Elegir el método de cocción y los utensilios adecuados para el trabajo puede reducir la cantidad de energía desperdiciada, a la vez que te ahorra dinero.
La cocina moderna tiene innumerables opciones para convertir los ingredientes en comida, desde cocinas de lujo (gas, inducción, eléctricas, etc.) hasta microondas, hornos, arroceras, hornos tostadores, ollas de cocción lenta y cocinas sous vide. La mayoría de los cocineros caseros tienen métodos estándar para cocinar ciertos platos, pero es bueno dar un paso atrás para considerar cuánta energía se emplea en la preparación de la comida en tu mesa y si hay una forma mejor y más eficiente de hacerlo. Puede que te sorprenda ver qué pequeñas cosas pueden suponer una gran diferencia.
(Muchos de estos consejos proceden de SmarterHouse, un proyecto del Consejo Americano para una Economía Energéticamente Eficiente.)
Tabla de contenidos
Adapta el método de cocción a la comida
Minimiza la superficie que hay que calentar. En otras palabras, no calientes todo el horno para cocinar un solo trozo de pescado; un horno tostador o una sartén de cocina serían una mejor opción. Utiliza utensilios diseñados para tareas específicas, por ejemplo, ollas de cocción lenta para guisos y estofados largos, ollas arroceras. Hay ventajas y desventajas: los microondas, aunque son eficientes y baratos en cuanto al uso de energía, comprometen la calidad de los alimentos.
Utiliza los utensilios de cocina adecuados
No pongas una olla pequeña en un elemento grande. Según SmarterHouse, una olla de 6″ en un quemador eléctrico de 8″ desperdicia más del 40% del calor producido por el quemador. Sin embargo, elige la cacerola más pequeña y adecuada para hacer el trabajo, ya que requiere menos energía para calentar.
Si es posible, invierte en utensilios de cocina de alta calidad con fondos resistentes. Una sartén barata con el fondo deformado puede utilizar un 50 por ciento más de energía para hervir el agua.
«La sartén ideal tiene un fondo ligeramente cóncavo: cuando se calienta, el metal se expande y el fondo se aplana. Un elemento eléctrico es significativamente menos eficiente si la sartén no tiene un buen contacto con el elemento.»
El vidrio y la cerámica son más eficientes en el horno que el metal, permitiéndote cocinar alimentos a 25°F menos en el mismo tiempo. Las ollas con fondo de cobre también se calientan más rápido.
Mantén tus electrodomésticos
Mantener limpios los fogones y el microondas puede ayudar a la eficiencia. Cuando las ollas de los quemadores se llenan de restos de comida, esto absorbe el calor y reduce la eficiencia de los quemadores. Si están brillantes, reflejan el calor hacia la sartén. Los microondas funcionan mejor cuando no hay partículas de comida en su interior.
Usa la función de autolimpieza en contadas ocasiones, pero cuando lo hagas, ponla en marcha después de usar el horno para cocinar, de modo que ya esté caliente.
Ahorra tiempo
Asegúrate de que los alimentos previamente congelados se han descongelado por completo y que la carne ha alcanzado la temperatura ambiente antes de cocinarla. Esto ayuda a una cocción uniforme y acelera el proceso. Si vas a asar verduras, córtalas más pequeñas para que se cocinen más rápido.
Olvida precalentar el horno, a no ser que vayas a hornear bollería y pan, y consigue unos minutos más de cocción metiendo los alimentos directamente en el horno nada más encenderlo.
Aprovecha la ventaja de tener el horno encendido. Cocina el doble de cantidad para que te queden sobras; se necesita menos energía para recalentar que para cocinar. Mi regla personal es no encender nunca el horno para una sola cosa. Si estoy cocinando pescado o pasta, entonces asaré verduras al lado, prepararé un postre rápido o una tanda de magdalenas, o echaré unas cuantas calabazas para usarlas en sopas más adelante en la semana.
Ahorra un par de dólares al mes cortando la calefacción antes, sobre todo si utilizas una cocina y un horno eléctricos. El calor residual seguirá cocinando los alimentos. Un horno seguirá cocinando si resistes el impulso de abrir la puerta.