Entrevista con Gaetano Leone, coordinador del Plan de Acción para el Mediterráneo

“La economía circular debe ser un elemento central de nuestras estrategias y de nuestras políticas”

Gaetano Leone es el Coordinador del Plan de Acción del Mediterráneo del PNUMA-Secretaría del Convenio de Barcelona, con sede en Atenas, Grecia, desde junio de 2014.- Tiene una amplia y diversa experiencia en asuntos políticos e interorganizacionales, procesos intergubernamentales, liderazgo y gestión, y asociaciones, especialmente en el campo del desarrollo sostenible.

Gaetano Leone se graduó en Ciencias Políticas y se especializó en Relaciones Internacionales. En 1988, después de tres años como gerente en el sector privado, se unió a las Naciones Unidas. Desde entonces, ha tenido responsabilidades en varios países africanos y europeos, y en los Estados Unidos. Ha desarrollado trabajos para varios organismos y programas de las Naciones Unidas (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD, Unicef, ONU-Habitat y actualmente el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente-PNUMA). De 2010 a 2014, fue subsecretario del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC).

El Convenio de Barcelona tiene más de 40 años. ¿Es un instrumento aún válido para la protección del Mediterráneo a día de hoy?

El Convenio de Barcelona para la protección del Mar Mediterráneo contra la contaminación se firmó en la década de 1970 y en ese momento la protección del medio ambiente se centraba en reducir la contaminación, pero gradualmente comenzó a expandirse con una serie de protocolos. La Convención fue enmendada en 1995 para incorporar las ideas de desarrollo sostenible que surgieron de la Convención de Río de Janeiro en 1992. Creo que es un instrumento que se ha adaptado bien a nuestro tiempo. También creo que el compromiso de los firmantes no ha disminuido, más bien ha aumentado. En 2008 incorporamos un último protocolo de la Convención centrado en la gestión integrada de las zonas costeras. Pienso que la Convención cumple con las aspiraciones de las partes hoy.

¿Cómo se garantiza que las partes cumplan con sus obligaciones?

Este es un tema muy importante porque tiene que ver con la naturaleza de la Convención como tratado de las Naciones Unidas y con las cuestiones de observancia y cumplimiento. Esta naturaleza también se manifiesta en el hecho de que las partes en el tratado (los estados) deben incorporar en su propia legislación y en su acción los compromisos del tratado. En cualquier caso, existe un mecanismo de cumplimiento en el Convenio de Barcelona y si una parte no cumple con sus obligaciones, existe un procedimiento con una serie de pasos destinados a poner ese estado, por así decir, en una posición de cumplimiento. La voluntad política de cooperar se convierte en un aspecto fundamental. Los estados que se han comprometido no quieren verse en una situación de incumplimiento.

En el Mediterráneo hay una fuerte línea divisoria entre el Norte y el Sur. Esta cercanía y, al mismo tiempo, la distancia entre dos mundos, ¿ha sido un problema según su experiencia?

En primera instancia, podrían verse dos mundos, norte y sur, con las connotaciones asociadas a cada uno de ellos. Pero si se lleva a cabo un análisis más detallado de la realidad, veremos que la diversidad es mucho mayor: cada país tiene su visión, su diferente grado de desarrollo político, económico y cultural, acceso a la educación, etc. Esta diversidad es un desafío, pero la historia nos enseña que también es una oportunidad. Permítame un ejemplo: tal vez una directiva de la UE no puede tener validez legal en todo el Mediterráneo, pero en el marco de la convención podemos tratar de influir para que el espíritu de la norma y sus aspectos más destacados lleguen a toda la región. Creo que hay un gran interés tanto del norte como del sur del Mediterráneo para estar juntos en un proyecto común. Otra razón para el éxito del Convenio de Barcelona ha sido la prevalencia del diálogo más allá de las situaciones políticas difíciles -incluso de la guerra. Cuando hablamos del medio ambiente en el Mediterráneo no estamos discutiendo sobre ideologías políticas, sino de algo que va más allá y que es muy fundamental para la supervivencia de todos. De la misma manera, creo sinceramente que todos los países que comparten el Mediterráneo tienen algo que aprender de los demás.

No hay duda de que el Mar Mediterráneo es un punto caliente de contaminación marina, ¿tenemos datos precisos de por qué esto es así?

No se puede negar, por supuesto, que el Mediterráneo es un punto caliente.  Aún tenemos grandes lagunas que completar en relación con la investigación científica para saber mejor lo que está sucediendo: existen datos de algunas áreas, pero no de todas. En cualquier caso, sabemos lo suficiente para afirmar que el Mediterráneo es uno de los mares más contaminados, por sus características geomorfológicas y por las presiones humanas que recibe: crecimiento de la población, turismo, actividades y navegación marítima. El 30% del transporte marítimo mundial pasa por este mar. Dentro de la basura marina, los plásticos tienen un papel muy importante y, por ejemplo, el mar Adriático se considera uno de los mares con mayor densidad de microplásticos en todo el planeta. Desde el comienzo de la Convención tenemos un protocolo para la contaminación procedente de fuentes terrestres y creo que hemos progresado mucho en este sentido por dos razones: la ayuda de la evolución tecnológica y el compromiso de las partes.

¿El plástico genera demasiados problemas?

Como ya he indicado, una buena parte de la basura marina es plástico. Esta basura también se encuentra en el fondo del mar en la mayoría de los lugares, como en la costa cercana a Marsella, en grandes concentraciones. No quiero criminalizar el plástico porque es un material fundamental de nuestra civilización, gracias a lo cual es posible progresar en muchas áreas, pero tenemos muchos aspectos para mejorar, especialmente con respecto al diseño, la producción y los patrones de consumo de plásticos, que no son sostenibles. Creo que este es el mayor desafío que tenemos, un desafío que es sistémico y que debe afrontarse sin demora.

La industria del plástico está adoptando diversas iniciativas en todo el mundo y promoviendo alianzas para mejorar el ciclo de vida de la gestión del plástico. ¿Cuál es su opinión sobre ello?

Creo que el sector privado está más comprometido que nunca para mejorar la situación. Si somos parte del problema, tenemos la responsabilidad de encontrar la solución. Valoro muy especialmente el compromiso de Plastics Europe con este tema. Hay un gran ejemplo del valor y la importancia de la actitud proactiva que la industria ha tenido en muchos asuntos ambientales históricamente. Este es el Protocolo de Montreal para la protección de la capa de ozono que entró en vigor en 1989. Sin duda es una historia de éxito de las Naciones Unidas, pero fue posible gracias a que la industria desarrolló nuevos productos que cambiaron el impacto en la capa de ozono.

Por ahora, la situación del Mediterráneo no parece mejorar…

No podemos buscar excusas para abandonar los esfuerzos. El énfasis debe estar en prevenir. Debemos frenar la gran cantidad de plásticos que llegan al mar. La tecnología tiene que ser nuestro principal aliado porque, como se ha demostrado en muchos campos, las soluciones siempre llegan, y por eso es tan importante que persistamos en actitudes constructivas.

¿La gran solución es la economía circular, con el cambio económico que implica?

Si, absolutamente. Creo que puede marcar la diferencia en el futuro. Sé que en este momento puede parecer muy teórico, muy debatible, y cada uno tiene su propia idea, pero en esencia, la economía circular se basa en la sostenibilidad. Por lo tanto, es un elemento que debe ser central para nuestras estrategias y nuestras políticas. Creo que la combinación de la conciencia de la industria y de las autoridades contribuirá a que lo que ahora es conceptual termine transformándose en acción. La economía circular tiene la capacidad de generar nuevas riquezas y beneficios, y cuando este aspecto se perciba con total claridad, entraremos en un ciclo positivo de progreso. Eso sí, no sucederá en un solo día.

¿Tenemos demasiadas contradicciones en nuestras actitudes y nuestra responsabilidad con el medio ambiente?

Hay una gran paradoja en una botella de agua de plástico: tenemos en nuestras manos un contenedor que está diseñado para durar siglos y cuando bebemos el agua que contiene en 10 minutos. El final de la vida debe ser considerado por el diseño. Otra paradoja es que los humanos hemos adquirido la capacidad máxima de dañar el medio ambiente y, al mismo tiempo, hemos inventado el concepto de sostenibilidad. Podemos hacerlo mucho mejor sin una duda alguna.

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