Cómo evitar la desaparición de las abejas

Asegurar la supervivencia de las abejas es esencial para salvaguardar nuestro propio futuro, ya que de ellas depende buena parte de la producción de alimentos que necesitamos en nuestro día a día.

Su desaparición no sólo implicaría quedarnos sin miel, sino potencialmente sin el 60% de las frutas y verduras que consumimos e, incluso, sin alimento suficiente para mantener al ganado, lo que terminaría por comprometer del todo nuestra seguridad alimentaria.

Estos insectos son imprescindibles para la estabilidad de los ecosistemas. Según la FAO, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cerca del 75% de los cultivos hortofrutícolas dedicados a la alimentación humana dependen de polarizadores como las abejas, las aves y los murciélagos, entre otras especies.

Son, sin embargo, una de las especies animales más amenazadas por la actividad humana. Sobre todo, por el cada vez mayor uso de productos químicos y pesticidas en la agricultura —mientras que la producción agrícola se industrializa para satisfacer la creciente demanda de carne en el mundo—, así como por la pérdida de hábitat y por la crisis climática.

Por ejemplo, los fertilizantes que se emplean en la agricultura favorecen las praderas de hierba homogéneas (sin las plantas de flores y leguminosas que muchas especies de abeja necesitan para nutrirse).

De modo que hoy, sólo en Europa, casi una de cada diez especies de abejas salvajes están al borde de la extinción, según calcula la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el organismo internacional encargado de monitorear el estado de conservación de las especies y que calibra el tamaño poblacional de cada una en su famosa Lista Roja. En la última década, según sus datos, se ha perdido cerca de un 30% de la población de abejas en el Viejo Continente.

En concreto, sobre la especie Bombus reinigiellus (Megabombus), endémica en España, la UICN avisa de las amenazas que plantea, por ejemplo, el desarrollo de la infraestructura turística. “Las pequeñas poblaciones y el estrecho rango de distribución amenazan la diversidad genética a través de los efectos de cuello de botella”, señalan en su web, y agregan que “como la especie ya está limitada al nivel más alto de una montaña aislada, el cambio climático podría llevar a la especie al borde de la extinción”.

Todavía hay tiempo, en cualquier caso, y las maneras en que se puede favorecer la conservación de las abejas son varias.

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Di no a los pesticidas y herbicidas

Como a menudo sucede, una de las maneras más eficaces de aportar nuestro esfuerzo a la causa es también la más sencilla: el consumo. Dar preferencia a unos alimentos respecto a otros —por ejemplo, a los ecológicos frente a los convencionales— es una decisión política y con un impacto positivo mucho mayor de lo que solemos pensar. Para bien o para mal, las tendencias del mercado las marcan los propios consumidores. De forma que la demanda termina incidiendo en la oferta. Así, si cada vez más gente se niega a consumir productos cultivados con pesticidas o herbicidas, se formará una mayor masa crítica que derivará en cambios en el mercado.

Por supuesto, desde el lado de la producción, la opción más evidente es la de dejar de lado estos productos y apostar por una agricultura y una jardinería libre de químicos.

Reforesta

No es algo muy sabido, pero las abejas obtienen la mayoría de su néctar de los árboles. “Cuando un árbol florece, proporciona cientos, si no miles, de flores para alimentarse”, explican desde la organización The Bee Conservancy. “Los árboles no sólo son una gran fuente de alimento para las abejas, sino también un hábitat esencial. Las hojas de los árboles y la resina les proporcionan material para anidar, mientras que las cavidades naturales de la madera son excelentes refugios. Con la deforestación y el desarrollo en aumento, puedes ayudar a reforzar los hábitats de las abejas cuidando los árboles y uniéndote a las fiestas de plantación de árboles en tu zona”, aconsejan desde la organización.

Apoya a los apicultores y apicultoras

En la sostenibilidad hay dos reglas fáciles que recordar: Siempre mejor si es ecológico y siempre mejor si es local. La apicultura consiste en la crianza de abejas en colmenas. Las personas que se dedican a esta tarea ponen su empeño y cuidado en hacerlo lo mejor posible y mantener intactas las poblaciones de abejas. Por ello, consumir miel de apicultura ecológica contribuye a proteger la vida de estos animales esenciales, también, para la vida humana.

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