.
3. Prueba con las inmersiones de los mosquitos
Cada «mate» contiene BTI, una bacteria que mata las larvas de mosquito pero no es tóxica para el resto de insectos, pájaros y personas. Esta es una gran opción si tienes una bañera para pájaros u otro elemento acuático similar en tu jardín. Y en ese sentido, evita por completo el agua estancada en tu jardín, ya que es donde las hembras de los mosquitos ponen sus huevos.
4. Mantén los mosquitos fuera de tu jardín en primer lugar
Está atento a los charcos de agua de lluvia y deshazte de ellos. Además, un ventilador colocado estratégicamente puede ayudar a mantener a raya a los mosquitos, ya que son voladores débiles y no pueden desplazarse bien con el viento. Prueba varios ventiladores, ajustes y colocaciones diferentes hasta que consigas el efecto deseado. Como a los mosquitos les gusta esconderse en la hierba alta durante el día, recorta las malas hierbas y corta el césped a menudo.
Si vas a utilizar un plaguicida, debes saber que algunos son más perjudiciales que otros.