Centrándose en la propia comida, la alimentación consciente podría ser la mejor dieta que existe
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Si el término «mindful eating» evoca imágenes de esbeltos angelinos con caros pantalones de yoga meditando sobre un plato de verduras crudas, no eres el único. Pero la verdad es que la alimentación consciente es mucho más que eso y, de hecho, yo sostengo que es una de las mejores dietas que existen.
De media, los estadounidenses pasan dos horas y media al día comiendo, según un informe del USDA; sin embargo, más de la mitad de ese tiempo lo pasamos haciendo otra cosa. Lo que lleva a comer sin pensar, y a «una falta de conciencia de los alimentos que consumimos, [que] puede estar contribuyendo a la epidemia nacional de obesidad y a otros problemas de salud», dice la Dra. Lilian Cheung, nutricionista y profesora de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
Mientras tanto, la alimentación consciente es la práctica de centrarse en los alimentos que consumes, desde lo que eliges en la tienda hasta cómo los comes realmente. La atención plena suele describirse como una sensación de estar plenamente presente y vivo en el momento. La alimentación consciente es la aplicación de esta idea al tiempo que pasas en la mesa.
Un número cada vez mayor de investigaciones está constatando que la alimentación consciente podría ayudar a resolver los problemas de peso y animar a la gente a alejarse de la comida procesada y a elegir opciones más saludables. No hay que contar los carbohidratos o las calorías, ni limitar esto o añadir aquello: sólo hay que dar un giro a la mentalidad, una estrategia que es mucho más fácil de mantener que pasar por el aro del circo de las dietas.
Aquí tienes por dónde empezar.
Tabla de contenidos
1. Come cuando tengas hambre (pero no esperes a estar famélico)
Puede que te lleve algo de práctica, pero es importante encontrar ese punto óptimo entre tener hambre y estar tan hambriento que quieras inhalar una comida. Escucha también a tu cuerpo y aprende la diferencia entre tener hambre física y hambre emocional. Por ejemplo, picar algo en el trabajo puede tener más que ver con el aburrimiento que con la necesidad de nutrientes.
2. Limita las distracciones
Esto no significa comer solo en silencio; la alimentación consciente puede ser una maravillosa experiencia compartida. Sólo significa que no comas delante de la televisión, mientras conduces, en el ordenador, en el teléfono, etc. Comer delante de la televisión (o de su equivalente en el ordenador) es prácticamente el pasatiempo nacional, pero piensa en lo fácil que es fomentar la alimentación sin sentido.
3. Come despacio, mastica bien
Comer despacio y masticar bien puede ser el consejo dietético nº 1 en los anales de los consejos para perder peso. Y con razón, ya que comer deprisa se ha asociado positivamente con el exceso de peso corporal. Se necesita un tiempo para sentirse lleno, y a menudo pasamos de ese punto al engullir la comida. ¿Cómo ralentizarlo? Toma pequeños bocados; mastica despacio y a fondo; deja el cubierto y/o toma un sorbo de agua entre bocado y bocado; usa la mano no dominante para comer… lo que sea necesario para canalizar tu pereza interior.
4. Deja que tus sentidos se deleiten
La mayoría de la gente asocia la comida con el sabor; y muchos comen sin pensar que incluso las papilas gustativas se quedan cortas. Pero comer es un regalo para más sentidos además del gusto. Aprecia los aromas (que ayudan a aumentar el sabor), disfruta de la belleza de las texturas y los colores, sé desvergonzado y come con los dedos para dar un poco de diversión a tu sentido del tacto. Al involucrar varios sentidos, toda la experiencia resulta mucho más satisfactoria.
5. Deja de comer cuando te hayas hartado
El problema de la comida sorprendente es que, por su propia naturaleza, puede ser difícil dejar de comer. Comer despacio te ayudará a sentirte lleno antes de comer demasiado, pero también es importante ser consciente del tamaño de las porciones y escuchar a tu cuerpo para saber cuándo empieza a decirte que ha tenido suficiente. Comer en exceso puede sentar bien en el momento, pero después es incómodo y, en general, no es saludable para el cuerpo. Con un poco de práctica, puedes encontrar el punto justo entre comer lo suficiente, pero no demasiado.
6. Compra con cuidado
Cronológicamente, las compras deberían ir en el primer lugar de la lista, pero en última instancia se trata de comer, así que considera el paso 6 más bien como un apéndice crucial, o un prólogo como epílogo, o algo así.
Comprar de forma consciente -comprar alimentos saludables producidos y envasados de forma sostenible- es una parte importante de la práctica. ¿Por qué comer con atención si compras sin pensar?
Una de las cosas que probablemente descubrirás sobre la alimentación consciente es que los alimentos integrales son más vibrantes y deliciosos de lo que les habías atribuido. Mientras tanto, cualquiera que realmente se concentre en la experiencia de comer, por ejemplo, una bolsa de aperitivos con sabor a queso de color naranja neón, puede encontrarlo todo un poco menos placentero, una vez que se tenga en cuenta el color impío, los dedos manchados, el extraño sabor falso, la preponderancia de la sal y otros rasgos desagradables. Empezarás a gravitar hacia alimentos más sanos; y cuando la alimentación consciente se convierta en una rutina, es posible que quieras extender esa conciencia más allá de tu plato y al mundo en general.
«Los principios de la atención plena se aplican también a la alimentación consciente, pero el concepto de alimentación consciente va más allá del individuo. También abarca cómo lo que comes afecta al mundo», dice Cheung. «Comemos por la salud total».
Lo que nos deja con una «dieta» que requiere poco más esfuerzo que pensar, hace maravillas para la mente, el cuerpo y el espíritu, y puede conducir a hábitos de compra que son mejores para el planeta… sin necesidad de costosos pantalones de yoga. ¿Qué más se puede pedir?