Métodos de limpieza ecológicos son la forma más eficaz de deshacerse del mal olor.
Si tienes ropa de gimnasio, estarás familiarizado con el desagradable olor que la acompaña. El inconveniente de utilizar tejidos sintéticos de alta tecnología es su incapacidad para quedar perfectamente limpios en la lavandería. Están diseñados para repeler el agua, lo cual es estupendo cuando estás sudando a mares y no quieres sentir la ropa empapada junto a tu piel, pero es menos deseable cuando quieres que esa ropa quede empapada y llena de detergente.
La ropa de gimnasio requiere un tratamiento especial, así que vale la pena familiarizarse con algunos conceptos básicos para minimizar el olor y maximizar la limpieza.
Sécalas
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No eches la ropa húmeda del gimnasio en el cesto de la ropa sucia, a menos que vayas a lavarla inmediatamente. Si la dejas en un espacio oscuro y confinado, las bacterias crecerán y el olor empeorará. Seca siempre al aire la ropa húmeda antes de echarla al cesto.
Si tienes que guardarla en una bolsa de deporte, sigue el consejo de la gurú de la limpieza de Toronto, Melissa Maker. Ella recomienda meter la ropa en una bolsa Ziploc y rociarla con un «spray de seguridad», hecho con 1 taza de agua y 10 gotas de aceite esencial de lavanda, para desalentar el crecimiento bacteriano hasta que puedas secarla al aire libre.
Mételas en remojo
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Si el olor es muy fuerte, prueba a sumergir tu ropa deportiva en un fregadero limpio lleno de agua y vinagre blanco (una taza de vinagre por cada 4 tazas de agua). Déjala en remojo durante media hora antes de lavarla. El vinagre es un eliminador natural de bacterias.
Usa menos detergente.
Puede sonar contradictorio, pero menos detergente es mejor cuando se lava la ropa del gimnasio. De nuevo, debido a la calidad del tejido, el detergente puede obstruir las fibras e inhibir la capacidad del tejido para repeler el agua. Elige un detergente natural sin fragancia. Añade una taza de bicarbonato de sodio para aumentar el poder de limpieza. Algunos expertos en limpieza recomiendan también un segundo aclarado sin jabón para eliminar todos los restos de detergente. Lava siempre la ropa del revés.
No utilices suavizante
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Al igual que el detergente, el suavizante puede acumularse en la superficie del tejido. En su lugar, añade una taza de vinagre blanco al compartimento del suavizante en la lavadora, o añade una taza durante el ciclo de aclarado. (No lo eches con el ciclo de lavado si has utilizado bicarbonato de sodio porque se neutralizarán mutuamente.)
Sécalos de nuevo
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Evita la secadora si es posible, ya que el calor puede comprometer el tejido sintético e incluso «fijar» el olor, si es que queda alguno después del lavado. Cuélgalo, preferiblemente al sol. Si tienes que usar la secadora, haz primero una prueba de olfato.
Congélalos
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Si estás realmente desesperado, prueba a meter la ropa maloliente en el congelador para eliminar las bacterias. Déjala allí unos días antes de lavarla. (Esta técnica la recomienda Levi’s como sustituto del lavado de los vaqueros sucios.)
Fresca tus zapatos.
Otro consejo de Melissa Maker que me encanta: coge dos filtros de café, añade una cucharada de bicarbonato de sodio a cada uno y átalos en una bolsita con una banda elástica. Coloca uno en cada zapato, que absorbe los malos olores.
Cuida tu bolsa de deporte.
Limpia semanalmente tu bolsa de deporte con un spray de agua y vinagre. Añade unas gotas de eucalipto, menta, naranja o hierba de limón para añadir poder antibacteriano. Lava una vez al mes en agua fría y sécala al aire, teniendo cuidado de remodelar la bolsa mientras se seca. Cuando utilices la bolsa del gimnasio, procura separar las cosas húmedas y sudorosas del resto de la bolsa para minimizar la transferencia de olores.
Guardar la ropa con prudencia
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Si puedes, cuelga la ropa del gimnasio en un lugar donde reciba una buena circulación de aire, en lugar de guardarla en un cajón oscuro.