Los fiordos no son sólo gargantas preciosas. También son una parte importante del ciclo global del carbono, según un nuevo estudio, ya que absorben más que su parte del exceso de carbono que podría alimentar el cambio climático.
Un fiordo es una entrada oceánica profunda, estrecha y alargada formada por un glaciar. Los fiordos cubren menos del 1% de la superficie total de la Tierra, pero retienen 18 millones de toneladas métricas de carbono cada año, según un nuevo estudio publicado en la revista Nature Geoscience.
Eso supone el 11% del carbono total absorbido por los sedimentos oceánicos en todo el mundo, lo que significa que el ritmo de enterramiento de carbono de los fiordos es aproximadamente el doble del ritmo medio del océano. También sugiere que estos pintorescos valles desempeñan un papel más importante de lo que pensamos en la amortiguación del planeta frente al cambio climático provocado por el hombre.
El proceso comienza con las plantas, que absorben el dióxido de carbono del aire para ayudarlas a crecer. Parte de este carbono puede volver al aire cuando una planta muere, pero otra parte también se entierra en el suelo o es arrastrada a los ríos. Los fiordos son excelentes para el almacenamiento de carbono porque canalizan gran cantidad de agua fluvial rica en carbono hacia depósitos profundos y tranquilos con bajos niveles de oxígeno, que impiden que las bacterias liberen el carbono en el aire.
Entre las edades de hielo, los fiordos impiden que el carbono fluya hacia la plataforma continental, bloqueando así la liberación de CO2 en el aire que contribuye al cambio climático. Pero cuando los glaciares empiecen a avanzar, este carbono probablemente será empujado hacia el exterior y la producción de CO2 repuntará.
«En esencia, los fiordos parecen actuar como un importante lugar de almacenamiento temporal de carbono orgánico entre periodos glaciares», afirma la coautora del estudio, Candida Savage, científica marina de la Universidad de Otago de Nueva Zelanda, en un declaración sobre la investigación. «Este hallazgo tiene importantes implicaciones para mejorar nuestra comprensión del ciclo global del carbono y del cambio climático».
Los investigadores comprobaron la cantidad de carbono almacenado en los sedimentos del fondo de cuatro fiordos de Nueva Zelanda, y combinaron esos datos con 573 muestras de sedimentos superficiales y 124 núcleos de sedimentos de fiordos de todo el mundo. Sus resultados sugieren que los fiordos son «uno de los principales puntos calientes del océano para el enterramiento de carbono orgánico, según la masa de carbono enterrado por unidad de superficie», escriben los autores del estudio.
«La cantidad total de carbono orgánico enterrado anualmente en los fiordos sólo se supera en los sedimentos del margen continental», escribe el geoquímico de la Universidad de Washington Richard Keil, que no participó en el estudio, en un comentario para Nature Geoscience. «A pesar de ser pequeños, los fiordos son poderosos».
Este estudio arroja una importante luz sobre el papel de los fiordos en el cambio climático, pero aún nos queda mucho por aprender. Los fiordos de Alaska parecen absorber más carbono que los de otras partes del mundo, por ejemplo, y los científicos aún no saben por qué. Más investigaciones podrían revelar qué aspectos de los fiordos los hacen mejores para acumular carbono, y así ayudarnos a comprender el papel que desempeñan en la regulación del ciclo del carbono de la Tierra.
Sin embargo, como señala Keil en una entrevista con la revista Nature, «no es ni mucho menos suficiente para compensar lo que los humanos están haciendo para cambiar el ciclo»
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