¿Cuál es la definición de capacidad de carga en biología?

La capacidad de carga biológica se define como el número máximo de individuos de una especie que puede existir en un hábitat de forma indefinida sin amenazar a otras especies de ese hábitat. Factores como el alimento disponible, el agua, la cobertura, las presas y los depredadores afectan a la capacidad de carga biológica. A diferencia de la capacidad de carga cultural, la capacidad de carga biológica no puede verse influida por la educación pública.

Cuando una especie supera su capacidad de carga biológica, la especie está superpoblada. Un tema muy debatido en los últimos años debido a la rápida expansión de las poblaciones humanas, algunos científicos creen que los humanos han superado su capacidad de carga biológica.

Determinación de la capacidad de carga

Aunque el término biológico se acuñó originalmente para describir cuánto podía pastar una especie en una porción de tierra antes de dañar permanentemente su rendimiento alimentario, se amplió posteriormente para incluir las interacciones más complejas entre las especies, como la dinámica predador-presa y el reciente impacto que la civilización moderna ha tenido en las especies autóctonas.

Sin embargo, la competencia por el refugio y el alimento no son los únicos factores que determinan la capacidad de carga de una especie concreta, sino que también depende de factores ambientales no necesariamente causados por procesos naturales, como la contaminación y las extinciones de especies de presa causadas por la humanidad.

Ahora, los ecologistas y biólogos determinan la capacidad de carga de las especies individuales sopesando todos estos factores y utilizan los datos resultantes para mitigar mejor la superpoblación de las especies -o, por el contrario, su extinción-, que podría causar estragos en sus delicados ecosistemas y en la red alimentaria mundial en general.

Impacto a largo plazo de la superpoblación

Cuando una especie supera la capacidad de carga de su nicho, se habla de superpoblación en la zona, lo que a menudo tiene resultados devastadores si no se controla. Afortunadamente, los ciclos vitales naturales y el equilibrio entre depredadores y presas suelen mantener estos brotes de superpoblación bajo control, al menos a largo plazo. 

A veces, sin embargo, una determinada especie se sobrepoblará, provocando la devastación de los recursos compartidos. Si este animal es un depredador, podría consumir en exceso la población de presas, lo que llevaría a la extinción de esa especie y a la reproducción sin trabas de su propia especie. A la inversa, si se introduce una criatura de presa, podría destruir todas las fuentes de vegetación comestible, lo que provocaría una disminución de las poblaciones de otras especies de presa. Lo normal es que se equilibre, pero cuando no es así, todo el ecosistema corre el riesgo de ser destruido.

Uno de los ejemplos más comunes de lo cerca que están algunos ecosistemas de esta destrucción es la supuesta superpoblación de la raza humana. Desde el final de la peste bubónica a finales del siglo XV, la población humana ha aumentado de forma constante y exponencial, de forma más significativa en los últimos 70 años.

Los científicos han determinado que la capacidad de carga de la Tierra para los seres humanos se sitúa entre 4.000 y 15.000 millones de personas. La población humana del mundo en 2018 era de casi 7.600 millones, y la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas estima que habrá un crecimiento adicional de 3.500 millones de personas para el año 2100.

Los seres humanos están en una posición en la que tienen que trabajar en su huella ecológica si esperan sobrevivir el próximo siglo en este planeta.

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