Cómo comer una montaña de verduras en una semana

Con un flujo imparable de verduras de hoja procedentes de mi cuota de CSA cada semana, tengo que ser creativa en la cocina.

Después de dos meses de reparto de mi CSA de verano, estoy más que cansada de la lechuga. Mi familia come ensalada todas las noches, tratando de acabar con las dos o más cabezas que recibimos cada semana, además de las bolsas de rúcula, frisé y otras verduras mixtas. Eso sin contar toda la col rizada, las acelgas, la rúcula y las espinacas.

En este punto tengo que ser creativa para mantener las comidas interesantes para mis hijos. Hay algunas cosas que hago para que ellos (y yo) sigan comiendo alegremente.

Tabla de contenidos

1. Prepara estupendos aderezos caseros para las ensaladas.

El aderezo para ensaladas es súper barato y fácil de hacer en casa y mucho más delicioso que el comprado en la tienda. Prueba algunas recetas diferentes para encontrar tu favorita, y luego hazla en un lote grande, para que esté siempre lista para llevar. A mis hijos les encanta el aliño de la ensalada César y a mí me gusta mucho la lima y el comino (receta aquí).

2. Añade muchas guarniciones.

Lo que lleva a una ensalada al siguiente nivel es tener una variedad de sabores y texturas. La lechuga normal envejece muy rápido, pero un bol lleno de pepinos crujientes, hinojo rallado, nueces tostadas, feta salado, pepitas firmes o semillas de girasol, tomates cherry jugosos, aguacate suave y brotes de alfalfa arremolinados nunca pierde su atractivo.

3. Cocina las verduras que puedas.

Para reducir la cantidad de ensalada que necesitas comer, cuece las verduras que mejor se adapten a ella, como la col rizada, las espinacas y las acelgas. Éstas se reducen a una fracción de su volumen original una vez cocinadas y pueden utilizarse de muchas maneras diferentes. Me ha gustado el consejo de Elaheh Nozari para Bon Appétit para hacer una galette:

«Todo sabe mejor rodeado de masa de hojaldre. Hago una masa sencilla con harina, mantequilla y vinagre de sidra de manzana, la enrollo en una galette de forma libre y la relleno con lo que haya sobrado -patatas, col rizada, acelgas, cebolla- y queso, porque no importa lo que cocines con queso y masa de hojaldre, querrás repetir.»

Las verduras son otra forma estupenda de aprovecharlas. Unos puñados de espinacas desaparecerán en una olla de dal u otras verduras cocinadas a fuego lento en una salsa de coco picante.

4. Haz una gran tanda de granos y judías.

Otra buena sugerencia que menciona Nozari, es algo que he estado haciendo durante varios meses: cocinar una olla de farro (mi favorito actual) y utilizarlo para dar volumen a las ensaladas y otras verduras. Otras buenas opciones son la quinoa, el bulgur y el amaranto. Lo mismo ocurre con los garbanzos, las lentejas y otras judías. Hacen que una ensalada sea más interesante, nutritiva y saciante.

5. Haz una salsa verde.

Ya sabrás que estoy obsesionada con la salsa verde, y con ello me refiero a todas las salsas verdes: pesto, chimichurri, chermoula, etc. Siempre que tengo un excedente de verduras, las trituro en la batidora con aceite de oliva, ajo, un chorrito de vinagre de vino tinto, sal y pimienta. Pueden ser las hierbas que se utilizan tradicionalmente en estas recetas, como la albahaca, el cilantro y el perejil, pero la rúcula también funciona de maravilla.

6. Busca nuevas recetas.

Sal de tu rutina hojeando revistas de alimentación, libros de cocina y páginas web. Esta misma mañana he encontrado una receta de ensalada de col a la parrilla en un libro de cocina «Dinner Illustrated» de America’s Test Kitchen; nunca se me había ocurrido asar previamente la col antes de convertirla en ensalada, así que adivina qué cenaremos esta noche. Otro libro de cocina me enseñó a preparar acelgas al ajillo el otro día, y me sorprendió lo mucho mejor (y menos amargo) que sabe con un poco de vinagre y copos de chile añadidos a la sartén. Hemos empezado a añadir las verduras crudas a los batidos y a los wraps de verano, hechos con papel de arroz.

La extravagancia de verduras no durará siempre. Ya tengo más calabacines, judías verdes, brócoli y zanahorias. Sé que, dentro de poco, llegará el invierno y recordaré con añoranza estos días de ensalada del verano.

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