Agua, agua, en todas partes, ni una gota para beber?
En una de las ironías más desconcertantes de la vida humana en la Tierra, dependemos del agua para vivir, y sin embargo el 96,5% de toda el agua de la Tierra es agua de mar, que no podemos beber. ¿En qué nos hemos equivocado?
¿Pero qué pasa con las ballenas, los delfines, los leones marinos y otros mamíferos marinos? ¿Se dieron cuenta de esto un poco mejor que nosotros? Viven en el agua salada, pero ¿también la beben?
El biólogo marino Robert Kenney, de la Universidad de Rhode Island explica que se sabe que algunos mamíferos marinos toman ocasionalmente el agua salada, pero dependen de otras opciones. A menudo obtienen el agua que necesitan de los alimentos que consumen, muy inteligente. El New York Times escribe que pueden obtener agua baja en sal de la cena: «Las ballenas, por ejemplo, tienen los riñones especializados pero necesitan mucha menos agua que los mamíferos terrestres. Las ballenas obtienen el agua sobre todo de las pequeñas criaturas marinas, como el krill, que constituyen gran parte de su dieta».
Los mamíferos marinos también pueden producir agua no salada por sí mismos a partir de la descomposición metabólica de los alimentos, dice Kenney, ya que «el agua es uno de los subproductos del metabolismo de los carbohidratos y las grasas».
Aún así, los mamíferos marinos reciben mucha sal… y tienen formas de deshacerse de ella. El agua del mar es tres veces más salada que la sangre (de los invertebrados terrestres y marinos). Así que los animales marinos se deshacen de la sal extra produciendo una orina súper salada. Kenney explica que en algunas focas y leones marinos, por ejemplo, su orina contiene hasta dos veces y media más sal que el agua del mar y siete u ocho veces más sal que su sangre.
Algunas focas comen nieve para obtener agua dulce; por su parte, los leones marinos de California obtienen suficiente agua del pescado que comen y pueden vivir sin beber nada de agua dulce.
Y aunque se podría pensar que las aves marinas lo tienen más fácil, dado que su don de volar puede llevarlas fuera del mar y a fuentes de agua dulce, todavía tienen algunos trucos bastante ingeniosos en sus alas. Como explica The Times, «las aves marinas tienen unos órganos especiales llamados glándulas de la sal, situados encima de los ojos, que extraen el exceso de sal del torrente sanguíneo y lo excretan a través de las fosas nasales».
Será interesante ver si con el tiempo podemos empezar a adaptarnos al agua salada un poco mejor, sobre todo teniendo en cuenta que estamos arruinando nuestro suministro de agua dulce de forma tan magnífica. ¡Tal vez los humanos del futuro tengan órganos de extracción de sal sobre nuestros ojos! Pero mientras tanto, tal vez deberíamos cuidar el 3,5% de la preciosa agua dulce de la Tierra… no podemos ser todos ballenas y delfines.