En el cuento «Los tres cabritos gruñones», un trío de cabras debe cruzar un puente para llegar a un prado de hierba. Sin embargo, bajo ese puente vive un trol que amenaza con engullirlas al pasar. Consiguen pasar a hurtadillas porque la tercera cabra es lo suficientemente fuerte como para derribar al trol del puente.
Esta versión moderna de la historia tiene un giro diferente: dos cabras se alejan de su granja y deciden cruzar el río Mahoning por las vigas de soporte del puente de la carretera interestatal 376 en el condado de Lawrence, Pensilvania. No había ningún troll, y no había muchas posibilidades de que hubiera más hierba al otro lado. Sin embargo, existía la posibilidad de una caída de 109 pies si una de las cabras pisaba el camino equivocado.
Las dos cabras se habían escapado de una granja cercana. De alguna manera, evitaron ser detectadas hasta las 10 de la mañana, hora local, del 2 de abril. Los policías del estado de Pensilvania observaron al dúo caminando por las vigas de soporte del puente, según dijo Rosanne Placey, portavoz de la Comisión de Autopistas de Pensilvania, que opera ese tramo de la I-376, al Pittsburgh Post-Gazette.
Salvar a las cabras implicó la coordinación entre la Pennsylvania Turnpike y el Departamento de Transporte de Pensilvania (PennDOT). Se encargó a PennDOT una grúa espía -utilizada para inspeccionar los laterales y la parte inferior de los puentes-, junto con dos empleados, para asegurar las cabras en el cubo de la grúa.
Pero una de las cabras tenía otros planes.
Según Placey, la primera cabra estaba más que contenta de que la cogieran y la metieran en el cubo, pero la otra no estaba interesada y volvió a la tierra firme por su cuenta.
«Siguieron a esa con la grúa, para asegurarse de que no se cayera», dijo.
Y no se cayó, lo que no es de extrañar para una cabra de pies firmes. Ambas cabras volvieron a su casa, sanas y salvas, según Placey, con una historia que contar y nuevas aventuras que planear.