La jardinería de guerrilla es el acto de cultivar alimentos o flores en espacios públicos o privados descuidados. Aquí, «guerrilla» se refiere a la falta de autorización para cultivar en un espacio determinado, lo que hace que la jardinería de guerrilla sea ilegal en la mayoría de los casos.
Las motivaciones de los jardineros de guerrilla varían y a menudo se solapan. Muchos pretenden mejorar la calidad de vida de un barrio; otros quieren proporcionar alimentos a una comunidad necesitada; y otros plantan semillas como acto de protesta contra las prácticas y políticas de uso del suelo.
Aquí exploramos estas motivaciones dentro de la historia más amplia de la jardinería de guerrilla.
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Historia temprana de la jardinería de guerrilla
Mucho antes de que se utilizara el término «jardinería de guerrilla», la gente recuperaba tierras con fines agrícolas, ya fuera como declaración política o medioambiental. Dependiendo de quién sea el propietario de la tierra, los jardineros de guerrilla a lo largo de la historia podían ser vistos como héroes o como molestias.
En la década de 1960, la Universidad de California en Berkeley compró un terreno cerca del campus y arrasó las casas que había allí, con la intención de construir viviendas para estudiantes. En 1969, los activistas de los movimientos por la libertad de expresión y contra la guerra comenzaron a construir un parque en el terreno, plantando árboles y flores donados por miembros de la comunidad.
People’s Park -ahora un hito de la ciudad- nació, pero la lucha legal y política entre el uso de la universidad de su propiedad privada y el deseo público de un jardín y un parque continúa.
En la década de 1970, la jardinería de guerrilla se había convertido en un fenómeno mundial de esfuerzos, sobre todo urbanos, para recuperar espacios abandonados, a menudo centrados en la plantación de plantas autóctonas y en la mejora de las opciones alimentarias de las personas que vivían en desiertos alimentarios. El movimiento también ha estimulado el crecimiento de huertos comunitarios urbanos más convencionales y oficialmente autorizados, así como de otros movimientos de reforma alimentaria.
Prácticas de jardinería de guerrilla
La jardinería de guerrilla puede ser tan sencilla como arrojar «bombas de semillas» sobre las vallas que rodean un terreno baldío, como hacen la fundadora Liz Christy y sus Guerrillas Verdes desde principios de la década de 1970. Pero también puede implicar la recuperación de espacios y su transformación en huertos alimentarios destinados a alimentar a los residentes del barrio con inseguridad alimentaria.
El esfuerzo es mayor en el caso de los huertos alimentarios, ya que el suelo puede estar contaminado con plomo o ser inadecuado para la producción de alimentos. La organización de San Francisco Future Action Reclamation Mob (FARM) tuvo que retirar la tierra tóxica de uno de los terrenos que desarrolló antes de poder cultivar alimentos. Asimismo, el Colectivo Agroecológico Güakiá de Puerto Rico tuvo que llevar camiones de basura al vertedero local antes de poder establecer una granja agroecológica en un terreno abandonado.
Cuestiones legales
La jardinería de guerrilla es a menudo contra la ley, ya que implica la invasión de la propiedad de otros, incluso si el jardinero de guerrilla sólo dispersa la propiedad con semillas. Aunque los jardineros pueden pedir permiso al dueño de la propiedad de antemano, no siempre reciben respuestas positivas.
Distribuir cualquier alimento cultivado en la tierra sin una licencia o permiso también puede ser ilegal. En 2011, la organización comunitaria sin ánimo de lucro Raíces en la Ciudad puso en marcha un mercado agrícola, vendiendo productos que habían cultivado en un terreno vacío. Aunque tenían derecho legal a cultivar el terreno en el barrio de Overtown, en Miami, fueron acusados de vender ilegalmente fruta y mercancías, y tuvieron que regalar su inventario hasta que obtuvieron un permiso.
La jardinería de guerrilla y la justicia medioambiental
Las comunidades de primera línea y las comunidades de color tienen más probabilidades de vivir en islas de calor urbanas, zonas que carecen de cobertura arbórea y espacios verdes, lo que hace que los residentes estén más expuestos al calor. Con el calentamiento global, esas islas de calor pueden convertirse en amenazas aún más graves. En consecuencia, han surgido jardineros de guerrilla, con semillas en la mano, para recuperar la tierra y devolver su vitalidad a sus comunidades.
Entre las comunidades tribales, esto puede adoptar la forma de «repatriación de semillas«, replantando las tierras ancestrales recuperadas con semillas autóctonas y volviendo a las prácticas agrícolas indígenas. Para Black Star Farmers, un grupo de jardinería de guerrilla con sede en Seattle, la agricultura en tierras públicas «hace que se tome conciencia del desplazamiento de los pueblos negros e indígenas de color (BIPOC) de sus tierras»
La jardinería de guerrilla y la agricultura urbana también se utilizan para eliminar la asociación de la agricultura afroamericana con la esclavitud y la opresión. Tras convertir un patio de recreo vacío en un jardín comunitario, el programa Sustainable Seeds de HABESHA, con sede en Atlanta, cultiva las habilidades de liderazgo de los jóvenes a través de la agricultura sostenible, con el objetivo final de ver el trabajo a través de una lente de liberación y no de opresión.
En una época de creciente urbanización y agricultura industrial, la jardinería de guerrilla cuestiona las prácticas insalubres de la producción alimentaria moderna. Al mismo tiempo, esta práctica se utiliza a menudo para transformar espacios urbanos deteriorados, crear justicia medioambiental y devolver la naturaleza a un mundo urbanizado.