Los investigadores han identificado muchos de los gestos que los perros utilizan para que los humanos cumplan sus órdenes.
Es probable que en el mundo de fantasía de todo amante de las mascotas, su animal de compañía hable el mismo lenguaje que ellos. ¿Quién no querría un perro o un gato que pudiera expresarse con palabras? Claro, dada la insistencia de algunos de los perros más enérgicos, puede llegar a ser un poco agotador. Y el melodrama gatuno de antes del amanecer, expresando la necesidad urgente e inmediata de comida, alcanzaría cotas totalmente nuevas. Pero aún así.
Sin embargo, hasta que algún genio futurista invente una forma de que los humanos y sus mascotas entablen una conversación, tendremos que confiar en la vieja señalización no verbal. Y, como sabe cualquier dueño de una mascota, los animales son bastante buenos en esto.
Cuando se trata de perros, la investigación sobre la comunicación entre perros y humanos se ha centrado principalmente en la capacidad de los perros para entender los gestos de los humanos. Pero ahora un equipo de investigadores ha estudiado las cosas al revés: La capacidad de los perros para producir gestos que puedan ser entendidos por los humanos.
Trabajando con 37 perros en sus casas, los investigadores concluyen: «Nuestro estudio expone impresionantes habilidades gestuales en un mamífero no primate; especialmente cuando se considera en el contexto de la comunicación entre especies más que en el de la comunicación intraespecífica».
El equipo llevó a cabo la investigación en el contexto de los «gestos referenciales», acciones utilizadas por un señalador para atraer la atención del receptor hacia un objeto, individuo o acontecimiento específico del entorno. Los gestos referenciales son movimientos corporales no accidentales y «mecánicamente ineficaces que se repiten y elaboran hasta que provocan una respuesta específica de un destinatario».
En total, los perros propusieron 47 gestos referenciales potenciales, que los investigadores redujeron a 19 que tenían las cinco características de la señalización referencial. Como se describe en el estudio, son:
Girar sobre: Rodar sobre un lado del cuerpo y exponer el pecho, el estómago y la ingle
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Cabeza abajo: Sumergirse de cabeza debajo de un objeto o de un ser humano
Cabeza hacia delante: Mover la cabeza hacia delante y hacia arriba para dirigir un apéndice humano a un lugar específico del cuerpo
Posición de las patas traseras: Levanta las patas delanteras del suelo y ponte de pie sobre las traseras, sin que las patas delanteras se apoyen en nada
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Giro de la cabeza: La cabeza se gira de lado a lado en el eje horizontal, normalmente entre un humano y un aparente objeto de interés
Revuelta: Arrastra todo el cuerpo por el suelo con movimientos cortos, realizados mientras está en posición de volteo
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Pata trasera arriba: Levantamiento de una sola pata trasera mientras está tumbado sobre un lado del cuerpo
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Posición de la pata: Mantener una pata en el aire mientras se está sentado
Pasar por debajo: Mover todo o parte del cuerpo por debajo de un objeto o de un apéndice humano
Juguete deslizante: Sostén el juguete en la boca y lánzalo hacia delante, normalmente en dirección a un humano
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Salto: Salta hacia arriba y hacia abajo del suelo, de un humano o de un objeto, normalmente manteniéndose en un lugar
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Alcanzar con la pata: Colocar una sola pata o las dos debajo de otro objeto para recuperar un objeto de aparente interés
Nariz: Presionar la nariz (o la cara) contra un objeto o un humano
Lamida: Lamer un objeto o a un humano una vez o repetidamente
Patas delanteras puestas: Levantar las dos patas del suelo y apoyarlas en un objeto o humano
Descanso de la pata: Levantar una sola pata delantera y apoyarla sobre un objeto o un humano
Frotación de la cabeza: Consiste en frotar la cabeza contra un objeto o humano en el que se apoya el señalador
Mordisqueo: Consiste en abrir la boca y colocarla sobre el brazo de un humano mientras se muerde repetida y suavemente el brazo
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Pata: Levantar una sola pata delantera para tocar brevemente un objeto o a un humano
Los gestos se clasificaron por su «resultado satisfactorio aparente» (ASO). Los ASO estaban determinados por a) un deseo y b) que ese deseo se satisfaga. En otras palabras, el perro deseaba algo, hacía una señal y producía un resultado que daba lugar a la finalización del gesto. Al principio identificaron ocho ASOs, pero descartaron tres de ellos porque eran poco frecuentes; otro, «¡Juega conmigo!», también fue excluido ya que :algunos gestos utilizados durante el juego también se utilizan con otros significados en otros ASOs», señala el documento. Al final, trabajaron con los cuatro ASOs que se observaron con más frecuencia:
«¡Rascarme!»
«Dame comida/bebida»
«Abre la puerta»
«Coge mi juguete/hueso»
(Obviamente, los inevitables ojos de cachorro indican un «por favor», ¿verdad?)
Los autores señalan: «Nuestros resultados también revelaron que los perros recurren a una cartera de gestos referenciales para indicar una sola recompensa», lo que demuestra, dicen, que los perros pueden elaborar su gesto inicial cuando no se ha obtenido una respuesta adecuada del receptor.
Hannah K. Worsley / Sean J. O’Hara Worsley/CC BY 4.0
De nuevo, nada de esto puede sorprender a cualquiera que haya pasado tiempo con perros, pero parece importante que se aborde y codifique por la ciencia. Los animales no tienen voz y con demasiada frecuencia sufren miserablemente por ello. Imagina una granja industrial en la que todos los animales pidieran clemencia con palabras que entendiéramos claramente. Tendría que haber mucha más compasión. Cuanto más podamos comprender a los animales, ya sean perros u otras criaturas, tal vez nos volvamos más conscientes de su bienestar. Y mientras tanto… ahora sabemos cuándo el cachorro quiere su juguete.
El estudio, Eventos de señalización referencial entre especies en perros domésticos (Canis familiaris), se publicó en Animal Cognition.