La próxima vez que veas una hormiga, cuenta sus patas porque puede que estés viendo realmente una araña. Y no se trata de un fenómeno raro: los científicos han descubierto que hasta 300 especies de arañas de todo el mundo imitan a las hormigas.
Arañas como la Myrmarachne melanotarsa, una araña saltadora, se junta con las hormigas y adopta su comportamiento para pasar desapercibida, y lo hace para ahuyentar a los depredadores. Esto puede parecernos contradictorio, ya que hay más gente con aracnofobia que con mirmecofobia (fobia a las hormigas), pero resulta que muchas arañas y depredadores de arañas tienen miedo a las hormigas.
«Las hormigas son muy peligrosas para los artrópodos», dijo Ximena Nelson, de la Universidad de Canterbury, a Discovery News. «Muchas hormigas contienen ácido fórmico, que pueden utilizar para defenderse lanzando un chorro sobre posibles depredadores, causando un daño considerable».
Estas estrategias, seleccionadas por la evolución a lo largo del tiempo, no son como la mayoría de las formas de mimetismo animal, en las que un animal puede imitar temporalmente un sonido o camuflarse. «
«Cada morfo que se parecía más a las hormigas fue seleccionado y los morfos que no se parecían a las hormigas fueron seleccionados en contra», añadió Nelson.
Así que para muchas arañas, disfrazarse de hormiga es la estrategia de defensa perfecta. Utilizan sus patas delanteras como antenas de mentira, pelos reflectantes para parecer brillantes y una cintura falsa.
Pero para algunas especies de arañas, el disfraz de hormiga es ideal para acercarse sigilosamente a una hormiga desprevenida y comérsela. Estas arañas tienden a atacar a las hormigas perdidas para no ser atacadas por una masa de hormigas. Algunas arañas utilizan su aspecto de hormiga para dar la vuelta a la tortilla a sus depredadores y darse un festín con sus huevos.
Así que el disfraz no sólo es una buena forma de no ser comido, sino que también es útil para llevar a cabo un ataque sigiloso.
