Desde orinar en público hasta la cisterna compartida, he escrito mucho sobre todo lo relacionado con el retrete. Tanto, que durante un tiempo fui conocido como el corresponsal oficial de EconomiaCircularVerde.
Pero la orina se vuelve rancia después de un tiempo, así que me tomé un descanso y escribí sobre otras cosas.
Pero, por suerte, otros siguen la tradición. Y Shaun Wheatcroft, de RedShed, ha escrito un estupendo artículo en el que describe 10 formas estupendas de reciclar tu orina. (Sí, es un británico).
Desde orinar en el compost hasta hacer combustible (¡o agua potable!), algunas de estas cosas ya se han tratado antes. Pero también hay algunos usos nuevos. Al parecer, los antiguos espías romanos, por ejemplo, utilizaban el pis como tinta invisible, lo que dio origen a la frase «leer entre líneas». Otros usos incluyen la limpieza del pavimento de tu jardín, la renovación del color de tus muebles de jardín o la fabricación de pegamento para arreglar metales rotos.
Dudo que muchas de estas ideas vayan a ser adoptadas en masa (casi siempre que escribo sobre estas cosas, recibo invariablemente comentarios de gente asqueada que se indigna con nosotros, los sucios abrazaárboles), pero esa no es la cuestión. La cuestión es que la orina es un recurso útil que tratamos como un residuo peligroso. Y repensar su valor puede recordarnos que gran parte de lo que tiramos podría utilizarse para el bien si empezáramos a ser inteligentes con los residuos.
Además, no necesitamos que todo el mundo se convierta en hippies de vuelta a la tierra para empezar a beneficiarnos de esta sabiduría. Siempre y cuando se puedan superar los actuales defectos de diseño/problemas de educación de los usuarios, la corriente principal (¡perdón!) el ciclismo de orina puede aprovechar el poder de la orina sin pedir a los aprensivos que se ensucien las manos.
Es hora de tomarse en serio nuestros residuos corporales.