La planta más solitaria del mundo es una reliquia de la era de los dinosaurios

Si quieres saber cómo podría haber sido caminar bajo el dosel durante la Era de los Dinosaurios, haz una visita al Jardín Botánico de Durban, en Sudáfrica, y pasea bajo este árbol. Se trata de un clon del árbol más raro y, algunos dirían, más solitario del mundo, derivado de un único espécimen encontrado en 1895 que no tiene pareja superviviente, informa NPR.

La planta – Encephalartos woodii – es un tipo de cícada, que forma parte de un antiguo linaje que estuvo entre los tipos de plantas más numerosos de la Tierra. Bosques de ellas cubrían el globo, y los dinosaurios caminaban entre sus troncos, los mordisqueaban y probablemente encontraban consuelo a su sombra. Aunque se parecen a las palmeras o a los grandes helechos, en realidad sólo tienen un parentesco lejano con ambos.

Eran históricamente diversas, pero las cícadas que han sobrevivido hasta los tiempos modernos son reliquias escasas, que han tenido que competir con linajes de plantas más modernas, por no mencionar que han tenido que soportar cinco grandes extinciones. Cuando ese ejemplar solitario de E. woodii se encontró por casualidad en 1895, podría haber sido el último de su especie en la Tierra.

El principal problema de E. woodii es que es dioica, lo que significa que debe tener una pareja para reproducirse. Muchas plantas tienen partes masculinas y femeninas, pero esta planta no. El ejemplar de 1895 era macho y, a pesar de los esfuerzos de científicos y exploradores, nunca se ha encontrado una hembra.

La buena noticia es que, aunque la planta no puede reproducirse sin pareja, puede clonarse. Así que hoy en día quedan varios ejemplares en los jardines botánicos de todo el mundo derivados de los tallos de esa planta original. Periódicamente brotan grandes y coloridos conos, ricos en polen. Pero sus esfuerzos son inútiles; no hay semillas que puedan fecundar.

«Seguramente se trata del organismo más solitario del mundo», escribe el biólogo Richard Fortey, «que envejece solo y está destinado a no tener sucesores. Nadie sabe cuánto tiempo vivirá».

La planta original encontrada en 1895 ha perecido desde entonces, aunque sus clones siguen vivos. Y donde hay vida, quizá haya esperanza. Como se dice, la vida encuentra un camino. Es decir, hasta que no lo hace.

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