Con la llegada del frío a nuestras vidas, es hora de intensificar la rutina de cuidado de la piel.
El frío en el exterior y los interiores calefactados suponen un doble golpe que deja la piel propensa a la sequedad. Nadie quiere una piel seca y con picores. Y aunque hay montones de productos comerciales que prometen una hidratación flexible, demasiadas cremas hidratantes hacen su trabajo con ingredientes sintéticos que nadie debería frotar en el órgano más grande del cuerpo. Ten en cuenta esto: La piel cubre un área de 21 pies cuadrados en el adulto medio y alberga más de 11 millas de vasos sanguíneos. ¿Quién quiere frotarse con destilados de petróleo y parabenos?
Las siguientes prácticas prometen calmar e hidratar, y cuando la ocasión lo requiera, mediante el uso de ingredientes suaves que quizá ya tengas a mano:
Tabla de contenidos
1. Sáltate la ducha caliente
Mucha gente disfruta de una humeante ducha caliente en un día frío. Tu piel no está de acuerdo. El agua supercaliente la reseca en exceso. Dúchate con agua tibia, y si usas jabón, asegúrate de que sea natural y el más suave que puedas encontrar.
2. Emplea grapas para exfoliarte
Puedes comprar un costoso bote de exfoliante de sal o azúcar para exfoliar -que elimina las células muertas de la piel y crea una piel fresca que puede absorber más fácilmente las cremas hidratantes- o puedes preparar rápidamente algunas fórmulas totalmente naturales en tu cocina por unos pocos céntimos.
3. Hidratar mientras está húmedo
Cualquiera que sea tu rutina de hidratación, hazla cuando acabes de salir de la ducha o del baño: las lociones están diseñadas para retener la humedad, así que facilita su trabajo utilizándolas cuando tu piel está más húmeda.
4. Báñate como Cleopatra
Según la leyenda, la rutina de cuidado de la piel de Cleopatra incluía baños de leche y miel. Las investigaciones han demostrado que la miel alivia e hidrata la piel, y también puede retrasar la formación de arrugas. Sin embargo, la idea de reclinarse en una voluminosa cuba de leche pura parece desagradable, en el mejor de los casos, y atrozmente derrochadora, en el peor. En su lugar, añade dos tazas de leche y un cuarto de taza de miel a un baño no muy caliente y date un remojón hidratante.
5. Enjabónate con miel y aceite de oliva
La miel tiene muchos beneficios de belleza que la convierten en una gran amiga del cabello y la piel; el aceite de oliva también. Mezcla una cucharada de miel con una cucharada de aceite de oliva y un chorrito de zumo de limón (un iluminador natural de la piel). Aplica esta loción en las zonas secas y déjala reposar durante 20 minutos. Retírala con una toallita caliente.
6. Prueba el Expreso de la noche a la mañana
Cuando la piel está especialmente seca, este tratamiento es insuperable. Date un baño largo y tibio antes de acostarte; lo suficientemente largo como para que los dedos de los pies y de las manos empiecen a arrugarse. Sécate a palmaditas e inmediatamente cúbrete de aceite: el aceite de oliva o el de coco son opciones apetecibles. Sea cual sea tu elección de aceite, extiéndelo por todo el cuerpo, ponte un pijama viejo que no te importe mucho y mándate a dormir. Despierta suave.
7. Date un baño de avena
La avena se ha utilizado para tratar la piel desde hace varios miles de años; e incluso la ciencia dice que es eficaz por sus propiedades hidratantes, limpiadoras, antioxidantes y antiinflamatorias, al tiempo que ofrece una incidencia mínima de irritación.
Para hacer un baño de avena: Mezcla 1 taza de avena seca (utiliza avena instantánea, rápida o de cocción lenta) en un procesador de alimentos o en una batidora hasta obtener un polvo fino. Esparce la mezcla en una bañera con agua corriente, dando vueltas con la mano unas cuantas veces para que se distribuya de forma homogénea y se deshagan los grumos del fondo de la bañera. Sumérgete en la bañera de 15 a 20 minutos, y sécate con palmaditas al salir. Dependiendo de lo seca que esté tu piel, puedes usar esto hasta dos veces al día, o más si tu médico está de acuerdo.
8. Bebe agua
Beber agua es crucial para una buena salud, pero las investigaciones sobre el efecto del agua en la hidratación de la piel aún no son concluyentes. Aun así, no hace daño, y debes mantenerte hidratado en beneficio de todo tu cuerpo.