El transporte internacional se está convirtiendo en uno de los mayores desafíos en nuestra batalla contra el cambio climático. A pesar del liderazgo de algunos países hacia una economía más verde y sostenible, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la aviación sigue siendo una tarea pendiente.
Este sector es uno de los principales contribuyentes al calentamiento global. En España, por ejemplo, la aviación representa el 4% de las emisiones totales de GEI, tal como revela un estudio del Observatorio de la Sostenibilidad. Lo alarmante es que, a pesar de una creciente conciencia ambiental, la industria aérea no ha dejado de expandirse.
La globalización y el abaratamiento de los vuelos comerciales han fomentado un aumento en el deseo de viajar y explorar nuevas culturas, impulsado también por el cine, las series y las redes sociales. Este fenómeno contrasta, por ejemplo, con la conciencia medioambiental de países como Suecia, conocidos por su alto compromiso ambiental, pero que siguen siendo grandes viajeros, con un significativo impacto ambiental. A pesar de esfuerzos como la implementación de un impuesto sobre la aviación relacionado con la distancia de vuelo, Suecia se encuentra aún entre los 50 países con más pasajeros aéreos per cápita.
¿Es necesario renunciar a los viajes por el medio ambiente?
La buena noticia es que hay alternativas. Una opción son los biocombustibles, aunque están rodeados de controversia por sus efectos secundarios en el medio ambiente, como la deforestación. Otra solución es cambiar nuestro sistema de transporte internacional. Un ejemplo a seguir es Suecia, que invertirá millones en una red de trenes nocturnos hacia Europa continental, ofreciendo una manera más verde de viajar.
El tren como solución más verde
Comparado con otros modos de transporte, el transporte aéreo es con diferencia el más contaminante. En contraste, el tren se destaca como la opción más limpia, emitendo tan solo 14 gramos de CO2 por pasajero y kilómetro. Según la Asociación Ferroviaria Española (MAFEX), los trenes contribuyen a solo el 0,7% del total de las emisiones de transporte. En Suecia, los trenes alimentados con energía 100% renovable ya son una realidad, y en Australia, una iniciativa privada ha dado lugar al “primer tren solar del mundo”, ofreciendo un transporte completamente sostenible a sus pasajeros.