El Valle Central de California es conocido por sus extensas tierras de cultivo, donde se cultiva una gran parte de los alimentos de nuestro país. Pero entre los observadores de aves, también es conocido como una importante autopista para aves migratorias. Durante los meses de invierno, los kilómetros de campos, y los pocos humedales que quedan, se llenan de cientos de especies de aves -desde aves acuáticas hasta aves costeras-, incluida una espectacular y antigua ave, la grulla de los pantanos.
La grulla cenicienta es una especie prehistórica; un fósil se remonta a hace 2,5 millones de años, lo que hace que la especie sea más antigua que muchas de las especies vivas actuales de aves. Alcanzan una altura de unos cuatro pies y tienen una envergadura de siete pies. También son conocidos por sus danzas de cortejo, en las que dos pájaros se enfrentan y saltan en el aire con las alas desplegadas. También se inclinan, llaman y lanzan trozos de hierba y maleza al aire como parte de la actuación de cortejo.
Crucial para la supervivencia de las aves -e igualmente antigua- es la Vía Migratoria del Pacífico, la ruta migratoria que siguen muchas especies de aves desde sus hogares de verano en Siberia, Canadá y Alaska hasta las regiones del sur de Norteamérica o incluso más al sur. El Valle Central de California se encuentra en el corazón de la ruta migratoria, actuando como una parada vital de descanso y zona de invernada para muchas de estas especies.
«Los humedales de California albergaban cada invierno entre 40 y 80 millones de aves acuáticas. A medida que la población se trasladó a California, el 95 por ciento de los humedales se convirtieron en tierras de cultivo, ciudades y otros usos», según Nature.org.
El Valle Central es uno de los lugares en los que la conversión de humedales en tierras de cultivo ha tenido efectos devastadores para las aves migratorias, especialmente para la grulla cenicienta.
«Las grullas cenicientas fueron antaño criadores habituales en todo el oeste intermontañoso, invernando principalmente en el Valle Central de California. Sin embargo, sus poblaciones disminuyeron drásticamente como resultado de la caza no regulada y la pérdida de hábitat durante el asentamiento de la región», escribe Audubon. «Se extinguieron como reproductores en Washington en 1941, cuando se calcula que sólo quedaban unas 150-200 parejas en Oregón. En California, la población reproductora se redujo a menos de cinco parejas en la década de 1940».
La buena noticia es que, gracias a los esfuerzos de conservación, la población de grullas cenicientas ha aumentado, y en el año 2000 se calcula que había 465 parejas criando en California. Una razón importante de esta estabilización y tímido repunte de la especie es el trabajo que Audubon y otros grupos conservacionistas han realizado con ganaderos y agricultores para hacer de los terrenos privados un lugar seguro para las aves que invernan.
Las grullas son especialmente sensibles a la pérdida de hábitat porque se posan por la noche en humedales poco profundos, pero se alimentan durante el día en campos agrícolas, y normalmente no recorren más de tres kilómetros para ir de uno a otro. Por tanto, es necesario encontrar zonas de descanso y alimentación adecuadas bastante cerca unas de otras. Aunque los progresos han sido lentos, los conservacionistas y los agricultores han logrado algunos avances en la formación de una red de terrenos gestionados donde las grullas cenicientas mayores y menores pueden alimentarse y posarse.
«Desde 2008, Audubon ayudó a conseguir dos servidumbres de conservación en el noreste de California para proteger ranchos con pastos de regadío que sirven de apoyo a las grullas cenicientas», afirma Audubon. «Como parte de la Asociación para la Conservación de las Aves Migratorias, Audubon tiene la oportunidad de emprender acciones específicas dirigidas a la conservación de la grulla cenicienta en el valle. Trabajando con estos socios, Audubon está aumentando la cantidad de tierras de cultivo en el Valle Central que se gestionan específicamente para las grullas cenicientas.»
La Reserva del Río Consumnes y la Reserva Ecológica de Woodbridge son dos ejemplos de reservas asentadas en medio de tierras de cultivo, donde se pueden ver grullas y una miríada de otras aves migratorias.
La conversión de los humedales en tierras de cultivo es un problema para las grullas, pero no el único. Al ser un ave de humedal, son sensibles a la escasez de agua y a la sequía. El cambio climático, la mala gestión de los recursos hídricos y la pérdida de hábitat son piezas del gran panorama que afecta a esta especie. Pero el hecho es que las aves necesitan ahora las tierras de cultivo para sobrevivir.
«Más de 200 especies de aves de California dependen de los hábitats agrícolas al menos para una parte de su ciclo vital anual… Millones de aves acuáticas descansan y se alimentan en los humedales que proporcionan los campos de arroz inundados en invierno en el Valle del Sacramento y se calcula que el 70 por ciento del alimento necesario para mantener a los más de 5 millones de aves acuáticas que invernan en el Valle Central cada año se produce en tierras agrícolas privadas», dice Audubon.
Si quieres ver las poblaciones de grullas de California, puedes buscar oportunidades de visita con el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California. Y también puedes programar tu visita en torno al Festival de la Grulla Cenicienta que se celebra anualmente en Lodi, California.
