La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) ha avanzado el borrador de su nueva Estrategia Local de Economía Circular, con la que pretende dar una solución a todas las autoridades locales y regionales que comprende para alcanzar conjuntamente los compromisos adquiridos en el marco de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
El documento sigue los mismos pasos que el Plan de Acción 2018-2020 para España, elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica con el fin de establecer un modelo de desarrollo económico más moderno y sostenible, así como promover la reducción de la generación de residuos y la concienciación sobre un uso más eficiente de los recursos naturales.
Como es lógico, la Estrategia Local también intenta alinearse con los objetivos de la Agenda Urbana Española (AUE) del Ministerio de Fomento, en cuyos 10 objetivos se incluye la necesidad de un uso sostenible de los recursos para ayudar al desarrollo de la economía circular a través del ahorro de energía, materiales y agua, y mediante la promoción de la reducción de los residuos y el aumento del reciclaje.
Así, el texto de la FEMP incluye una serie de recomendaciones prácticas enfocadas a las entidades locales para agilizar la adopción e implementación de los principios más importantes de la economía circular.
Luis Enrique Mecati, Subdirector de Medio Ambiente de la FEMP, señaló en el Congreso Nacional del Medio Ambiente de 2018 (Conama) que “tenemos que seguir el camino del desarrollo sostenible, pero para conseguir los objetivos marcados en la Agenda 2023 y en la Agenda Urbana de España las entidades locales necesitan los recursos necesarios”.
El Modelo de Estrategia Local de Economía Circular de la FEMP engloba las 25 medidas tomadas en los siguientes cuatro puntos:
- Gestión del consumo del agua
- Sostenibilidad de los espacios urbanos
- Minimización de los recursos naturales y los espacios
- Conductas saludables
Tabla de contenidos
Gestión del consumo del agua
En lo referente a la gestión del consumo del agua proponen incrementar la red de abastecimiento y saneamientos, promover la reutilización del agua, así como fomentar la gestión sostenible del drenaje pluvial e impulsar la reutilización de recursos derivados de la gestión del agua.
Sostenibilidad de espacios urbanos
En el bloque para la sostenibilidad de los espacios públicos, sugieren un modelo que promueva la compacidad, la regeneración y la resiliencia urbana. Apoyan la eficiencia y el ahorro energético en las zonas inmobiliarias así como ordenar el espacio para favorecer y fomentar la movilidad baja en carbono.
Minimización de los recursos naturales y los espacios
En cuanto a la reducción de los recursos naturales la FEMP plantea una serie de medidas entre las que destaca la elaboración de un programa de prevención y gestión de residuos municipal o supramunicipal, así como motivar la prevención en la generación de residuos, promover la reutilización y la reparación, fomentar la segregación en origen y una serie de propuestas con el fin de optimizar la gestión de los puntos limpios e impulsar la circularidad en el tejido empresarial.
Conductas saludables
Por último, en el apartado de espacios y conductas saludables destaca el desarrollo rural sostenible. Propone la promoción del urbanismo para la salud así como impulsar los hábitos saludables, el consumo responsable y la disminución del desecho alimentario.
La Declaración de Sevilla y la economía circular
Seguir construyendo nuestro futuro sobre un modelo económico basado en el “cojo, fabrico y tiro” (del inglés “take, make, dispose”) ya no tiene futuro y una clara respuesta son los acuerdos pactados como la Declaración de Sevilla o la nueva La Estrategia de Economía Circular de la FEMP.
La economía circular en una alternativa al modelo de desarrollo lineal y da una solución a la crisis ambiental que estamos sufriendo, especialmente, en este siglo. Es un modelo de desarrollo económico que pone en valor el buen uso de los materiales así como de los productos que se ponen en el mercado, mediante la optimización de los recursos y minimización del impacto ambiental derivado de su extracción, tratamiento y deshecho.
Y es que los problemas medioambientales no sólo se están combatiendo desde los gobiernos nacionales u organismos internacionales —como la Unión Europea—sino que también las ciudades y los pueblos están tomando partido (e incluso liderazgo) en esta nueva corriente económica, y la Declaración de Sevilla es un claro ejemplo.
Se trata de un acuerdo en el cual los municipios se comprometen a llevar a cabo una serie de medidas entorno a la economía circular. Entre otras: la promoción de un modelo de desarrollo sostenible, el incremento de sus esfuerzos por reducir los impactos ambientales, climáticos y sobre la salud de las personas, el desarrollo de estrategias locales que impulse el vertido cero así como la reducción de los desperdicios alimentarios y el fomento del ecodiseño, además de fomentar la cooperación entre administraciones y desarrollar y compartir buenas prácticas entre las ciudades.